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Ana María Salazar

La hora de la verdad

Especialista en temas relacionados con derecho internacional, seguridad nacional, cooperación antinarcóticos, reformas judiciales y conciliac ...

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    30 de diciembre de 2005

    SE ha vuelto una tradición para su servidora que la última entrega del año sea generalmente la más deprimente de redactar. Este es el artículo donde sacamos nuestra bola de cristal e intentamos anticipar los eventos del nuevo año.

    Por lo tanto, si aún creen en Santaclós, o si todavía creen que los candidatos presidenciales estarán dispuestos a aceptar su derrota, o si sufren de dolencias cardia-cas, les recomiendo que no sigan leyendo y se vayan a la página de deportes para disfrutar de los comentarios de los analis-tas que aseguran que México será cam-peón en Alemania.

    ¿Qué podemos esperar de 2006? Para el presidente Fox, el éxito o fracaso de su sexenio dependerá de cómo se comporte él y su gobierno en los siguientes meses. Todos los aciertos y errores de los últimos cinco años serán intranscendentes. Nadie se acordará de su Seguro Popular o de su "enchilada completa", ni de la "Pareja Presidencial" o de su programa Oportunidades.

    Lo que recordaremos de Fox serán las decisiones que tome la noche de las elecciones del 2 de julio de 2006, así como recordamos a un Zedillo que aceptó el triunfo de Fox en el año 2000.

    Un factor que enfrentará Fox, a diferencia de Zedillo, es que son tres los candidatos que "ya se vieron" en la silla presidencial. En el caso del candidato panista, Felipe Calderón, exigirá su dere-cho de sucesión real, buscando envolverse en lo que queda del bono democrático y la popularidad del presidente Fox, dándonos a entender que él es el "menos malo" de las tres opciones.

    En cambio, el priísta Roberto Madrazo ya se siente presidente por representar el partido que en este momento tiene más fuerza y estructura política a nivel nacional, si reconocemos que el PRI tiene el mayor número de gobernadores, legisladores y presidentes municipales.

    Además de que Madrazo tiene lo que no tienen el PAN y ni el PRD: el voto duro de los simpatizantes de su partido. En cambio, López Obrador siente que será electo presidente en el año 2006 porque así lo designó el destino. Sólo hay que ver lo que está sucediendo en Latinoamérica y el avance de la izquierda en la región.

    Como presidente, López Obrador se uniría a Kirchner de Argentina, Chávez de Venezuela, Morales de Bolivia, Da Silva de Brasil, y Tabaré Vázquez de Uruguay. Pero más allá del contexto histórico e ideológico que enfrenta este hemisferio, Andrés Manuel claramente representa a los grupos más oprimidos del país, cuya voz no ha sido escuchada ni por el PAN ni por el PRI.

    Felipe, Roberto y Andrés Manuel no sólo se ven como el futuro presidente, sino que las encuestas hasta este momento alimentan sus ambiciones de poder. Y esto será la pesadilla de 2006: Un margen mínimo podría decidir quién será el próximo presidente. Entonces imaginemos los eventos que se desencadenarían a partir de la noche del 2 de julio. El presidente Fox habría recibido las tendencias que le indicarían quién es el probable ganador, pero ninguno de los otros dos candidatos estaría dispuesto a reconocer la victoria del nuevo presidente.

    ¿Usted se imaginaría a Madrazo levantando el brazo de Calderón o a López Obrador manifestando públicamente su derrota? U oír de la boca de Andrés Manuel: felicidades señor presidente Madrazo?, o Felipe Calderón felicitando públicamente a cualquiera de ellos?

    Es inimaginable y es por eso que la ho-ra de la verdad de esta administración será cuando Fox anuncie quién es el nuevo presidente de México.

    Y de nuevo, el Presidente enfrentará un tsunami de críticas. Si anuncia que el ganador es Calderón, se le acusará de fraude y favoritismo hacia su partido. Si llegase a ganar Madrazo, otros lo criticarán de que buscó que regresara el PRI a Los Pinos como parte de una negociación para protegerse y a su familia de futuras inves-tigaciones penales.

    Si Fox anunciara que el nuevo presidente es López Obrador, a Fox se le tachará como el presidente temeroso que nunca supo cómo enfrentar las amenazas de levantamientos de una población inconforme. Y aunque el IFE sea la única institución que puede anunciar los resultados de las elecciones, en un final de foto como se prevé, la gobernabilidad del país exigirá que Fox declare al ganador.

    Y es la gobernabilidad democrática la que estará en juego en 2006. En estas elecciones estamos ante la posibilidad de que no uno, sino dos candidatos se rehúsen a aceptar los resultados electorales. La gran interrogante es: ¿entonces, a qué recurrirán? A los órganos electorales, los tribunales, la opinión pública? ¿O se recurrirá a la violencia y a las manifestaciones?

    Porque ante este escenario, lo que también estaría en juego es la estabilidad económica del país. ¿Cuántas bombas molotov se requieren para asustar a inversionistas? ¿Cuántas personas tendrían que aglomerarse en las plazas del país para que se devalúe el peso? ¿Hasta qué punto estarán dispuestos a luchar los candidatos por su derecho de "pataleo"?

    Y en un caso extremo y ante la imposi-bilidad de que por la vía democrática se pueda conformar un nuevo gobierno, el Presidente enfrentaría el momento más difícil para cualquier mandatario. Tendría que hacer un llamado a la fuerza pública y a las Fuerzas Armadas para restaurar el orden. ¿Y éstos saldrían?

    Tal vez mi pesimismo no sea justifica-do. ¿Será que los candidatos perdedo-res reconocerán, sin cuestionar, la victoria del ganador? Creo que es más fácil creer en los tres Reyes Magos...

    PD. Para ver los eslóganes políticos enviados vayan a www.mexicodecide.blogspot.com

    Salazaropina aol.com

    Analista política



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