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Javier Corral Jurado

Dos mensajes y un creelazo

Licenciado en Derecho y Ciencias Sociales por la Universidad de Occidente. Miembro del Partido Acción Nacional. Directivo de la Asociación M ...

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    17 de junio de 2008

    En la ruta de rectificar sobre los mayores yerros para su carrera política, Santiago Creel declaraba en mayo de 2007, a unas semanas de la que la SCJN declarara inconstitucional la ley Televisa: “Una ley que se aprueba en medio de una elección, prácticamente sometiendo a candidatos y partidos a su aprobación, en medio de una negociación de espacios publicitarios, no es la manera para aprobar una ley. Una ley que afianza los privilegios a quienes actualmente detentan un oligopolio, eso no es correcto”.

    Luego le dio un canillazo a la acción de los impugnadores acicateando a los ministros: “Si la Corte no hace los cambios, los haremos nosotros”.

    Desde entonces, ni a Televisa ni al grupo de Los Pinos que mantiene aislado y mal informado al presidente Calderón se les han olvidado tales afirmaciones. Fueron consideradas un agravio porque fueron importantes en el ánimo de los ministros y exhibieron las componendas de la campaña. Por eso desde el gobierno se contempló sin remordimiento, ¡durante un año!, la expulsión de Creel de la pantalla de la tv concesionada por el Estado. No hubo acción de gobierno o exigencia partidista que reclamara, no para uno de los suyos, sino para el presidente del Senado, su derecho a la libertad de expresión. Varios se solazaban en el veto impuesto al coordinador de los senadores del PAN. Empezó a decirse, como dijeron de mí en su momento: “Es su asunto, él se lo buscó, se peleó con las televisoras, que se aguante como hombrecito”. Se decidió coexistir con la censura antes que arriesgar la gracia de los barones de la tv. Mensaje brutal.

    Ya lo saben: todo legislador que busque reformar con sentido democrático y antimonopólico la ley de radio y tv terminará como un pleitista, incómodo para el partido y el gobierno. Se cumplirá así la sentencia que el duopolio lleva como amenaza a quien ose proponer que se sometan a la competencia y asuman la responsabilidad en su tarea: el que se pelea con los concesionarios no aparece en la tele, y el que no aparece en la tele no existe en política.

    Todo marchaba conforme tal sentencia en el caso de Creel. Pero resulta que sí hay vida después de la censura en tv, y que el censurado puede colocarse como puntero de su partido en las encuestas en una eventual candidatura a la Presidencia. Otro gran mensaje para los mismos a los que se les envió el primero. Actuar con valor en política, reconocer errores, dar la cara, empeñarse en rectificar, reconocer a una hija fuera de matrimonio, asumir una actitud positiva después de la derrota y ponerse a disposición del Presidente que lo derrotó en la interna también cuenta. Es la escasísima oportunidad que da la vida para rectificar en política. Creel sabe si la continúa o la vuelve a echar a la basura.

    Profesor de la FCPyS de la UNAM



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