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Jorge Zepeda Patterson

Gabinete económico

Jorge Zepeda Patterson. Economista, sociólogo y columnista político. Fundó la revista Día Siete, distribuida por EL UNIVERSAL, entre otros ...

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    22 de noviembre de 2006

    Los primeros seis "despates" del gabinete de Calderón han dejado un buen sabor a los mercados financieros y los círculos empresariales, pero también algún desasosiego en ámbitos políticos. La revisión de sus credenciales arroja un balance de fortalezas y debilidades frente al reto que este gabinete económico tendrá por delante. Para efectos de análisis puede hablarse prácticamente de dos énfasis distintos dentro de esta media docena de funcionarios: los técnicos y los políticos.

    La certidumbre y la confianza que inspira el gabinete económico tiene que ver en gran medida con la capacidad técnica y académica que muestra la trayectoria de cuatro de ellos: Agustín Carstens (Hacienda), Luis Téllez (Comunicaciones y Transportes) y Georgina Kessel (Energía) y Eduardo Sojo (Economía).

    Los cuatro son doctores en Economía egresados de universidades estadounidenses de élite. Carstens se doctoró en la Escuela de Chicago, Téllez, en el MIT, Kessel, en Columbia, y Sojo, en Pensylvania. Los cuatro son autores de libros o documentos especializados en economía y tienen amplia experiencia docente en universidades de prestigio. Llama la atención que los tres primeros sean egresados del ITAM, que se ha convertido en el centro de formación estratégica de los economistas que desde hace años ocupan las posiciones de élite, tanto en el sector público como el privado. Ninguno de los seis tiene como alma máter alguna universidad pública. Hace buen rato que los técnicos que dirigen la política económica del país dejaron de ser egresados de la UNAM, el Politécnico o equivalentes.

    Lo cierto es que las credenciales curriculares de la mayor parte de ellos son intachables, en sí mismas. Carstens y Téllez fueron "niños prodigio" en sus carreras. A los 35 años ya eran subsecretarios (de Hacienda y de Agricultura, respectivamente). Los cuatro conocen de su materia y gozan de prestigio en el gremio de los economistas. Justamente una de las reservas que puede provocar su designación se centra en el excesivo tecnicismo que les caracteriza y la corriente economicista de la que proceden. Carstens, Téllez y Kessel han sido formados y han trabajado en instituciones que profesan el llamado Consenso de Washington (FMI, Banco Mundial, Departamento del Tesoro de EU), que durante años ha promovido la aplicación mundial de las políticas neoliberales. Agustín Carstens, como se sabe, fungía como tercero en el escalafón del gobierno del FMI antes de ser convocado por Calderón. Aunque en su descargo habría que señalar que desde hace algunos años estos organismos internacionales comienzan a matizar la aplicación tajante de los criterios neoliberales, introduciendo una mayor valoración de aspectos sociales. Georgina Kessel ha trabajado en la OCDE, que si bien está relacionada con un paradigma neoliberal, suele ser más incluyente de temas sociales y relativos al desarrollo humano. Un texto sobre política energética y otro sobre el sureste mexicano publicados por Kessel en los últimos años, dan cuenta clara de su adscripción a las políticas públicas de corte neoliberal.

    Una ventaja de la ortodoxia que caracteriza su formación reside en la crítica permanente que suele hacer esta corriente al papel de los monopolios. Carstens ya ha mencionado el daño que inflige al país la presencia de consorcios que operan con privilegios y distorsionan la competitividad y la eficiencia del mercado. No está claro si Calderón emprenderá una reducción de los márgenes extraordinarios y artificiales con los que opera la banca, las telecomunicaciones y el gran capital, que durante décadas han gozado de protecciones, acuerdos fiscales discrecionales y pago de derechos inferiores a los criterios internacionales.

    La otra duda que inspira la trayectoria de estos cuatro "técnicos" reside en su capacidad (o la falta de ella), para bregar y entender las variables sociales y el comportamiento de los actores políticos, difícilmente reductibles a un modelo econométrico. La administración de Fox deja cuentas aceptables en términos de indicadores macroeconómicos, pero muy pobres en materia microeconómica y de calidad de vida real en grandes sectores de la población. La pregunta de fondo es saber si este grupo tendrá la sensibilidad y la habilidad para negociar en el terreno de la política, y de sacrificar el comportamiento de indicadores en aras del consenso y de la gobernabilidad. Habría que reconocer que Téllez y Sojo han tenido exposición y experiencia política a lo largo de su trayectoria. Carstens y Kessel inspiran mayores reservas en ese sentido.

    Por último, en algunos ámbitos se ha señalado el conflicto de intereses que podría ocasionar la relación establecida por Luis Téllez con varias empresas nacionales y transnacionales, durante su desempeño como consultor. Entre las empresas relacionadas con su despacho destaca el consorcio internacional Cargille, un gigante en asuntos de energía e investigación.

    Sobre los otros dos miembros del gabinete, sus fortalezas y debilidades son diferentes. Javier Lozano (Trabajo) y Rodolfo Elizondo (Turismo) carecen de las credenciales académicas de los primeros, pero poseen mayor experiencia política. Ambas secretarías lo requieren. Lozano es abogado y ha sido funcionario en Gobernación y en la Comisión Federal de Telecomunicaciones. Carece de experiencia en materia de "charros" sindicales y en la Comisión tuvo algunos roces con el gran capital (Televisa en particular). Pero es un negociador hábil y un buen puente entre el gabinete económico y el gabinete político, como lo exige esta Secretaría (en el sexenio pasado, incluso, fue presentada dentro del gabinete político).

    En asuntos de política Rodolfo Elizondo es como la penicilina: de muy amplio espectro. Su segunda oportunidad en la Secretaría de Turismo no está justificada por el balance de su gestión. Es el único propiamente "felipista" (Sojo también aunque en menor medida) y quizá al pago a su lealtad obedezca el beneficio de la duda para repetir.

    En resumen. Dos panistas (Elizondo y Sojo), dos ex priistas (Téllez y Lozano) y dos técnicos apartidistas (Carstens y Kessel). Los dos primeros de "casa", los otros cuatro incorporados por invitación, aunque ya eran "agentes libres". En los nombramientos aún no hay representantes de otros grupos políticos y de otras agendas, y mucho menos un gabinete de coalición. Un gabinete económico que de arranque ofrece más certidumbres que temores. Hasta ahora.



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