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Ricardo Raphael

Madrazo, la respuesta

Maestro en Ciencias Políticas por el Instituto de Estudios Políticos de París, Francia. Maestría en Administración Pública por la Escuela ...

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    16 de junio de 2006

    La única tendencia cierta que las últimas encuestas están arrojando es que los mexicanos no vamos a contar antes del día de las elecciones con una tendencia cierta. El último ajuste de las preferencias electorales demuestra que tantas posibilidades tiene Andrés Manuel López Obrador como Felipe Calderón Hinojosa para ser los próximos portadores de la banda presidencial. En efecto, los partidarios de ambos rondan (más, menos) los 34 puntos porcentuales.

    Tengo para mí que en ese punto de equilibrio se van a quedar las cosas hasta el 2 de julio. A ninguno de los dos punteros les quedan muchas cartas más por echar sobre la mesa y la piscina de lodo se ha quedado casi vacía. Además, cada día que pasa va a ser mucho más difícil mover la decisión que ya ha tomado a estas alturas una buena parte de los ciudadanos.

    Es cierto que falta por decidir su voto cerca de 15% de los electores, sin embargo, lo más probable es que cuando tal cosa ocurra ese grupo de indecisos termine por decantarse de manera similar a la de los demás. Nada indicaría seriamente hoy que el grupo de dubitativos tuviera, detrás de sus vacilaciones, una tendencia predominante a favor de uno u otro candidato.

    Vistas así las cosas, más vale mirar hacia otro lado si se pretende descifrar la complicada ecuación electoral que se avecina. Es muy probable que la solución se encuentre fuera de ese círculo selecto donde sólo duermen dos: en efecto, la cuadratura al círculo está en el tercer candidato.

    Roberto Madrazo Pintado trae mareado a los encuestadores. Un grupo de ellos sigue sin reportar preferencias a favor de este candidato por más de 24 puntos. Otro, sin embargo, durante la última semana, ha advertido una seria recuperación del priísta colocándole como poseedor de cerca de 30% de los votos. No obstante, resultaría extraordinario que durante los últimos 15 días que faltan, el candidato del Partido Revolucionario Institucional lograse rebasar las preferencias que actualmente mantiene su partido (precisamente 30%).

    Así, lo que Madrazo tiene sobre su cabeza es una loza de concreto muy difícil de fracturar. Aún si este candidato estuviera creciendo entre los votantes, gracias al cambio de estrategia que durante las últimas semanas ha desplegado y, sobre todo, gracias a su excelente desempeño durante el segundo debate, la verdad es que está llegando demasiado tarde a la cita presidencial.

    Aclarado este punto, obvia decirse que en la preferencia final por Madrazo se encuentra colocada toda la diferencia entre una elección cerrada o una elección abierta entre los dos punteros. Si Madrazo obtiene menos de 25%, la distancia entre Andrés Manuel López Obrador y Felipe Calderón podría llegar a ser de más de 4 puntos. En cambio, si Madrazo alcanza el techo de los 30, lo más seguro es que vayamos a encontrarnos con una distancia en la recta final de menos de dos puntos.

    Estando así las cosas, el mejor escenario para Madrazo consolidaría la división del país en tres partes, donde el priísta terminaría quedándose con la más pequeña de entre ellas. Ahora que, en el escenario adverso para el candidato del PRI, es decir, bajo el supuesto de que no lograra más de 25 puntos, la pregunta central sería, ¿en qué manos terminarán los votos extraviados por el ex gobernador de Tabasco?

    María Amparo Casar ha comentado anteriormente que, según el análisis de los datos revisados a partir del conjunto de las encuestas publicadas, la segunda opción de los filos priístas es Felipe Calderón. Es decir que, de los cuatro o cinco puntos desprendidos del archipiélago tricolor, al menos dos terceras partes se trasladarían para favorecer al candidato del PAN.

    Sin embargo, para completar este cuadro, también tiene sentido considerar que, quienes desde el primer día han venido regando cuidadosamente el jardín de las huestes y clientelas del PRI han sido los operadores de Andrés Manuel López Obrador. Y, por tanto, parafraseando a Emilio Chuayffet, resultaría más fácil convencer a un primo hermano que a un desconocido.

    Al tiempo. Mientras tanto, lo único que se puede afirmar es que si se quiere predecir la foto final de esta carrera, lo más conveniente será dirigir la lente de la cámara hacia el tercer lugar. Madrazo tiene la solución a este rompecabezas.

    Profesor del ITESM



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