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Carlos Monsiváis

El pecado es ilegal aunque sea constitucional

Carlos Monsiváis es ante todo un hombre observador. Escritor que toma el fenómeno social, cultural, popular o literario, y que, con rápido b ...

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    10 de diciembre de 2006

    La implantación del doctor José Ángel Córdova Villalobos en la Secretaría de Salud alegró a las grandes industrias farmacéuticas y a las asociaciones del integrismo, y no es para menos. Córdova Villalobos ha sido congruente en su conservadurismo extremo. En su paso por la diputación federal, él encabezó las protestas contra la "píldora del día siguiente", por considerarla "abortiva", no obstante la sólida y abundante argumentación científica en contra. A propósito, el candidato Calderón también se manifestó en contra, alegó la fortaleza de sus creencias, y ante la protesta se retractó sin retractarse y habló de algo parecido a un galimatías. En esa batalla cultural perdida, Córdova exhibió su bagaje primordial, la decisión de no oír jamás algo parecido a la crítica, ni por asomo. ¿Para qué? En su lógica apabullante, los que no estén de acuerdo con su posición anidan en la zona de las tinieblas, es decir, son inaudibles. (¿Quién oye a la oscuridad?) Su sector, el de la Verdad Absoluta, no acepta debates, y dice siempre lo mismo, palabra por palabra. ¿Por qué modificar en lo mínimo sus posiciones si la receta funciona: inmoviliza tu mensaje y alguien te atribuirá conocimientos firmísimos?

    Véase al respecto una entrevista de Córdova con Ángeles Martínez, de La Jornada (25 de noviembre de 2006):

    P: ¿Está usted comprometido con el derecho a la salud, incluidos los sexuales y reproductivos?

    La respuesta del secretario es típica: descalifica con rudeza la pregunta y con esto se cree al mando de la respuesta (a la táctica se le podría llamar "si los intimido los ensordezco"). Y, por supuesto, "mana profecías":

    Córdova: "Es sólo el derecho a la salud, porque si le llamamos derecho a cada cosa, habría derechos digestivos o respiratorios. El derecho a la salud debe ser completo y pasa integralmente por una información y educación para la salud..."

    * * *

    ¿Leí bien, leyeron ustedes bien? En un segundo, Córdova establece su taxonomía anatómica. Sólo existe el derecho a la salud sin compartimientos, sin especificaciones (uno o una se enferma de todo, nadie se enferma en partes), y este derecho evitará que haya quienes, por ejemplo, recuerden que en la mayoría de los estados y en la ciudad de México es legal el aborto por causa de violación, malformación genética del producto y riesgo de vida de la madre.

    Añádase a esto otros derechos: al control de la natalidad; a la "píldora del día siguiente"; a exigirle al Estado que cumpla la ley en casos de violación, no obstante "las objeciones de conciencia" de algunos médicos, porque los derechos no pueden aplazarse, así las convicciones de un doctor los nieguen; al abastecimiento de medicamentos a personas con VIH o ya enfermos de sida; al derecho a la muerte digna, en síntesis a lo que demanda la atención específica y que, en manos de autoridades agazapadas tras la definición fundamentalista del "derecho a la salud", seguirá expresando el desprecio notorio a los derechohabientes.

    * * *

    A Córdova nadie le pone trampas. Su ideología lo ha resguardado del conocimiento y él desdeña las opiniones ajenas por "impuras". Cualquier frase del interlocutor le sirve en su objeto de disipar cualquier duda infinitesimal sobre su integrismo:

    P: Si el embarazo es resultado de una violación, su interrupción está permitida en todo el país.

    Véase lo que sigue. Córdova no confirma un hecho y le da vueltas a sus palabras con tal de confundir a la periodista y si esto no pasa así, no importa. Tan es su oficio engañar a los demonios que le da vueltas "con astucia" al tema de la legalidad de la interrupción del embarazo por violación:

    Córdova: "Hay que revisarlo para incluir situaciones directas del prestador de servicios. A un médico no se le puede obligar a acciones que están en contra de su forma de pensar a menos que sea una urgencia".

    En el sentido no elogioso de la palabra, es notable la actitud del recién estrenado secretario. A la legalidad incuestionable del aborto por violación, el astuto Córdova responde con su tiro al blanco: lo importante es proteger a los médicos que estudiaron para ejercer simultáneamente la medicina y los prejuicios. Vuelve al método Ollendorf: si mi tía tuviera ruedas sería indulgencia plenaria. Casi físicamente, Córdova no puede verbalizar algo que le horroriza. En su decisión de no entender lo que lo contradice, Córdova se confiesa: el pecado es ilegal aunque sea constitucional. ¿Y quién, en este paisaje de intolerancias, define la urgencia?

    Córdova prosigue: "Todavía hay muchos vacíos legales. Se debe discutir la objeción de conciencia, que no está en ningún lado de la ley". Le preguntan por el aborto por violación y al desviar la respuesta miente a sabiendas, así, a) para empezar, la objeción de conciencia sí (¡sí!) está considerada en el Código Penal de Distrito Federal que es ley, y, b) exhibe su condición inequívoca de objetor de conciencia en el caso de la práctica legal del aborto. Ya falta poco para que admita que si aceptó el puesto es para abolir la ley que aborrece.

    * * *

    En otra entrevista (Notiese, 28 de noviembre de 2006), Córdova Villalobos es muy escueto: "Mis convicciones no las voy a cambiar, pero ahora vamos a gobernar para todos con el mismo derecho para todos". El pero delata sus convicciones, aunque esa puede ser una traición de la sintaxis; sin embargo, ya lo inequívoco es lo siguiente. "Tengo la apertura para escuchar a todas las voces, aunque evidentemente al escucharlas no quiere decir que tengo que seguir lo que están solicitando, hay que analizarlo porque también hay que respetar los derechos de terceros...".

    ¿En materia del derecho a la salud qué son "los derechos a terceros"? ¿Son, como asegura el PAN, lo concerniente a las familias cuando se dice en la plataforma doctrinaria: "El sida, en primer lugar, es un problema para las familias", como si los enfermos no existieran? ¿Y por qué Córdova no va a "seguir lo que la gente está solicitando"? ¿Es que la gente sólo dice necedades o nada más demanda imposibles?

    Se le pregunta si va a haber un retroceso en temas como el aborto o si va a sacar del cuadro básico de medicamentos la píldora anticonceptiva de emergencia, y contesta que no es así, pues "eso ya está pasado; lo de la "píldora del día siguiente" es una decisión que tomó el Consejo de Salubridad y que actualmente no es de lo más trascendente en la secretaría, primero quisiéramos garantizar que todos los mexicanos tuvieran acceso a la salud". Despreciativo sí es don Córdova, y pasa como sobre las ascuas de su monomanía aquello que le parece reprobable: ¿qué es "lo trascendente en la Secretaría de Salud"? ¿Por qué insiste en que todos o ninguno cuando sabe que por cuestión de recursos, capacidad médica instalada, destreza administrativa y posibilidad real de la mayoría de la población, a él no le tocará garantizar que todos los mexicanos tengan acceso a la salud, como si la salud fuese la Feria de León?

    ¿Cuál es la estrategia? Podría suponerse que la proverbial en los fundamentalistas, mentir para ganar tiempo, para que la secularización no transcurra y la teocracia vuelva, para que el pecado quede fuera del derecho a la salud. Sin embargo, la época, que también tiene derechos, no favorece esta política, y el daño que se haga (considerable) no detendrá la movilización por los derechos específicos ni satisfará la presunción del secretario de Salud.

    Escritor



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