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Jorge Chabat

Incapacidad de proteger

Analista político y profesor de la División de Estudios Internacionales del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), donde tam ...

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    02 de marzo de 2009

    La guerra contra el narco que ha declarado el presidente Calderón desde el inicio de su gobierno exhibe ya con toda claridad sus flancos débiles.

    Por un lado, es claro que la corrupción en las fuerzas de seguridad sigue siendo un problema, como lo señala el reciente reporte sobre la lucha contra las drogas del Departamento de Estado. Sin embargo, el problema tiene otra dimensión, relacionada con la capacidad corruptora del narco, que es la incapacidad del Estado mexicano para proteger a sus funcionarios y policías del narcotráfico.

    Las historias sobre autoridades que son asesinadas u obligadas a renunciar por negarse a ceder frente al narco abundan. El jefe de la policía de Nuevo Laredo en 2006 duró siete horas en el cargo antes de ser asesinado y no hubo poder humano que lo impidiera. El jefe de la policía de Ciudad Juárez acaba de renunciar por la amenaza de que el narco matara a uno de sus policías cada 48 horas. El asesor en seguridad del presidente municipal de Cancún, un general de dos estrellas, fue asesinado a unos cuantos días de asumir su puesto. En fin, las historias sobre el tema son infinitas.

    En el fondo, lo que esto refleja es una increíble incapacidad del Estado mexicano para cuidar la vida de los hombres que enfrentan este fenómeno delictivo. En otras palabras, la fuerza del narco no sólo proviene de la corrupción sino de la capacidad de amenazar. No es sólo la zanahoria: es también el garrote. El asunto no es menor pues afecta a la parte del Estado que no ha sido corrompida: los funcionarios honestos. Si la plata no funciona, entonces llega el plomo.

    Si bien el problema de la protección de quienes están en la línea de fuego se presenta a todos los niveles de gobierno, a nivel estatal y municipal adquiere tintes dramáticos. Claramente la capacidad para proteger de las autoridades en esos niveles es menor que a nivel federal y el narco amenaza, mata, quita y pone funcionarios. Es una bronca de todo el país.

    Si las autoridades de un municipio o de un estado son incapaces de resistir los ataques del crimen organizado, el asunto escala y no alcanzan recursos humanos y materiales de la Federación para enfrentar esta amenaza. En ese sentido, urge un fortalecimiento de las autoridades locales y estatales.

    Si bien en la ley el narcotráfico es delito federal, en la práctica afecta a todos los niveles de gobierno. Es similar a la educación: si la escuela primaria es deficiente, de nada sirve mejorar maestrías y doctorados. Hay que atacar el problema desde el origen. Y la desprotección y falta de recursos en los municipios y estados es el origen de la incapacidad del Estado para combatir al narcotráfico. ¿No es tiempo de que México, como un todo, se aboque a resolver esta situación, antes de que no quede un solo policía honesto vivo?

    jorge.chabat@cide.edu

    Analista político e investigador del CIDE



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