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Enrique del Val Blanco

Otra vez

Analista político y economista.

Coordinador de Planeación de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde también fue se ...

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    16 de octubre de 2008

    En primer lugar sería conveniente que hicieran una precisión, sea a través de la Presidencia o del Banco de México, referida al discurso del Presidente el 8 de octubre en el que mencionó que las reservas internacionales ascendían a más de 90 mil millones de dólares. La cifra oficial de Banxico del 3 de octubre las establecía en 84 mil 116 millones de dólares. ¿Acaso crecieron en más de 5 mil millones de dólares en cinco días? Esto es importante pues no se sabe si mienten u ocultan la información el gobierno o el banco.

    En segundo lugar, no hay que desgarrarse las vestiduras por lo que hicieron algunas compañías mexicanas y extranjeras. No es delito la especulación; es parte fundamental del sistema económico vigente, su norma de trabajo.

    Claro que el secretario de Hacienda sabe quiénes son pues, parafraseando a Lenin, “caben en un sillón” los especuladores de hoy y de antes. No sólo las empresas productoras, seguramente los bancos también le entraron al juego de apostar contra el peso. Más aún con la presión de sus matrices para remitir la mayor cantidad de dólares o euros para salir avante de su crisis.

    Este es el mejor ejemplo del resultado de la privatización bancaria: se demuestra que a los bancos establecidos en México les importa un comino el país, no más allá de cuánto dinero pueden sacar para quedar bien con las necesidades de sus matrices en España, Gran Bretaña o EU. Sólo en estos días el diferencial entre el precio de venta y de compra de la divisa estadounidense llegó a casi un peso por dólar, con lo cual la ganancia era excelente, especialmente para los bancos.

    Lo que no se entiende es que las autoridades hacendarias y Banxico, conociendo a sus “clientes”, no les hubieran dicho claramente que entrarle al juego de la especulación les iba a costar muy caro. Tienen los instrumentos para presionar a los especuladores pero no los utilizaron. Para la salud, la educación y el combate a la pobreza, presupuesto reducido; para los especuladores, más de 8 mil millones de dólares en dos días. Qué mejor ejemplo para saber de qué lado está el gobierno, a quién defiende y protege. Los especuladores de las empresas y los bancos, legal o ilegalmente, pueden hacer lo que quieran; ya saben que al final el gobierno los va a sacar del hoyo, como ocurre aquí y en todo el mundo.

    Esta crisis es la clara demostración de que la avaricia y la falta de regulación de las autoridades monetarias están a la orden del día. Hasta se podría hablar de una estrecha liga entre autoridades y especuladores. A todos los vemos muy contentos en las convenciones bancarias y muy juntos en las páginas de sociales. Por lo visto, están hechos los unos para los otros. Del otro lado, cientos de miles de mexicanos que todos los días trabajan arduamente para salir adelante. Como la especulación no es delito, no hay castigo. A menos que, como está apareciendo, hayan engañado a los accionistas y a las autoridades. Pero que no se preocupen, sobre todo en este país los ladrones de cuello blanco casi nunca ingresan en la cárcel.

    Este gobierno le ha soltado a unos cuantos 8 mil millones de dólares a cambio de nada. En otros países también se han otorgado millones de dólares, pero por lo menos se han quedado con parte de las empresas. Una vez más a los especuladores les ha salido gratis. Por lo menos hasta ahora.

    Analista político y economista



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