Leyes de Reforma

Analista político y economista.
Coordinador de Planeación de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde también fue se ...
Más de Enrique del Val Blanco24 de marzo de 2009
Se cumplen 150 años de una de las efemérides más importantes para nuestra patria. Me refiero al conjunto de leyes que la historia ha denominado las Leyes de Reforma, gracias a las cuales la República pudo emanciparse del poder eclesiástico y consolidarse.
El presidente Benito Juárez contó con la colaboración, entre otros mexicanos, de Miguel Lerdo de Tejada, Melchor Ocampo, José María Iglesias y Francisco Zarco para fundamentalmente proponer y llevar a cabo cambios para vencer el retroceso y oscurantismo que reinaba en la nación.
Es a partir de julio de 1859 cuando se dan las leyes más importantes que nacionalizan los bienes del clero, crean el registro civil y el matrimonio civil, se secularizan los cementerios e incluso facultan al gobierno para declarar qué días se consideran festivos y se prohíbe la asistencia de los gobernantes a las funciones de la Iglesia —esta última, como hemos visto, es violada constantemente por los gobernantes panistas, igual que otras.
A estas leyes le antecedieron o siguieron otras cuya temática era la administración de justicia, la libertad de cultos, la secularización de los hospitales, la desamortización de las fincas propiedad de la Iglesia y la supresión de los fueros, la exclaustración de las monjas y frailes y la extinción de comunidades religiosas, así como la prohibición del cobro de derechos y obvenciones parroquiales.
Si no hubiera sido por el presidente Juárez y la gesta de hombres que le siguió difícilmente podríamos estar hablando de un México independiente, porque las Leyes de Reforma tuvieron principios inalienables, crearon instituciones básicas para la patria civil y consolidaron para el Estado derechos fundamentales que siguen siendo vigentes.
Hoy, a 150 años de esta obra magnifica, debemos exigir que se cumplan con dichas disposiciones pues en la realidad, como todos sabemos, algunas de ellas se violan reiteradamente y las modificaciones que los diversos gobiernos les han hecho no han redundado en un avance de la nación sino en retroceso.
La Iglesia católica, al igual que hace 150 años, sigue pretendiendo inmiscuirse en los asunto del Estado y en la política, sin entender que su papel y sus acciones están confinadas a los templos, por cierto propiedad de la nación.
Es por eso que las acciones del presidente Juárez siguen siendo válidas y deben ser recordadas, como lo están siendo por la UNAM con una serie de eventos que iniciaron el día de ayer y que, junto con otras instituciones, difundirán el ejemplo juarista, hoy tan necesario.
Esperemos que el gobierno federal haga suya la conmemoración de las Leyes de Reforma. Aunque algunas de ellas ideológicamente no les gusten, deben recordar que desde esa época es obligación separar las creencias personales y religiosas de la función de gobernar, y no estaría mal que las autoridades educativas también hicieran algo por inculcar en nuestra niñez y juventud la lección de los hombres de la Reforma, aunque no coincidan con ella.
Analista político y economista


