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Editorial de EL UNIVERSAL

Una década a revisión

Inspiración en el interés público, responsabilidad, búsqueda de la verdad, de permanente justicia y del cumplimiento de los derechos humano ...





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    03 de mayo de 2008

    Por primera vez, el ex presidente Carlos Salinas de Gortari habla sobre lo que considera una “década perdida”, la de sus sucesores Ernesto Zedillo y Vicente Fox.

    Según el ex mandatario, bajo Zedillo México dio un viraje histórico y puso su suerte y su economía en manos de Estados Unidos. Esa situación se mantuvo en el régimen de Fox.

    Pero es a Zedillo a quien Salinas dedica sus mayores críticas, eso sí, sin usar su nombre. El país fue saqueado a través del “rescate bancario”, la empresa petrolera nacional fue debilitada, las finanzas públicas se atrofiaron, se abatió la soberanía nacional y se deterioró la vida democrática de México.

    En el prólogo de un libro próximo a publicarse, Salinas brinda su propia interpretación de los años que siguieron a su salida del gobierno y hace juicios brutales. El país, afirma, quedó atrapado en una falsa disyuntiva entre el neoliberalismo y el populismo autoritario.

    De acuerdo con el ex jefe del Ejecutivo, desde el comienzo del sexenio de Zedillo, México perdió la ruta hacia la modernización. Un camino que, para muchos, comenzó con las reformas planteadas durante la gestión del propio Salinas de Gortari.

    El ex presidente recuerda que en la administración de Zedillo sucedieron hechos como la crisis económica que sumió en el descontento a buena parte de la población. Y la esencia de esos errores, argumenta, radica en la fe ciega prodigada al mercado.

    Al otro lado del espectro están, continúa Salinas, los fundamentalistas del Estado, quienes pretenden adjudicar toda la labor del desarrollo nacional al sector público excluyendo al privado. Ubíquese aquí a Andrés Manuel López Obrador, a su grupo y sus seguidores.

    De hecho, Salinas considera que la forma en que trabajaron los gobiernos de la ciudad de México entre 2000 y 2006 no es otra cosa que un populismo autoritario similar al que rigió al país en los años 70, que en su opinión se tradujo en el debilitamiento de organizaciones populares, obras de relumbrón y aumento del clientelismo.

    El ex presidente ejerce ahora su derecho a la libre expresión y pone por escrito su visión de la historia. Responsabilizado por sus sucesores de muchos de los males que todavía aquejan a la sociedad mexicana, sale ahora al paso de detractores para exponer su interpretación de lo que pasó después de su gobierno.

    La obra sin duda levantará una enorme polémica, y a reserva del juicio de la historia, nadie quita inteligencia a Salinas y su trabajo es de leerse.

    El juicio, ahora, está en manos de los mexicanos.



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    Editorial EL UNIVERSAL Un Hoy No Circula más justo


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