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Carlos Monsiváis

Vetas del oportunismo

Carlos Monsiváis es ante todo un hombre observador. Escritor que toma el fenómeno social, cultural, popular o literario, y que, con rápido b ...

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    26 de noviembre de 2006

    C omo nunca, como siempre, el oportunismo está a la orden del día. Son demasiados los autollamados y, previsiblemente, serán pocos los escogidos. Recurro a la memoria que me refrende otros grandes momentos del arte de enderezar la oportunidad. Todo en favor del excluido, del no tomado en cuenta sino en niveles inferiores a su deseo, del ansioso por enderezar las cosas en su favor.

    * * *

    Esquelas registradas por el periodista Francisco Martínez de la Vega (nombres cambiados, fecha de 1946):

    "La niña María de los Ángeles Pérez Fernández voló al cielo a la tierna edad de cuatro años. Sus atribulados padres lo comunican con aflicción... y aprovechan la oportunidad para adherirse a la candidatura del licenciado Miguel Alemán Valdés para presidente de la República".

    * * *

    En 1976 hay certidumbre respecto de la identidad del próximo presidente de la patria. Los tres contendientes finales son Hugo Cervantes del Río, secretario de la Presidencia; Mario Moya Palencia, secretario de Gobernación, y José López Portillo, secretario de Hacienda. La lideresa de los vendedores de lotería, Sara Ornelas, famosa por su fidelidad al PRI y por la orquesta de matracas que la acompaña, no sabe qué hacer, a quién apoyar, y en la angustia se decide por la espera.

    Llega el día del destape, y se da la noticia: el portento es José López Portillo. Veinte minutos más tarde llega a las oficinas de Hacienda en Palacio Nacional un contingente brioso de billeteros con chamarras nuevas, con un letrero en la espalda que proclama la adhesión: "Los billeteros con José López Portillo". Al parecer, la intuición de doña Sarita es formidable y, ya en el disfrute de sus dones carismáticos, el candidato sonríe ampliamente. Luego se sabe: se han mandado hacer 900 chamarras con los nombres correspondientes: 300 para Moya y otras tantas para Cervantes del Río y López Portillo. Ya será lo de menos quitarles las letras a las prendas de los perdedores.

    * * *

    En los grandes momentos del oportunismo, los de la sucesión presidencial, uno de los ejercicios indispensables es la fabricación de membretes, que se integran en los manifiestos de adhesión de plana entera. Algunos membretes son previsibles en exceso: Odontólogos Revolucionarios de San Luis Potosí, Coalición Vigilante de los Derechos del Pueblo Mexicano, Asociación de Mujeres Profesionistas de Tamazunchale, Acción Política Anticipadora Unánime de Solidaridad Organizada (Aplauso), Plataforma de Profesionales A.C...

    Otros membretes son francamente más audaces, más -por así decirlo- desbordantes de ambición estética. Recuerdo uno de apoyo a Díaz Ordaz en 1968: Asociación de Ex Alumnos de la UNAM (todos, es de suponer). En la desmesura onomástica participan: Profesionistas en Solidaridad con México, Unión de Estudiantes Tamaulipecos Residentes en la Colonia Álamos, Sembradores del Alfabeto, Frente Juvenil de la Madurez Política, Sector Progresista de la Masonería Alternativa... Y al leer con avidez esas listas de la zoología fantástica, me imaginé la confección de esos nombres alucinantes: un pequeño despacho, una máquina de medio pelo y risas continuas al festejar los nombres, el acuñamiento de disparates sonoros.

    * * *

    Una escena de Saltillo en la década de 1960, en todo caso antes de 1968. El orador encargado de anunciar el nombre del ungido, del ser superior al que el PRI le concede la candidatura del gobierno del estado de Coahuila, grita en plena exaltación triunfalista:

    "Amigos y compañeros, compañeras y amigas del estado más revolucionario de México, el estado que produjo nada menos que al varón de Cuatro Ciénagas, el inmarcesible y pundonoroso don Venustiano Carranza. Ha llegado el momento de que el pueblo coahuilense, al que pertenece en primera fila la legión de Saltillo, elija al que representará los colores tricolores. ¡Y qué mejor hombre, qué mejor candidato que Emilio R. Domínguez F., el militante agrario por excelencia, el que le ha dado a nuestra CNC el don de ubicuidad, porque lo mismo está en un ejido que en las colonias populares, en los campos de labranza, que en la preparación de las nuevas generaciones. Pido un aplauso irrestricto, patriótico, encendido para Emilio R. Domínguez F..."

    En ese momento le pasan al orador un papel. Lo lee con angustia y tiene un momento de vacilación. Se le ve en la cara el conflicto de la improvisación. Por fin se decide: "Sí compañeros y compañeras, sí abnegado y heroico pueblo de Coahuila. Somos tan afortunados que siempre podremos escoger al mejor. ¿Oyeron todo lo que dije a propósito del amigo Emilio? Pues bien, coahuilenses, él es un pobre pendejo comparado con Antonio Rubalcava, el egregio agricultor y empresario que es el orgullo de la región y el verdadero representante de nuestras aspiraciones. Pido un aplauso interminable para Toño Rubalcava, el candidato de nuestro partido al gobierno de Coahuila..."

    * * *

    Requisitos del oportunismo de todos los tiempos:

    - Nunca incursione en la autocrítica, no se añada a las murmuraciones y las denuncias. Supongamos que usted, político profesional, transcurrió por décadas en el PRI, pernoctó en el PRD, y en ambas instituciones halló puestos y curules, hasta atardecer finalmente en el PAN. Si lo atacan, no conteste. Sería atizar el escandalito. Si alguien de buena fe (la única cualidad que existe en la nación) le pregunta el porqué de sus saltos, responda simplemente: "Yo no cambio, soy fiel a mi línea de congruencia progresista. Lo que cambia, y de modo artero, es la realidad". Y que no le preocupen necedades como la declaración reciente del PRI que le advierte a Calderón que no aceptará a "saltimbanquis" como miembros del nuevo gobierno. ¿A dónde iría el país sin gente que con rapidez madurísima se diera cuenta que si no salta se hunde?

    - No dude en calificar de tránsfugas a los que hayan actuado exactamente como usted. Recuerde: el que califica primero califica cien veces. Algo no recomendable, salvo en casos de angustia extrema, es el recurso de "si eso es ser maravilloso, entonces soy maravilloso".

    Un ejemplo, a usted en una reunión agitada lo llaman "oportunista, maromero, carente de columna vertebral, etcétera". Lo peor en estos casos es salir con "si ser oportunista es llegar temprano a la defensa de mi patria; si ser oportunista es enfrentar la parálisis de la vida política; si ser oportunista es negarle tiempo al tiempo para llegar antes a la convocatoria de la República... entonces, señores, hagan lo que quieran de mi prestigio, porque sí soy oportunista". Antes de soltarse con una así, piénselo, nadie agradece un momento así y todos lo recuerdan para siempre.

    Escritor



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