aviso-oportuno.com.mx

Suscríbase por internet o llame al 5237-0800




Carlos Monsiváis

De la integración de América Latina

Carlos Monsiváis es ante todo un hombre observador. Escritor que toma el fenómeno social, cultural, popular o literario, y que, con rápido b ...

Más de Carlos Monsiváis



ARTÍCULOS ANTERIORES


    Ver más artículos

    29 de octubre de 2006

    L as (crecientes) movilizaciones de trabajadores hispanos o latinos en Estados Unidos resultan ser, entre otras cosas, una de las fuerzas de integración cultural latinoamericana más notables de las últimas décadas, aunque no se las perciba así. ¿Cómo se les define? ¿Integración de América Latina con lo internacional o con la globalización desde Norteamérica? ¿Una especie de tratado de libre identidad? ¿La lucha por los derechos de los trabajadores que sólo puede ser transnacional? Desde hace tiempo, la profundidad de las crisis económicas, el peso de los regímenes autoritarios, las graves dificultades de los gobiernos de orientación democrática, y la compra de los procesos electorales, son elementos que desaniman o perturban la integración regional. Con todo, se intensifican y se hacen más visibles los elementos en común:

    -La apariencia de las ciudades medianas y grandes, normada por el afán de parecerse a las ciudades de Estados Unidos, con sus cadenas de restaurantes y su culto al automóvil. A esta uniformidad, con frecuencia deprimente, no la alivian los escasos logros de la arquitectura "posmoderna".

    -Los fenómenos de la postsecularización; entre ellos, la explosión demográfica de credos y convicciones esotéricas.

    -El crecimiento de la tolerancia que desbarata la hegemonía del tradicionalismo.

    -La "democratización desde abajo" (por el momento, la única concebible), con su secuela inevitable: el culto por la sociedad civil y la desconfianza hacia los partidos políticos.

    -La internet, que orienta en todos los países la "religión tecnológica".

    -Las grandes desventajas (económicas, mercadotécnicas) de los sectores democráticos, o progresistas como solía decirse, ante la prepotencia del neoliberalismo y de la semireligión del mercado libre (el capitalismo salvaje como obligación moral).

    -La crisis de las industrias editoriales de cada país hace de la industria española el mayor enlace bibliográfico de América Latina. Disminuye el número de ejemplares por edición, la poesía casi no se vende, fallan los sistemas de distribución. Con sólo unas cuantas grandes editoriales latinoamericanas (el Fondo de Cultura Económica la más destacada), y sin disponer del aparato de divulgación de las grandes editoriales hispanas, a los autores ya sólo se les conoce en sus respectivos países o, las más de las veces, en sus respectivas ciudades. La circulación de las revistas culturales es, de modo estricto, nacional o regional.

    -Se da el tránsito masivo a una cultura predominantemente visual que minimiza logros y perspectivas de la cultura humanista clásica, propia de las minorías que crearon los proyectos nacionales.

    -Se activa la preocupación, todavía incierta, por la conciencia ecológica en paisajes urbanos y rurales regidos por la devastación industrial, la contaminación atmosférica, la tala de bosques, la inversión térmica.

    -El auge del subempleo y el desempleo vigoriza aún más el imperio de lo visual.

    -Crece el impacto de la industria cultural de Estados Unidos. De las películas exhibidas o rentadas en los centros de DVD de América Latina, más de 80% son estadounidenses. En materia de venta de compact-disc, cerca de 50% son de rock de EU. Prevalecen los best-sellers estadounidenses, de Tom Clancy a la literatura del Self-Help. Y son contadas las excepciones, en la índole de Como agua para chocolate de Laura Esquivel y La casa de los espíritus de Isabel Allende. Como antes, son muy fuertes los vínculos con los centros de los distintos poderes: España, la metrópoli editorial; Nueva York, la metrópoli de las valoraciones artísticas; París, la metrópoli de las modas intelectuales.

    -El feminismo, o el conjunto de teorías y prácticas tendientes a acrecentar los derechos de la mujer, repercute grandemente en lo cultural de muy diversos modos. Entre ellos la difusión de la literatura escrita por mujeres. También, y esto es fundamental, las tesis feministas están cambiando a diario a las sociedades.

    -Las universidades se desarrollan con rapidez y las cifras de maestros y estudiantes son, en comparación con lo anterior, extraordinarias. El posgrado, de preferencia en Estados Unidos, va convirtiendo a la licenciatura en un equivalente del bachillerato. Ya en la década de 1980, sin embargo, se deteriora la fe en el título universitario, al aumentar el desempleo en las filas de los graduados, sobre todo en los egresados de las universidades públicas. Y, también, la explosión demográfica de los centros de enseñanza patito, universidades incluidas, produce cada año el desamparo múltiple de miles de no profesionistas.

    -La televisión abierta le cede gran parte de su influencia a la de cable.

    -La inundación de los celulares fomenta el nomadismo y el sedentarismo móvil.

    -La televisión abierta se somete a la censura; cable no, y allí radica gran parte de su atractivo.

    -La piratería está trastornando el comercio regular en CD y DVD, y ya interviene en materia de libros.

    "Las noticias en español, por favor, para practicar"

    ¿Qué se sabe hoy de lo que ocurre culturalmente en América Latina en situaciones sobredeterminadas por la economía, en caída permanente, y la política, jamás alcanza la credibilidad exigible? ¿Son compaginables la globalización que se impone y el aislamiento regional? ¿Tiene sentido hablar de una "globalización periférica"?

    La televisión es el gran suministro informativo, en medios donde el aparato comercial ahoga, oculta y disminuye los esfuerzos nacionales y locales. El canje de estímulos culturales se añade mecánicamente a la sustitución de importaciones. Esto, mientras se vienen abajo las prevenciones apocalípticas sobre "la pérdida de la identidad", que a fin de cuentas jamás se pierde.

    Falta por señalar un elemento presente a lo largo del siglo, la americanización, ya decisiva a partir de los años 60. Por americanización no entiendo los beneficios comprobables de una cultura internacional, asunto legítimo e inevitable, sino la serie de hechos que refuerzan la dependencia:

    -En lo básico, el sentido de lo contemporáneo se decide en Estados Unidos, lo que abarca a las modas de toda índole, incluso las intelectuales, y a las definiciones de lo moderno.

    -En las clases medias y en la burguesía se imitan compulsivamente las formas de vida estadounidenses. Esto, potenciado a diario por la televisión, convierte a grandes ciudades de EU (Miami, Houston, Dallas, Los Ángeles, Nueva York) en mecas o "centros ceremoniales" de latinoamericanos de distintas clases sociales. El proceso de las clases populares es semejante y muy distinto.

    -La cultura juvenil depende en muy buena medida de lo que se divulga desde Estados Unidos, de los grupos de rock y de fusión a la ropa, del uso del arete por hombres, de los cómics japoneses, etcétera.

    -La televisión y más específicamente el cable y la antena parabólica hacen de la información sobre Estados Unidos uno de los saberes latinoamericanos específicos.

    La relación de la sociedad con la información se norma cada vez más por el modelo estadounidense de esquemas noticiosos.

    Escritor



    ARTÍCULO ANTERIOR
    Editorial EL UNIVERSAL Un Hoy No Circula más justo


    PUBLICIDAD.