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Manuel Camacho Solís

Empresarios

Ha participado en importantes diálogos y negociaciones políticas: con las organizaciones de damnificados después de los sismos de 1985; el S ...

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    19 de junio de 2006

    La relación de Andrés Manuel López Obrador con los empresarios y sus organizaciones cuando fue jefe de Gobierno del Distrito Federal fue muy buena. En cambio, ahora, durante la campaña, la percepción pública es que existe un enfrentamiento entre los empresarios y el candidato de la izquierda.

    La relación fue buena porque en la ciudad de México los empresarios tuvieron la protección de la ley y acogida a sus proyectos de inversión. En el Distrito Federal habita un gran número de empresarios; jamás tuvieron problemas por el hecho de ser empresarios. Por el contrario, fueron invitados a participar en importantes proyectos de regeneración urbana, infraestructura y en consejos que miraban por el mejoramiento de la ciudad. Ellos aportaron recursos y sus nombres para emprender proyectos benéficos. Jamás hubo un acto de la autoridad que pusiera en riesgo su patrimonio o su seguridad.

    Los empresarios asistían felices a los eventos que organizaba el jefe de Gobierno. Y no tenían problema con que él pudiera ser candidato a presidente. La preocupación venía de parte de quienes -en el teatro de las ambiciones políticas- veían muy fuerte a AMLO. Unos porque querían la candidatura (como la señora Marta o el anterior secretario de Gobernación), y otros porque temían que AMLO podría representar un peligro para las redes del tráfico de influencias y la impunidad. Ellos se encargaron de iniciar la polarización y el temor; no fueron los empresarios. Algunos de éstos fueron arrastrados, pero no fue de ellos la iniciativa.

    La relación se empezó a deteriorar a raíz del desafuero (políticamente intencionado) del jefe de Gobierno. Fue con ese recurso que el gobierno y sus aliados trabajaron políticamente para sumar a muchos empresarios a la causa de la exclusión de AMLO. La acción -como lo saben quienes tienen acceso a los altos círculos del gobierno- se condujo directamente desde la Presidencia y por parte de aliados políticos como el ex presidente Carlos Salinas. El presidente Fox les ofreció a los líderes que AMLO iría a la cárcel y no sería candidato.

    El recurso de defender el estado de derecho fue recibido de buena fe por muchos empresarios, sin cobrar conciencia plena de que se trataba de una operación esencialmente política, como después quedó asentado en la opinión pública nacional e internacional. Cuando el Presidente y sus aliados pierden la partida y AMLO logra ser candidato a presidente, se abrió la oportunidad de mejorar la comunicación. Algunas organizaciones -de buena fe- querían conocer la posición del candidato, pero en la estrategia de campaña se decidió dar preferencia a consolidar la base social de apoyo que sería decisiva para ganar la elección y no se quiso dar oportunidad a la militancia panista para hacer campaña aprovechando que AMLO no coincidiría con algunos puntos de vista que sostienen las organizaciones empresariales como la apertura de la energía y el IVA generalizado.

    El gobierno y el PAN se alarmaron por el éxito de la campaña de AMLO, quien logró definir la agenda, construyó una base sólida de apoyo y se posicionó en el primer lugar. Ante ello, decidieron recurrir a la publicidad oficial, la propaganda negativa y la exacerbación de los temores entre los sectores empresariales y las clases medias. Al final, aun con todas esas intervenciones, AMLO tiene una oportunidad muy grande de ganar las elecciones. Su programa es razonable, ofrece mayores oportunidades para crecer. Resultará benéfico para los empresarios en su conjunto. Bajará el costo del gobierno. Aumentará el crédito. Mantendrá la responsabilidad fiscal y monetaria. Tendrá una política de promoción y de defensa de las empresas mexicanas. Abrirá oportunidades a la inversión extranjera. Fortalecerá la tranquilidad social y la seguridad pública.

    AMLO ha llamado a un diálogo nacional. También ha propuesto que las organizaciones empresariales manifiesten su apoyo, desde antes de las elecciones, a quien quiera que sea elegido presidente. Que respeten el voto. Ello sería un factor importante de tranquilidad para la economía y sería un paso inteligente para unir al país en el propósito común de acelerar el crecimiento, mejorar la seguridad y reducir la pobreza. Los empresarios tienen la palabra.

    Diputado federal (PRD)



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