aviso-oportuno.com.mx

Suscríbase por internet o llame al 5237-0800




Manuel Camacho Solís

¡No pasa nada!

Ha participado en importantes diálogos y negociaciones políticas: con las organizaciones de damnificados después de los sismos de 1985; el S ...

Más de Manuel Camacho Solís



ARTÍCULOS ANTERIORES


    Ver más artículos

    21 de agosto de 2006

    En las horas de mayor peligro, se dice que aquí no pasa nada. Que todo está bajo control. Que el plan dará resultado. Que habrá un final feliz de la administración de Fox y el nuevo gobierno rápidamente podrá retomar el control político.

    A los inversionistas del exterior los han tranquilizado, diciéndoles que ya todo está a punto de revolverse. El Tribunal validará el conteo del IFE. Declarará a Felipe Calderón presidente electo. La protesta de AMLO vendrá a menos. Se desinflará. Y con la ley en la mano, se sofocará cualquier rebeldía. Todo está previsto. Va por buen camino.

    A los empresarios, desde que hicieron su propaganda sucia e ilegal, les aseguraron que era imposible la anulación. Les dijeron inicialmente que el Tribunal no podía hacer el recuento y no tenía facultades para anular. Eso mismo comunicaron a los gobiernos extranjeros. Del recuento nada. Los números son los mismos. Irregularidades, ¿cuáles? Qué más da que hayan aparecido tantos votos de más, sobres abiertos, o que haya habido en las horas anteriores al día de la elección cambios de funcionarios de casillas en una proporción sin precedente. Violaciones a la ley, ¿cuáles?

    La protesta, pues, está debilitándose. Y si no, para eso están las barreras metálicas, la policía federal preventiva y las tanquetas. Si eso no basta, algunos dicen, vendrán las detenciones o lo que se necesite.

    Pero seguro que no va a pasar nada. Estamos ante un final feliz de sexenio. ¿Oaxaca? ¿Chiapas? ¿Los mineros? ¿Las organizaciones criminales? Qué más da, los ministros podrán decir que esos son problemas que no les corresponden, que son de seguridad. El candidato oficial, pues, que se espere a ser presidente. Mientras tanto, el gobierno tomará el control de la situación. Al cabo que, entre más rodeado y débil esté, menos podrá tener la autonomía que pondría en peligro las complicidades.

    Los videos, qué más da. Si en Estados Unidos haber negado el espionaje al partido opositor provocó el Watergate, aquí no pasa nada.

    Llegó la hora cero en donde habrá de definirse el futuro político de nuestro país. En unos cuantos días el Tribunal Electoral tomará su decisión. Vendrá el Informe del presidente. El Grito de Independencia. El desfile militar. La Convención. Cada uno de estos eventos estará marcado por la decisión que tome el Tribunal.

    Cada uno de los poderes e intereses se ha posicionado pública o privadamente frente a este momento decisivo. El curso que llevan los acontecimientos es hacia el enfrentamiento. Tal pareciera que todos están convencidos de que dar un paso atrás, pone en peligro al conjunto de los intereses y convicciones que han acompañado el proceso electoral.

    En unas cuantas semanas ha reaparecido el rostro del antiguo régimen. Del gobierno que necesariamente gana las elecciones. De la criminalización de la protesta social. De la reaparición de las soluciones policiacas. Del mayor control sobre los medios. De la generación de rumores y preparación de la opinión pública para los actos de fuerza. De cerrar los ojos frente a hechos graves, como la represión a los legisladores en su propia casa.

    Nadie pareciera estar conciente de lo que está ocurriendo. De lo que viene. Sus planes están desconectados de la realidad y enchufados al hígado o a los nervios que transmiten temor y determinan reacciones irreflexivas. Esta falta de análisis y conocimiento de la política y la sociedad se transmiten como si fuera la verdad última. Los responsables creen que, si tienen el poder, seguro sabrán qué va a pasar, y si no, tendrán con qué hacer su control de daños.

    La falta de previsión -que se manifiesta en el aquí no pasa nada- ha caracterizado a los gobernantes prepotentes desde hace muchos años. Pero nunca como ahora. ¿De verdad creen que ya está todo resuelto? Como la situación no es tan clara como se pinta, pronto podrá haber desencantos. ¿Y entonces, cuando ya sea demasiado tarde, qué van a hacer? Los aires que soplan anuncian la llegada del frío. La primavera de la democracia pareciera quedar atrás. Hay, sin embargo, algo en el ambiente que podría anunciar una sorpresa. Viviremos días determinantes.

    Diputado federal (PRD)



    ARTÍCULO ANTERIOR
    Editorial EL UNIVERSAL Un Hoy No Circula más justo


    PUBLICIDAD.