aviso-oportuno.com.mx

Suscríbase por internet o llame al 5237-0800




Rosario Ibarra

¡Cómo duele!

Inició su participación social en 1973, cuando acusan a su hijo, Jesús Piedra, de pertenecer a la "Liga Comunista 23 de Septiembre", una org ...

Más de Rosario Ibarra



ARTÍCULOS ANTERIORES


    Ver más artículos

    30 de enero de 2007

    Y los días pasan y las semanas también y los meses… ¡y los años…! El tiempo que no detiene su andar, sigue inmisericorde por la ruta que se ha trazado… caminando, caminando… Nosotros, con la tristeza a flor de piel, con el dolor profundo, pero con la esperanza como antorcha que no se extingue, caminamos también, de la mano del tiempo.

    Todos los familiares de los desaparecidos políticos, en este año que acaba de pasar, hemos hecho recuento de los agravios recibidos por el pueblo entero de México y por nosotros como parte de él.

    Hemos identificado al responsable plenamente: sabemos quién es, quién ha sido y lo decimos y lo gritamos a todo pulmón hacia todos los rumbos del planeta: es el Gobierno mexicano, “el mal gobierno”, como ha sido bautizado desde hace mucho, porque desde hace mucho ha maltratado a este noble y generoso pueblo, le ha negado la justicia, le ha escamoteado sus derechos y ha llegado al crimen contra él. Masacre y genocidio, han sido palabras “de uso” en este suelo dolorido; secuestro, tortura y desaparición, son vocablos comunes en los expedientes de reclamo, en el gigantesco cúmulo de denuncias que los familiares de los agraviados hemos llevado ante las autoridades encargadas de impartir justicia. ¡Vano empeño! Esas llamadas autoridades, mal podrían hacer justicia, si son parte del aparato represivo y son también los representantes de la hipocresía gubernamental que tiene raíces, que crece y que cae como mala hierba, sobre todos los que se atreven a luchar por sus derechos o sobre los más pobres… ¡que son tantos!

    Como en una pantalla gigantesca van pasando las imágenes de ese recuento de ignominia y vemos todos los crímenes del pasado ya lejano y del que apenas ha concluido…

    ¡Cómo se parecen, cuánta semejanza! Y las siglas de los partidos en el poder, poco importan, si los agravios son gemelos, si los daños, si los hurtos, si los fraudes, si los atentados y los crímenes son ordenados “desde arriba”; si los planes siniestros se trazan sobre los escritorios lujosos de los encumbrados del gobierno, en acuerdos no escritos con los beneficiarios de la riqueza de este suelo, que son sus protegidos y “socios”.

    Y el sólo pensar en todo esto, el recordar tantos crímenes y el saber que todo sigue igual, sentimos un gran dolor… Sí… ¡cómo duele! Cuánto duele lo que aún pasa en Oaxaca. Qué dolor y qué rabia al ver el empecinamiento del mal gobierno que sostiene a quien ocupa la gubernatura del estado, sin importarle muertos, desaparecidos, tortura, presos y el rechazo popular. Pero cómo duele también la apatía de algunos mexicanos, que no son capaces de protestar por los desmanes en esa tierra cometidos. ¿Será el miedo el que los paraliza? “Tienen razón de sentirlo”, me dicen no pocos, conociendo al gobierno, ¿quién no lo sentiría?

    Otros aconsejan que no hay que tener miedo, que hay que luchar “a como de lugar”… Yo les recuerdo entonces algo que solía decir mi esposo. El pensaba y lo expresaba, que sólo quienes no saben medir el peligro no temen y que ser valiente no es no tener miedo, sino tenerlo… y sabérselo aguantar.

    Entonces, seamos valientes, midamos el peligro a partir del conocimiento que tenemos de la maldad del gobierno; tomemos como escudo la ley, mostremos nuestra vocación por la lucha pacífica, pero defendamos nuestros derechos y reclamemos la justicia que nos han robado. Hagámoslo por todo el mal que nos han causado y hoy, en especial por Oaxaca, porque… lo que allí han hecho… ¡cómo duele, cómo duele!

    Dirigente del Comité ¡Eureka!



    ARTÍCULO ANTERIOR
    Editorial EL UNIVERSAL Un Hoy No Circula más justo


    PUBLICIDAD.