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Julián López Amozurrutia

Universidad Pontificia de México

Doctor en Teología por la Pontificia Universidad Gregoriana. Fue Director General del Instituto Superior de Estudios Eclesiásticos (2003-2007 ...





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    01 de febrero de 2007

    La historia de las universidades en tierras mexicanas se remonta a la iniciativa del primer obispo de México, don fray Juan de Zumárraga, y del primer virrey, don Antonio de Mendoza. Con todo, a ninguno de ellos le tocó presenciar el nacimiento de la Real y Pontificia Universidad de México, que fue finalmente erigida por cédula del príncipe Felipe el 21 de septiembre de 1551 e inaugurada solemnemente el 25 de enero de 1553.

    En 1562 adquirió privilegios semejantes a los de la Universidad de Salamanca, con lo que se garantizó que la Nueva España desarrollara una línea educativa propia del más alto nivel.

    Cerrada en medio de los conflictos sociales del siglo XIX, la Universidad de México tuvo una breve reapertura a finales de ese siglo, con una orientación solamente eclesiástica.

    En tiempos recientes, hemos sido testigos de celebraciones promovidas por diversos centros educativos remontándose a aquellos tiempos, entre ellos por la misma Universidad Nacional Autónoma de México.

    Si bien hay que advertir que ninguna institución actualmente existente guarda una línea de continuidad directa con aquélla, es valioso que la tradición educativa mexicana reconozca los veneros de los que es heredera.

    La semana pasada tuvo lugar el inicio del año jubilar en ocasión de los 25 años de la reapertura de la Universidad Pontificia de México. El actual centro es el resultado de un esfuerzo reciente del episcopado mexicano, orientado en sus inicios por la creación del Instituto Superior de Estudios Eclesiásticos de la Arquidiócesis de México, y llevada a término más adelante por acuerdo de la Conferencia del Episcopado Mexicano en su conjunto. Para ello se adquirió el edificio de su actual sede, en lo que fuera el sanatorio La Floresta, en el centro del antiguo pueblo de Tlalpan.

    La Universidad cuenta hoy con facultades de filosofía, teología, derecho canónico, derecho civil y ciencias religiosas, y con reconocimiento tanto civil como eclesiástico, constituyéndose en un espacio privilegiado para el intercambio de ideas entre instancias de la sociedad y la Iglesia católica.

    El inicio del año jubilar tuvo como evento destacado la inauguración del nuevo edificio de su biblioteca. Con ello se pone al día la noble tradición de conservar los testimonios de la historia y promover el cultivo de las ciencias humanas y religiosas, aprovechando los nuevos recursos técnicos.

    Es siempre de agradecer la generosidad de los patronos que favorecen estas iniciativas. El acervo histórico de esta biblioteca proviene en buena medida de lo que fuera el Seminario de Montezuma y la comunidad de jesuitas que ahí atendió la formación sacerdotal de la Iglesia de México en tiempos de persecución.

    El resultado de dicho esfuerzo ha sido interesante, pues gracias a la red establecida con otras bibliotecas de la zona de Tlalpan, en particular la del Seminario Conciliar de México, se alcanza un total de alrededor de 400 mil volúmenes de obras altamente especializadas, que abarcan cinco siglos de conocimiento humano, lo que significa uno de los principales acervos bibliográficos de humanidades, filosofía y teología en América Latina.

    La Universidad Pontificia de México está llamada a seguir creciendo, ofreciendo en su amplio seno un ámbito para la reflexión, la investigación y la enseñanza de ciencias humanísticas y religiosas, abriendo la posibilidad de un diálogo sereno y profundo, libre de polarizaciones mediáticas, que promueva los mejores valores humanos en el contexto plural que caracteriza nuestro momento histórico.

    teyamoz@prodigy.net.mx

    Sacerdote y teólogo católico



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