aviso-oportuno.com.mx

Suscríbase por internet o llame al 5237-0800




Rosario Ibarra

Crueldad innecesaria

Inició su participación social en 1973, cuando acusan a su hijo, Jesús Piedra, de pertenecer a la "Liga Comunista 23 de Septiembre", una org ...

Más de Rosario Ibarra



ARTÍCULOS ANTERIORES


    Ver más artículos

    05 de febrero de 2008

    Crueldad innecesaria Desde la primera vez que leí juntas las dos palabras que dan nombre a estas líneas, sentí una enorme molestia. ¿Cómo es posible —pensé— que se diga que la crueldad es innecesaria?

    ¿Cuándo y por qué haría falta la crueldad, si ésta ha significado siempre la ferocidad inhumana de los tiranos?... Y pensé en Domiciano y después en aquellos terribles tribunales de la Edad Media que se llamaron Inquisición, en donde se hizo famosa la inexorable sevicia del dominico Tomás de Torquemada... y fue recorriendo mi mente la crueldad en los tiempos distintos de la historia... la hoguera, los descuartizamientos, las cruces en las que fueron clavados miles de esclavos junto a Espartaco y la otra en la que murió Jesucristo... Y saltaba mi memoria de una a otra de aquellas atrocidades en tiempos lejanos leídas en la historia: La Noche de San Bartolomé, La matanza de Cholula, La muerte de Atahualpa... los pies de Cuauhtémoc en el fuego... y seguí y seguí pensando con infinito dolor en la crueldad acumulada por siglos en esta humanidad de la que somos parte, hasta que llegó mi pensamiento a los años recientes y a los días en que vivimos... y la tristeza que llevo a cuestas desde hace 32 años, se hizo desmesuradamente atroz dentro de mi alma.

    Sin que lo quisiera se repitieron en mi memoria los recuerdos de todos los relatos del encarnizamiento implacable de los torturadores en este país, tan parecidos a los que sirvieron a Pinochet, a Videla y a todos los tiranos de este trozo del planeta que se llama América, pero mis recuerdos y mi pensamiento entero estaban en México, en este país en donde la hipocresía y la simulación se han hecho parte de la naturaleza de los que se sienten dueños del poder... y de no pocos, que dicen combatir la injusticia, pero que tal parece que se hubiesen contagiado de ese terrible virus que es la simulación.

    En discursos ampulosos, grandilocuentes, pindáricos, los encaramados en el poder, hablan del respeto a la ley y del Estado de Derecho. Escurre la verborrea mendaz en sus peroratas; mienten a sabiendas con toda alevosía, porque pretenden engañar a un pueblo que ya no les cree ni el bendito... porque los poderosos de ayer, actores intelectuales y materiales de genocidio y de crímenes de esa humanidad, murieron en sus camas, “rodeados de los suyos”, o se regodean en la impunidad, intocables, inalcanzables, porque la justicia en este país no es ciega y tiene inclinaciones inocultables hacia el Poder (venga de donde viniere) y del otro poder, del poder de los “cañonazos” de fajos de billetes de altas denominaciones... (y que se atrevan a decir que es mentira).

    No era mi intención hacer recuento de crueldades, pero se me fueron apareciendo al saber de las que se cometen día a día en este país en las cárceles, contra quienes sufren cautiverio.

    La pérdida de la libertad es ya un castigo fuerte, duro, a veces en concordancia con el delito cometido y en ocasiones, desmerecido, brutal y con saña. A la pérdida de la libertad que es terrible, no deben de agregarse los malos tratos y la crueldad, pero en estos tiempos, de algunos años a hoy, se han exacerbado formas inhumanas de tratar a los reos, a los que no sólo se priva de la libertad, sino que se pretende sofocar su dignidad y privarlos de los pocos derechos que allí se han respetado. Ejemplos sobran y en otra ocasión y en otro espacio, haré un recuento pormenorizado y acusatorio contra quien o quienes resulten responsables. Hoy cito solamente Atenco y Oaxaca, en donde los reclusos sufren, al decir de sus familiares, acoso interminable de los custodios. Menciono también la enorme injusticia cometida contra Jacobo Silva Nogales y Gloria Arenas Agis, ella en el penal de Chiconautla y él en el penal del Altiplano desde hace ocho años, mismos en los que no se han podido ver, ni han disfrutado de la visita de su única hija.

    Ellos, sufrieron tortura y fueron sentenciados a 46 años de prisión por delitos que no cometieron... ¡caray! Parece que hay que decirles a los autores de semejantes injusticias, que la crueldad es innecesaria...

    Dirigente del comité ¡Eureka!



    ARTÍCULO ANTERIOR
    Editorial EL UNIVERSAL Un Hoy No Circula más justo


    PUBLICIDAD.