aviso-oportuno.com.mx

Suscríbase por internet o llame al 5237-0800




Javier Corral Jurado

Neurosis de la escaramuza

Licenciado en Derecho y Ciencias Sociales por la Universidad de Occidente. Miembro del Partido Acción Nacional. Directivo de la Asociación M ...

Más de Javier Corral Jurado



ARTÍCULOS ANTERIORES


    Ver más artículos

    24 de marzo de 2006

    Diecinueve compañeros senadores de Acción Nacional le ofrecieron al presidente del Comité Ejecutivo Nacional, Manuel Espino, su voto a favor de la "Ley Televisa", en los términos en que fue enviada en diciembre pasado por la Cámara de los Diputados. Ese número es más que suficiente para dar cauce a la aprobación de la minuta en el Senado de la República. Parece culminar así un largo proceso de presión y chantaje político con el que la televisora ha impuesto una vez más su poder y doblegado a una buena parte de la clase política.

    Sin embargo, esa decisión de la mayoría del grupo parlamentario del PAN no obliga en modo alguno a los ausentes ni a los que votamos en contra de la petición que formuló el presidente del partido a nombre del "Sistema Nacional PAN" y en ese sentido ejerceré mi voto de conciencia: por supuesto no estoy de acuerdo con esa decisión, y votaré en contra de la minuta, más aún, expondré con toda libertad y franqueza mis argumentos sobre el retroceso que constituye para la nación ese proyecto, lo haré tanto en las Comisiones Unidas convocadas para este martes 28 de marzo, como en la tribuna del Pleno el próximo jueves 30 de marzo. Busco convencer a mis compañeros de ejercer un voto libre y responsable, y no ser parte de este penoso episodio.

    Hace más de 20 años ingresé a Acción Nacional por comulgar con el ideal de democratizar la vida de México. Democracia que no se agota en lo electoral, sino que debe cubrir lo social y lo económico. Durante este tiempo he tenido la oportunidad de conocer ideas y anécdotas de los fundadores. Estoy hablando de aquellos hombres, unos conocidos y célebres y otros desconocidos para la historia, pero no para sus comunidades locales. De todos me admira su generosidad y optimismo a la causa.

    Tuvieron la fortaleza de enfrentar el fraude electoral y la burla social con valentía e integridad. Hubo un poderoso, nada menos que Adolfo Ruiz Cortines que les llamó burlonamente "los místicos del voto". Esos hombres excepcionales fueron capaces de sostener económicamente el partido, de arriesgar negocios y enfrentar la proscripción de ocupar puestos públicos. Por ser opositores; estuvieron tan convencidos del ideal que dieron su dinero y estuvieron dispuestos a dar la vida misma.

    Permítanme mencionar un ejemplo conocido por ustedes: Luis H. Álvarez es modelo de congruencia y generosidad que por fortuna aún nos acompaña. Un hombre que perdió su fortuna personal por sus aventuras políticas cuando fue candidato a gobernador y a presidente de la República; que enfrentó el desprecio y la ruptura de sus socios, quienes lo vieron como una amenaza a sus planes económicos; que luchó en contra de la participación electoral en los 60 por sobre la opinión de Gómez Morín, y que en 1986 fue capaz de realizar un ayuno de 42 días en protesta por el fraude electoral cometido en contra del pueblo de Chihuahua.

    Su ejemplo, como el de Francisco Barrio y como el de tantos paisanos a quienes he conocido y cuya trayectorias me edifican, son pautas para mí que me inspiran a sostener mis convicciones dentro del marco institucional y hacerlo hasta el último momento que sea posible.

    Hoy nos enfrentamos con nuestra conciencia al dar nuestro voto a una pretendida reforma a la ley de radio y televisión, que lejos de acercarnos al ideal democrático de la vida pública, representa una claudicación de los poderes constitucionales y de las instituciones con años de lucha por la democratización, a ejercer su misión al delegar en los poderes fácticos de la sociedad el poder de imponer agenda política e interés económico.

