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Ricardo Raphael

Paranoia en La Laguna

Maestro en Ciencias Políticas por el Instituto de Estudios Políticos de París, Francia. Maestría en Administración Pública por la Escuela ...

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    11 de agosto de 2008

    Hasta hace muy poco los mexicanos de la Comarca Lagunera tuvieron fama de gastadores y fiesteros.

    Desde siempre y hasta hace apenas tres meses la vida nocturna de Lerdo, Gómez Palacio y Torreón se parecía mucho a la de los puertos y ciudades mexicanas donde va el turismo.

    Los bailes, los antros, los bares, los merenderos y, sobre todo, los puestos de tacos, cerraban con la madrugada.

    Otra seña de identidad de los laguneros había sido que no guardaban el dinero bajo el colchón. O lo invertían en negocios y tierra o le daban un uso intensivo en sus placeres y diversión. De ahí que el efectivo soliera circular rápido y abundantemente.

    Hoy sin embargo las calles de La Laguna se vacían a las ocho de la noche y el consumo ha caído en picada. La guerra contra el narcotráfico ha afectado dramáticamente la vida de estos pobladores. Como en Tijuana, Juárez o Culiacán, aquí también el miedo ha ganado terreno.

    Los poquísimos que tienen facilidades y medios han tomado la decisión de partir por un tiempo a Estados Unidos. Los que no los tienen, que son la gran mayoría, se han preparado para vivir con un máximo de precauciones en lo que se prolonga este atemorizante ambiente.

    Los laguneros ya no visitan a sus vecinos que viven en las colonias más conflictivas. Y todos se guardan en casa a hora temprana. Mientras los bares y restaurantes intentan aguantar con sus ingresos de día, los establecimientos nocturnos se disponen para la quiebra.

    Las ganancias del sector servicios se han reducido entre 40% y 60%. En la economía lagunera se anuncia ya una pronunciada contracción económica que no será de corto plazo.

    Este mes de agosto se está celebrando la Feria Nacional (sic) de Gómez Palacio. Para sorpresa de los organizadores, durante el fin de semana inaugural no asistió al evento ni 10% de las almas esperadas. El Tío Vivo y la Montaña Rusa giraron lastimosamente en soledad.

    Y es que poco antes, en las computadoras de los gomezpalatinos y del resto de los laguneros de Torreón y Lerdo, se recibieron amenazantes mensajes, supuestamente firmados por Los Zetas.

    Cuentan los taxistas que hacen la ronda nocturna por esta extendida región urbana, que aquí se puede uno topar fácilmente con estos sicarios al servicio del cártel del Golfo.

    Es también leyenda que convoyes de altas, caras y negras camionetas se pasean por las noches en dicha zona metropolitana sin cruzarse con la policía, ni con los militares.

    Con un dejo épico en su tono, así lo afirman algunos choferes jóvenes. Uno que otro añade que ha visto Zetas a plena luz del día.

    El rumor por todos propagado es que estos señores están intentando hacerse de la plaza. Y que la insegura situación no cambiará hasta que Los Zetas hayan desplazado a sus competidores.

    En este contexto, la cadena de amenazantes correos electrónicos que justo antes de la Feria de Gómez Palacio bombardeó a las poblaciones más jóvenes, terminó por elevar la temperatura de la paranoia social.

    Cabe la posibilidad de que tales mensajes hayan sido la mala obra de un grupo de bromistas. Pero también podría ser que los narcotraficantes ahora también estén dedicados a sembrar semillas de terror cibernético con el objeto de tensar, aún más, las relaciones entre la población y las autoridades que les persiguen.

    En cualquier caso, la paranoia social va ganando la guerra en la Comarca Lagunera. Y con ella han quedado derrotados varios de los hábitos más queridos de la población. Al mismo tiempo que la economía del sector servicios de La Laguna está siendo severamente lastimada.

    Tardará mucho tiempo antes de que esta metrópoli, orgullosa siempre por su talante progresista y arriesgado, regrese a ser la que era.

    Analista político



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