aviso-oportuno.com.mx

Suscríbase por internet o llame al 5237-0800




Manuel Camacho Solís

Estado fallido: ¡no!

Ha participado en importantes diálogos y negociaciones políticas: con las organizaciones de damnificados después de los sismos de 1985; el S ...

Más de Manuel Camacho Solís



ARTÍCULOS ANTERIORES


    Ver más artículos
    Escucha al autor

    02 de febrero de 2009

    La tesis del Estado fallido puede convertirse en una profecía autocumplida si no se esclarecen sus motivaciones y se construye una respuesta política que saque a nuestro país del acorralamiento al que ésta conduce. La comparación con Paquistán no fue accidental; su sola mención pone los nervios de punta.

    La situación de México no es comparable con la de Paquistán. Sin embargo, no se puede pasar por alto que en nuestro país están creciendo los riesgos de ingobernabilidad por el nivel de violencia en algunas regiones, la circunstancia económica y social excepcionalmente adversa, las limitaciones políticas y el desprestigio que provocan la corrupción y la penetración de las instituciones por el crimen.

    La secuencia política está trazada. Primero vinieron las filtraciones desde los altos niveles del gobierno estadounidense. Siguieron las declaraciones coincidentes de altos mandos militares, policíacos y de justicia. Los medios, y particularmente de televisión, han puesto el tema en la agenda y presionarán al Congreso y a su propio gobierno.

    El corolario de esta percepción y posicionamiento será cada vez más claro: crecerán las presiones para militarizar la frontera y, en su caso, para una participación directa de las Fuerzas Armadas estadounidenses en México, así sea con asesores. Para ello se busca crear un ambiente de opinión pública favorable.

    Frente a ese hecho, lo peor que se puede hacer es lo que está haciendo el gobierno: negar el hecho y sobre todo no hacer algo convincente para poner fin a esta especulación. Es el mismo error de quien, ante un rumor, en vez de informar y actuar, responde diciendo que es falso.

    En vez de esconderse o negarlo, debiera haber una respuesta nacional inequívoca. Un no políticamente contundente. Aceptar la tesis estadounidense sería tanto como aceptar la derrota nacional; el fin de la soberanía.

    Una respuesta contundente pasa por una reorientación oportuna y suficiente de la conducción nacional antes de que la crisis y la violencia la desborden y quede atrapada en la tesitura del Estado fallido.

    La mejor forma de decir no al Estado fallido es poner a trabajar al Estado. La mejor forma de parar la presión es: que las autoridades civiles y militares muestren que son capaces de hacer frente a la violencia, la crisis, el empobrecimiento y la gobernación. Y eso sólo se puede lograr mediante una reorientación de la lucha antinarco conforme al interés nacional de reducir la violencia; una respuesta de verdadera emergencia a la crisis económica; un amarre político social que amplíe el sustento del régimen; y una ofensiva diplomática en Estados Unidos, donde se sustituya esa presión sobre México, con la exigencia firme y sustentada de controlar el tráfico de armas. El tema nos incumbe a todos; la responsabilidad, aunque en distintos grados, también. En cualquier circunstancia, digamos ¡no! a la tesis del Estado fallido.

    Miembro de la Dirección Política del Frente Amplio Progresista



    ARTÍCULO ANTERIOR
    Editorial EL UNIVERSAL Un Hoy No Circula más justo


    PUBLICIDAD.