    En estas condiciones he decido ejercer mi voto conforme a los dictados de mi conciencia y conforme a la doctrina que inspira a mi partido, y conforme al ejemplo de hombres íntegros e insobornables ante el poder económico y político.

    Lo hago porque Acción Nacional consagra al bien común como uno de los principios de lucha política y motivo de su destino histórico.

    El bien común no es la suma de intereses particulares sino la amalgama de todos; es lo que nos reconcilia y nos une orgánicamente, como dijera don Efraín González Luna en 1940 y que hoy en los inicios del nuevo milenio, sigue teniendo vigencia y sabiduría.

    Decía este ilustre fundador de Acción Nacional que el Estado debe hacer del bien común nacional la esencia, la justificación única de su legitimidad y de su misión, de tal suerte que no servirlo, no conocerlo, no defenderlo es traicionar la función misma del Estado y por lo mismo romper el título y la fuerza de su autoridad.

    El Congreso es un órgano del Estado. No podemos engañarnos a nosotros y claudicar de nuestro deber en función de evitarnos enemigos. Quien está en contra del bien común y sólo ve su interés está en contra de los más hondos anhelos del panismo, de sus más puras esencias y de los ejemplos de congruencia moral que nos dio esta institución.

    Si no es ahora, será mañana cuando nos enfrentaremos. Porque de raíz, si los poderes fácticos no se ajustan al interés general, en cualquier momento, tarde que temprano se dará el temido enfrentamiento.

    Hace casi 70 años, decía también González Luna que la patria estaba en cautiverio; que se necesitaba rescatarla conforme a nuestras ideas, conforme a nuestras conciencias, con nuestros propios medios de acción, con nuestro propio esfuerzo para lavar así nuestro honor.

    Hoy se dice que no podemos ganar si no es con el favor de Televisa, y que sería peor si nos enfrentáramos a ese poder inmoral; con ello se nos propone que metamos nuestro ideal en cautiverio. Hoy se nos dice que las críticas a la minuta son ciertas, válidas, pero que políticamente no es momento oportuno de enfrentarnos a los poderosos, sino ser sus rehenes desde ahora.

    Es precisamente la falta de visión de futuro lo que hace que los poderes fácticos aprovechen la coyuntura electoral. Es la misma táctica del usurero: si no aprovecha el momento de necesidad, para fijar altas tasas de interés y condiciones leoninas, nunca hará buenos negocios.

    Esta posición la llamó don Efraín "la neurosis de la escaramuza, cuando los actores del primer plano, las figuras más inéditas ofrecidas a la visión, son deformadas y abultadas en condiciones tales que el interés vital de la acción a fondo se abandona y se pierde por atender lo inmediato".

    Claudicar a los principios en aras de una supuesta rentabilidad política es pragmatismo rampante. Entonces se pierden los argumentos, la fuerza de la razón y los principios terminan por desdibujarnos y asemejarnos a nuestros contrarios. Es el costo de abyección que no reconoce el pasado de dignidad.

    Por este motivo, frente a esta iniciativa ejerceré mi voto de conciencia. No es la primera vez que en Acción Nacional la jefatura nacional permite el voto de conciencia dentro de sus legisladores. Lo permitió en 1989 cuando se discutía la Ley Electoral de entonces y un buen número de diputados expusieron sus razones valederas ayer y hoy para votar en contra del dictamen correspondiente.

    No creo que la política sea un juego de tahúres, sino la arena para confrontar ideas y razones.

    Mi voto es en contra del monopolio, que es el apoderamiento del mercado de uno solo o de unos cuantos; mi voto es en contra del dictamen porque no acepto que los poderes fácticos de la sociedad se impongan a la misión de los poderes constitucionales.

    Mi voto es en contra porque no acepta el chantaje de lo inmediato cuando el porvenir y la libertad son amenazados.



    ARTÍCULO ANTERIOR
    Editorial EL UNIVERSAL Un Hoy No Circula más justo


    PUBLICIDAD.