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EL UNIVERSAL

Rescatar el aeropuerto

Inspiración en el interés público, responsabilidad, búsqueda de la verdad, de permanente justicia y del cumplimiento de los derechos humano ...





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    21 de enero de 2008

    Rescatar el aeropuerto La Secretaría de Comunicaciones tiene un proyecto para dotar en 2012 al Distrito Federal de un moderno aeropuerto sin las torpezas que hace seis años frustraron el plan del ex presidente Vicente Fox.

    Desde que comenzaron las operaciones comerciales con aviones a reacción, hace medio siglo, se calculó la conveniencia de construir un aeropuerto que no sólo respondiera a las necesidades de entonces, sino que pudiera adecuarse al vertiginoso avance de la aviación, impulsada por los vuelos espaciales.

    En lugar de ello, los terrenos del sureste del aeropuerto, que eran la reserva para ampliarlo, fueron cedidos para casas del sindicato y para nuevos fraccionamientos populares. Las dos pistas en operación quedaron entre sí a menos de la distancia mínima fijada por las normas internacionales para ser utilizadas simultáneamente con seguridad.

    Hace siete años, el gobierno de Fox anunció la expropiación de tierras del ejido de San Salvador Atenco para construir el nuevo aeropuerto. La violenta reacción de los sorprendidos campesinos, estimulados por la oposición política de izquierda, obligó a cancelar el proyecto.

    Hoy, el gobierno no expropiará, sino que destinará 9 mil hectáreas de propiedad federal, en el mismo Texcoco, para ese fin. La tecnología recién brinda esta posibilidad, pero ya tendríamos aeropuerto desde el sexenio anterior de no ser porque la administración Fox empleó una pésima operación política en torno a Atenco.

    Ahora debemos esperar que la nueva terminal aérea esté hecha con más rigor que la autopista del Sol, pues se basa en estudios del centro de investigación e ingeniería del Instituto Tecnológico de Massachusetts (Mitre). Habrá de considerarse también el impacto ecológico, social y urbano de su construcción.

    Para la salud de un proyecto de tal magnitud será importante evitar las adjudicaciones directas y las licitaciones con criterios a modo que tantas veces han beneficiado a familiares y amigos de las autoridades vinculadas con otras obras.

    Texcoco requiere conservar su disminuida función de regulación hidráulica, con lagunas y drenes perimetrales del aeropuerto. Resulta indispensable una vasta área para forestar, limitar la proliferación de edificaciones y compensar la contaminación.

    Se abre una oportunidad para, esta vez, planear bien las cosas. Más que un asunto metropolitano, esto debe considerarse una vía para conectar a México como país con el mundo.

    Toca al gobierno del DF aprovechar la coyuntura —tanto de este proyecto como de la transformación del aeropuerto Benito Juárez en un centro de convenciones— para impulsar la economía de la región por medio de un desarrollo urbano inteligente y, de pasada, detonar el despegue de una zona oriente capitalina rezagada desde hace décadas.



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