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Ricardo Raphael

Y sin embargo, de izquierda

Maestro en Ciencias Políticas por el Instituto de Estudios Políticos de París, Francia. Maestría en Administración Pública por la Escuela ...

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    21 de julio de 2006

    ¿Es posible ser de izquierda sin renunciar a criticar a la izquierda? ¿Se puede estar en contra de los privilegios, de las oligarquías, de la moralina derechosa, sin que tal cosa implique renunciar a los juicios propios? ¿Tener derecho a creer en una causa y al mismo tiempo disentir de los caminos que se toman para defenderla?

    No siempre la izquierda ha acusado a sus críticos de traidores o colaboracionistas, pero mucho se ha equivocado ésta cuando ha hecho de la fe, y no de la razón, su argumento principal.

    En estos días de intolerancia cruzada es compatible oponerse a la derecha y mantener alerta las capacidades para evaluar a la izquierda. También lo es combatir la desigualdad y sentirse defraudado por el uso abusivo de las declaraciones infundadas.

    Antes de continuar insistiendo en que durante la jornada del 2 de julio se perpetró un gran fraude electoral, Andrés Manuel López Obrador habría de darse un poco de tiempo para practicar el sano ejercicio de la autocrítica. De lo contrario, el erradero de su conducción política podría terminar siendo desastroso para el futuro de la izquierda mexicana.

    ¿No sería ya tiempo de asumir que la coalición Por el Bien de Todos también cometió errores durante la campaña electoral? Que no todo lo que hoy le está sucediendo es culpa del otro: del IFE, del tribunal, de los empresarios, de Cuauhtémoc Cárdenas, de Patricia Mercado, del EZLN, de los medios de comunicación, de Vicente Fox Quesada, de Felipe Calderón Hinojosa, etcétera.

    Tengo para mí que antes de seguir andando por este camino tan accidentado, bien valdría la pena realizar un primer balance que permitiera evaluar serenamente el trato otorgado al líder moral del 88. Sopesar las razones por las que se extraviaron los servicios que el ingeniero Cárdenas podía haber prestado. ¿Qué habría sucedido de no haberse impuesto a Leonel Cota Montaño como presidente del PRD, o de haber mantenido abiertas las puertas para que los candidatos cardenistas llegaran al Senado por el Distrito Federal?

    Quizá sea tiempo también para aceptar que, de haber mantenido cerca a alguno de "los grupitos", como despectivamente llama Carlos Monsiváis al partido que ahora encabeza Patricia Mercado, no andarían hoy los perredistas buscando votos hasta por debajo de las urnas. ¿Sabrán que no fue el supuesto protagonismo de la candidata socialdemócrata lo que originó el rompimiento entre ambas izquierdas, sino el rechazo conservador hacia las causas que, hace ya tiempo, ellos valoran como despreciables y marginales?

    ¿Habrán tomado conciencia de que la inasistencia al primer debate no fue una buena estrategia de campaña? Que al desairar, ofendieron a los electores más que al resto de los candidatos. ¿Se habrán dado cuenta ya de que colaboraron con el PAN para que la campaña del miedo echara raíces? Si los pobres también tuvieron miedo fue porque tanto el lobo como Caperucita lamentablemente se pusieron de acuerdo.

    ¿Habrán ya descubierto lo encerrados en sí mismos que estuvieron durante estos meses de contienda? ¿Tendrán claro que fue un error devolver tanta descortesía, desconfianza, y hasta paranoia, cuando alguien fuera de su círculo cercano les ofreció un diálogo franco?

    ¿Habrán ya evaluado el pésimo papel que hicieron algunos de los integrantes de su equipo de campaña? ¿El daño que hizo, con su frivolidad y soberbia, el vocero Federico Arreola? ¿O la lamentable imagen que dejó entre muchos el insufrible cretinismo de Leonel Cota Montaño (cuya estatura política sólo es comparable en este país con la de Manuel Espino Barrientos)?

    ¿Tendrán conciencia del autoritarismo que exudan por los poros algunos de sus más acérrimos defensores? ¿Habrán notado ya que entre sus dirigentes el número de agitadores es mayor que el de los argumentadores? ¿Serán lo suficientemente maduros para saber que si las sonrisas se convierten en puños ocurrirá en buena medida porque ellos así lo provocaron?

    A pesar del enorme entusiasmo que entre los desposeídos despertó la candidatura de Andrés Manuel López Obrador, hoy porhoy la izquierda está en peligro. Lo está porque, de faltar a la verdad en sus denuncias, las expectativas terminarán estrellándose contra el muro de la imposibilidad. No ha de olvidarse que entre la euforia y la apatía puede haber sólo un paso. Sería injusto fracturar un futuro prometedor con tal de evitar, cueste lo que cueste, que en esta ronda otro ocupe la silla presidencial.

    Profesor del ITESM



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