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Ricardo Pascoe Pierce

Guerra, crisis y desesperanza

Miembro fundador del PRD y, durante mucho tiempo, uno de los hombres más cercanos a Cuauhtémoc Cárdenas: colaboró en la campaña presidenci ...





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    31 de diciembre de 2008

    En tres palabras se resume el año que cerramos. México se encuentra enfrascado en una guerra que sucesivos gobiernos evadieron hasta que era imposible ignorar el reto. El Estado mexicano debía convertirse en comparsa consciente del narcotráfico, con lo cual sucumbiría a la eventualidad de convertirse en un Estado fallido. Ha reaccionado con la enjundia de una Presidencia débil. De ahí la percepción creciente de que el gobierno es incapaz de defender a sus ciudadanos.

    La crisis económica viene desde lejos. Desde distintos enfoques y corrientes ideológicas se predecía la catástrofe. Lo cierto es que pocos lo creyeron. Ahora que la realidad se nos vino encima, queremos empezar a divisar soluciones al problema. En México tenemos problemas, muchos de ellos conceptuales. Como no sabemos lo que queremos, no nos ponemos de acuerdo. El TLCAN logró dos cosas: nos ató exclusivamente al futuro económico de Estados Unidos e incrementó nuestro comercio con ese país exponencialmente. Pero, ¿qué beneficios residen en esos logros?

    Estar atado a la economía estadounidense es, ahora, una soga alrededor del cuello. Y el incremento en el comercio no trajo desarrollo económico y social. No nos equivoquemos: la crisis no es culpa de Bush. Es una crisis sistémica de Estados Unidos, pues todos los indicadores señalan que ese país está perdiendo, progresivamente, su lugar como fuerza económica y política hegemónica en el mundo. Otras fuerzas y países emergen y van a ir desplazando a EU como los centros de decisiones económicas y políticas del mundo.

    Hoy se escuchan voces planteando la necesidad de un gran pacto político nacional para salir de la crisis. El Senado quiere citar a nuevos foros para un debate nacional.

    Pero, ¿cómo devolverle la esperanza al pueblo de México sin mentirle? Las tres fuerzas políticas principales del país no cuentan con la autoridad moral para convocar a un gran pacto nacional. El PAN sólo destaca por su mediocridad reiterado como gobernante, el PRI por ser el pozo que originó nuestra desgracia y el PRD simplemente por su incapacidad política absoluta. Entonces, ¿quién puede convocar al gran pacto nacional?

    En España lo pudo hacer el rey de ese país. México abolió el régimen monárquico con la guerra de Independencia. Pero hoy está demostrando que no ha logrado, aún, sustituir la monarquía con una República vigente. Vivimos en un régimen político indefinido, agravado por la guerra y la crisis económica, que no es funcional a la desesperanza del pueblo de México.

    ricardopascoe@hotmail.com

    Analista político



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