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Alejandro Villagómez

¿Ha tocado fondo la crisis?



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    16 de abril de 2009

    En las circunstancias actuales es importante tomar con cautela los reportes de cifras e indicadores
    alejandro.villagomez@cide.edu
    Diversos indicadores que han sido publicados recientemente en Estados Unidos y en México han llevado a sugerir a algunos analistas y autoridades que la crisis ha tocado fondo y estaremos iniciando el camino hacia una recuperación, aunque lenta. Creo que vale la pena una pequeña reflexión al respecto.

    En primer lugar insisto en tener cuidado en separar los dos componentes de la crisis mundial actual: el financiero y el que corresponde a la economía real. El principal elemento que caracteriza al primero en este momento es el deterioro en las hojas de balance de los intermediarios financieros y la situación de insolvencia en muchos casos. Atrás de este fenómeno se encuentra de manera relevante (aunque no exclusivamente) la disminución de precios en el mercado inmobiliario estadounidense, que afecta al mercado crediticio y a todo instrumento estructurado vinculado a éste. De aquí se pueden derivar todos los demás fenómenos observados y en donde destaca la fuerte aversión al riesgo en los inversionistas, la pérdida de confianza y la búsqueda de instrumentos altamente líquidos y de calidad (bonos de Tesoro de EU). La crisis en la economía real es producto del primer componente, pero adquiere su propia dinámica al producirse un desplome de todos los componentes de la demanda agregada (mundial). Aunque los dos componentes están estrechamente vinculados, existe una secuencia que los relaciona y un desfase en su evolución. En este sentido, mientras no termine por solucionarse el problema financiero, no creo que sea posible tener mayor claridad sobre la magnitud y extensión del impacto en la economía real, y esta solución aún está en proceso.

    ¿Cuáles son los indicadores a los que hago referencia al inicio de esta nota? Por citar algunos ejemplos, en Estados Unidos se ha reportado un ligero aumento en la venta de casas y de cierto tipo de automóviles en marzo respecto a febrero. Hemos visto también una recuperación en las bolsas en el mundo. En México, adicionalmente, se ha recuperado el peso en cierta medida y el indicador de confianza del consumidor detuvo su desplome en su último registro, mientras que el número de trabajadores afiliados al IMSS en marzo aumentó ligeramente.

    En todos los casos puede mostrarse que difícilmente representan aún un cambio en tendencia. Por ejemplo, la venta en casas corresponde a reventas de unidades en ejecución, pero no nuevas; en el caso de los automóviles, un análisis detallado de las cifras muestra que éstas en realidad siguen siendo malas. Probablemente el indicador más interesante es el de la recuperación en las bolsas ante las expectativas favorables de solución en el sector financiero generadas después del último anuncio del gobierno de EU y algunos reportes positivos de ciertas instituciones. No obstante habrá que ser cautelosos, ya que este impulso podría desaparecer si el Tesoro de Estados Unidos no actúa adecuadamente en la implementación de su último plan propuesto. En particular preocupan las llamadas pruebas de estrés a los intermediarios financieros, ya que la información al respecto no se está difundiendo de manera adecuada, lo que empieza a provocar serias críticas y dudas. Pero peor aún, aparentemente los parámetros sobre la economía utilizados en estas pruebas son benignos (aun en su escenario más adverso) comparados con los datos actualmente esperados en la economía, como lo está destacando Roubini, entre otros. Esto puede provocar una pérdida de confianza en este componente central del plan de rescate y tener efectos adversos en los mercados. En cuanto al tipo de cambio, claramente su comportamiento reciente refleja las decisiones adoptadas de manera correcta por la Comisión de Cambios, pero difícilmente alguien puede asegurar que la depreciación observada en el pasado se ha revertido y todo está bajo control. La volatilidad continúa y no puede excluirse la posibilidad de otra caída importante, que dependerá del comportamiento de los mercados financieros internacionales. En cuanto al reporte de empleo, creo que es el punto más débil. Primero, porque como he señalado, mientras no termine por solucionarse el problema financiero, no sabremos del golpe en la economía real. Segundo, porque a la crisis en la economía real aún le falta camino por recorrer. Basta ver los ajustes continuos a las previsiones del PIB en México y en el mundo. En nuestro caso, la SHCP habla ya de -2.8% para 2009, y es la posición optimista comparada con los analistas privados, que incluso apuntan a valores cercanos a -4%. En este sentido, el empleo necesariamente se deteriorará en los próximos meses antes de tocar fondo. En una interesante nota de Norma Samaniego (que reseño en mi blog “Tintero Económico Diario”), no sólo se dan argumentos para sustentar este proceso, sino además se muestra cómo en esta ocasión el deterioro ha sido más acentuado comparado con otras recesiones recientes.

    En suma, creo que todavía es prematuro asegurar que hemos tocado fondo. Hay indicios de que el desplome ha atenuado su pendiente y probablemente estemos cerca de una estabilización en los mercados financieros, siempre y cuando no se complique el asunto del rescate estadounidense, como lo discute arriba. Pero para la economía real difícilmente habrá algo positivo en los próximos meses.



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