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Rogelio Ramírez de la O

México pierde oportunidades

Consultor y analista económico, director de la firma Ecanal (Economic Analysis for Company Planning). Su preparación en el ámbito del comerc ...

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    06 de febrero de 2009

    Durante su campaña por la Presidencia, el hoy presidente Obama afirmó que no veía mucho sentido en impulsar la demanda para que EU “se dedicara a comprar camisetas de China”. Al buen entendedor pocas palabras.

    Obama entiende la situación de su país (en donde el desempleo saltó de 4.5% a 7.2% en un año y se dirige a 12%) y del mundo, donde la recesión ha generado mucha capacidad industrial desocupada. ¿Qué significa esto para EU y para México? Que si mantienen abierta sus economías éstas van a ser inundadas de mercancías extranjeras subsidiadas por los gobiernos de los países de origen (China y otros) que intentan reducir su propio desempleo.

    El gobierno mexicano no entiende esta realidad. De ahí que éste y sus comentaristas se desgarren las vestiduras por la más reciente medida de EU: que el programa de inversión en infraestructura favorezca a los productos de origen estadounidense y el anuncio de la campaña “Compre americano”. El gobierno mexicano y sus comentaristas invocan violación del TLCAN. No se dan cuenta que este tratado es demasiado antiguo para invocar interés alguno en grupos de EU de influencia para vigilar que sus medidas cumplan con él. Además, cualquier tratado pierde hoy fuerza frente a la urgencia económica estadounidense de salvaguardar su empleo en todo lo posible. Si esto es proteccionismo, izquierdismo o populismo por parte de Obama es secundario. Si viola los términos de la OMC también lo es. Si algún país quiere acudir a la OMC y presentar una queja por esta violación, buena suerte.

    México está perdiendo la única oportunidad que se le va a presentar en mucho tiempo para subirse al tren de Obama y procurar un acuerdo bilateral (al cual se sumaría Canadá) para salvaguardar el empleo en Norteamérica. Mientras tome defensivamente la decisión de Obama de revisar el TLCAN, no podrá defender el interés mexicano; por ejemplo, buscar una solución para la agricultura mexicana o proteger los empleos mexicanos de la industria automotriz. El TLCAN se fincó en la industria automotriz y sin ella el TLCAN pierde sentido. Si las automotrices de EU cierran plantas en México, el TLCAN no será más que un cascarón vacío.

    Mientras la administración de Calderón no abra los ojos a la nueva realidad, México sufrirá las consecuencias de decisiones unilaterales, con o sin quejas a la OMC, y perderá la oportunidad de insertarse como jugador estratégico en la nueva agenda estadounidense, que no va a repetir el lugar común del libre comercio como ideología, cuando la desocupación de mano de obra y planta industrial a nivel mundial crecen.

    rograo@gmail.com.mx

    Analista económico



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