aviso-oportuno.com.mx

Suscríbase por internet o llame al 5237-0800




Manuel Camacho Solís

Obama en México

Ha participado en importantes diálogos y negociaciones políticas: con las organizaciones de damnificados después de los sismos de 1985; el S ...

Más de Manuel Camacho Solís



ARTÍCULOS ANTERIORES


    Ver más artículos

    13 de abril de 2009

    El presidente Barack Obama puede hacer lo que no pudieron sus antecesores: venir a la ciudad de México y entrar en contacto con sus habitantes. Desde John F. Kennedy ningún otro presidente estadounidense lo ha podido hacer. Esa oportunidad debería aprovecharla para lograr un doble triunfo político: conseguir un acuerdo efectivo de seguridad que sea respetuoso de los derechos humanos y la soberanía de México, y abrir una agenda progresista de desarrollo que ayude a desatorar la economía y a mejorar la justicia.

    Barack Obama tiene la capacidad para resolver agendas complejas donde están en tensión posiciones extremas. Con su visita a México puede satisfacer su agenda interna con una oferta cierta de mayor seguridad en la frontera, y empezar a ganarse el afecto de una mayoría latinoamericana con una política migratoria más sensible a los hispanos y una agenda progresista

    Barack Obama inicia su viaje a un continente dividido políticamente y a un país que no ha sido reconciliado. Debe atender a sus preocupaciones internas sobre la seguridad en la frontera y necesariamente apoyar al gobierno mexicano, pero no debería cerrarse al diálogo con la gente de una ciudad claramente progresista ni desaprovechar la oportunidad de definir una política de mayor alcance.

    Su riesgo es que la visita sea inocua; o peor aún, que quedara atrapada en forma y fondo con la imagen de su antecesor, por el apego al formato de reuniones exclusivas en la casa presidencial y una concentración excesiva en los asuntos de la seguridad que el gobierno mexicano ya convirtió en punto esencial de la lucha electoral.

    Su oportunidad está en construir una posición cercana a la gente, en la que su prestigio político sea una herramienta para abrir posibilidades de desarrollo y cooperación en la reconversión de la industria automotriz, el impulso a las energías alternativas, la cooperación científica y tecnológica, el medio ambiente.

    La ciudad de México es una plataforma ideal. Al ser la capital del país, aquí puede definir una posición de apoyo a una política de seguridad más efectiva que responda a las preocupaciones legítimas que existen en su país y dar un debido respaldo al gobierno mexicano en la lucha contra el crimen. Debe hacerlo respetando la soberanía de México.

    Al ser la metrópoli donde radica una sociedad politizada, plural, celosa de sus derechos y que está gobernada por una sólida mayoría de izquierda, puede ampliar su mensaje y romper la incomunicación política.

    Existe un ambiente favorable hacia su persona que Obama puede aprovechar. Se le ve como un líder sincero, cercano a los latinos, defensor de los derechos humanos, contrario al unilateralismo y que ha tenido algunos gestos de apertura hacia los gobiernos de izquierda de América Latina.

    Obama está en condiciones de lograr un doble triunfo con su visita: puede fortalecer su política de seguridad con un acuerdo bilateral de fondo y, simultáneamente, abrirse un espacio de diálogo sincero y respetuoso con las fuerzas progresistas de México y América Latina.

    Miembro de la Dirección Política del Frente Amplio Progresista



    ARTÍCULO ANTERIOR
    Editorial EL UNIVERSAL Un Hoy No Circula más justo


    PUBLICIDAD.