La deuda del DF
Economista especializado en temas de hacienda pública, energía y políticas públicas. Actualmente dirige ITG Consultoría en Finanzas Públi ...
Más de Jorge A. Chávez Presa04 de mayo de 2006
¿Sobreendeudó el gobierno de Andrés Manuel López Obrador al Distrito Federal como lo afirma el Partido Acción Nacional en el spot que lo califica como un peligro? ¿Hizo AMLO un mal uso de la autorización de endeudamiento que le dio el Congreso de la Unión y que incluyó los votos a favor del PAN y de Felipe Calderón Hinojosa? Para contestar estas preguntas remitámonos a la evidencia y midamos con la misma vara la deuda pública federal que dejará Vicente Fox.
A fines del 2000 AMLO recibe de la administración que inició el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas y que concluyó Rosario Robles, un saldo de deuda pública de 28.6 mil millones de pesos (mmp). Cuando inició el PRD en el Gobierno del DF la deuda era de 11.8 mmp. Para fines de 2005 este saldo aumentó a 43.5 mmp. Estos son los datos duros que se derivan de los informes trimestrales de las finanzas públicas y la deuda pública que presenta el Ejecutivo federal.
Desde luego que si no se descontara el impacto de la inflación para esos años el incremento sería escandaloso. Por ejemplo, se diría de manera irresponsable que los gobiernos del PRD en tan sólo ocho años de gobierno elevaron el endeudamiento del DF en casi 3.7 veces, y que López Obrador lo incrementó en casi 52%. Sin embargo, al ajustar por aumento de precios para comparar pesos equivalentes en cada una de esas fechas y evitar comparar peras con manzanas la historia es algo diferente.
En términos reales, el saldo de la deuda que se nos deja a los habitantes del DF aumentó en 1.8 veces de 1997 a 2005, y del 2000 al 2005 este saldo se elevó en poco menos de 9%. El comportamiento de la deuda del sector público federal para esos mismos años sin Fobaproa, Farac y Pidiregas, muestra que a fines de 1997 el saldo llegó en términos nominales a 898.3 mmp y cerró en 2005 en 1.9 billones de pesos. Esto significa que para ese mismo lapso y sin descontar el efecto de la inflación la deuda del sector público federal se habría duplicado.
En lo que respecta a la administración Fox, la deuda pública con todas las excepciones mencionadas habría aumentado en 44.5% en términos nominales, incremento ligeramente menor al de AMLO. Al descontar el impacto del aumento de precios de estos ocho años, el saldo de la deuda pública federal aumentó casi 3% en términos reales. Como las cifras del endeudamiento público son números que sólo son comprensibles al relacionarlos con otra variable más familiar, se aprecia que el saldo de la deuda pública como porcentaje del PIB, que equivale al valor de todos los bienes y servicios de uso final que se producen en nuestra economía en un año, pasó de 28.2% a 22.9%. En la administración Fox el saldo aumentó en términos reales en casi 3.8%, y como porcentaje del PIB disminuyó de 24 a 22.9%.
Así medido, el mérito en la administración del presidente Zedillo sería aún mayor pues redujo esta proporción de un máximo de 45 puntos del PIB a 24. Y ya entrado en cuentas y midiendo con esta vara, el mejor resultado en cuanto a manejo de deuda pública lo tendría la administración del presidente Salinas, a quien AMLO menciona como El Innombrable, con la histórica renegociación de la deuda externa y la amortización de la deuda del gobierno con el Banco de México. Pero el tema de la deuda pública tiene que verse en el contexto de la rentabilidad socioeconómica de las inversiones públicas, y en especial que genere ingresos públicos, tal y como lo manda la Constitución. El endeudamiento con altura de miras es para ampliar el potencial productivo de nuestra economía. Por ello la atención tiene que dedicarse al impacto de la infraestructura construida en la competitividad del país o de una región.
En este sentido y comparando con administraciones anteriores, tanto Fox como AMLO salen reprobados, pues en ambos casos y a pesar de los ingresos adicionales por precio de petróleo que ambas administraciones gozaron, la inversión pública en infraestructura como porcentaje del PIB decreció al igual que la competitividad. ¿Quién sacará el nuevo spot con esta verdad?
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Economista