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Emilio Rabasa Gamboa

El nuevo desorden mundial

Cursó estudios profesionales en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Realizó estudios de posgrado e ...

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    16 de octubre de 2008

    La catástrofe financiera internacional no se produjo inesperadamente. Lehman Brothers no se despertó un día con balances negativos. Desde marzo de 2007 caía el mercado de las hipotecas subprime (de alto riesgo) en Estados Unidos, por la especulación en el mercado de bonos inmobiliarios que condujo al colapso de los precios de la vivienda y a enormes pérdidas bancarias. ¿Y qué hacían Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal de EU, y Henry Paulson, secretario del Tesoro, aparte de suministrar aspirinas al mercado? Simple: dejar hacer y dejar pasar.

    Margaret Thatcher y Ronald Reagan quisieron escribir la historia de la política económica sin Keynes, con su modelo neoliberal, e imponerlo a otros países mediante el FMI, manteniendo al Estado al margen del mercado. Reagan, al jurar sobre la Biblia en el Capitolio, dijo: “El problema es el gobierno”. ¿Pensará igual Bush cuando pide 700 mil millones de dólares al Congreso para salvar al mercado del colapso total, porque la única solución es el gobierno?

    Aprendamos la lección: dejado a su dinámica propia, el mercado, lejos de producir y distribuir eficazmente bienes y servicios, tiende a acapararlos, al abuso del dinero, a monopolizar el capital, a satisfacer la voracidad sin límites de lucro rápido. Krugman, reciente premio Nobel de Economía, acertadamente indica que abandonado a sí mismo el capitalismo tiene fallas y requiere de la acción correctora del Estado. Esta crisis se origina en EU y bajo la administración Bush, esto es, la gran utopía del mercado: el capitalismo ingobernado.

    El colapso de Lehman es visto como el indicador del buen funcionamiento del mercado: “Puede ser brutal e imperdonable, pero así es como trabaja el capitalismo. El mercado se asegura de que aquellos que cometen errores sean responsables de los mismos. Lo que los críticos quieren ver como la crisis del capitalismo es, de hecho, el capitalismo en acción” (The Times, 17 de septiembre de 2008, página 2).

    Imaginemos al “capitalismo en acción” sin la intervención de los gobiernos: ¿qué hubiese sucedido cuando se derrumban las principales bolsas del mundo aquel “lunes negro” y no reaccionan los líderes de la Unión Europea y Estados Unidos confiriendo garantías a los depósitos con dinero público, los bancos centrales no bajan las tasas de interés para abaratar el precio del dinero, presidentes y primeros ministros no crean fondos con millones de dólares y euros para inyectar liquidez y evitar mayores quiebras, y Bush y Brown no toman acciones preferentes de los bancos en mayores apuros?

    La gran paradoja de esta crisis es que precisamente los dos países que tanto lucharon por el modelo abstencionista del Estado, EU y Gran Bretaña, ¡ahora están nacionalizando bancos!

    Razón le sobra al presidente Lula de Brasil cuando, ante el desastre financiero, propone un debate en la ONU sobre la imprescindible regulación financiera internacional (CNN, entrevista en España, 13 de octubre). Ojalá y México secundara su inteligente propuesta.

    Profesor investigador del Tec de Monterrey, CCM



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    Editorial EL UNIVERSAL Un Hoy No Circula más justo


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