Contraste de opiniones
19 de enero de 2005
POCAS veces he notado un contraste tan alto entre la opinión pública, es decir, la que forman los ciudadanos comunes y corrientes, y la opinión publicada, es decir, la que forman los analistas, intelectuales, periodistas y editorialistas que divulgan sus ideas y opiniones en los medios de comunicación. Ejemplo de este contraste es el que proporciona la encuesta de opinión que el lunes 17 de enero publicó EL UNIVERSAL. Este sondeo muestra que la población mexicana tiene una opinión equilibrada de la política nacional y que evalúa favorablemente la administración del presidente Fox y su conducción política. De hecho, por cada ciudadano que desaprueba algo o totalmente el desempeño del presidente Fox, hay dos que lo aprueban algo o totalmente. Esta evaluación del trabajo del Presidente ha tenido, por supuesto, sus altibajos a lo largo del sexenio: empezó muy alta (la llamada "luna de miel"), pero empezó a disminuir de manera constante cuando los problemas económicos que atravesó el país se prolongaron, para retomar la ruta ascendente conforme la economía nacional se reactiva. La verdad es que a nadie debe sorprender esa evolución, pues lo que nos muestra es que la mudanza en el estado de ánimo de la población general es relativamente moderada y se ajusta coherentemente a los cambios observados en la situación económica del país. Vista de conjunto, y si nos diéramos la licencia de analizar el promedio de la opinión pública como si fuese un individuo, podríamos decir que la opinión pública parece ser una persona sensata, razonable y aparentemente informada. Creo que lo es. En cambio, si alguien hiciera un estudio similar sobre la evaluación del desempeño presidencial, pero restringiéndola a los líderes de opinión, es decir, a los que forman la opinión publicada, se encontraría con un alto contraste. Si ese estudio se realizara confeccionando un promedio o un compuesto de lo que los editorialistas de los diarios capitalinos publicamos, el contraste sería aún más impresionante. Mientras los ciudadanos comunes y corrientes se muestran relativamente equilibrados a lo largo del tiempo y asumen actitudes más favorables en tiempos recientes, los líderes de la opinión publicada han sido muy extremosos en sus juicios y se muestran cada vez más pesimistas y negativos. Si nos tomáramos la misma licencia y analizáramos el conjunto o el promedio de la opinión publicada como si fuese la de un individuo, podríamos concluir que estaríamos ante una persona inestable, pesimista, casi sombría, que no ajusta sus opiniones a la evolución de la situación del país. Se trataría, en síntesis, de una persona "criticona". Creo que lo es, pero no se conforme usted con mi diagnóstico. Le propongo, en cambio, que haga usted mismo ese ejercicio, si así lo desea y si tiene un poco de tiempo libre. Para empezar, dele una hojeada, con esta perspectiva que le propongo, al periódico que está usted leyendo. Empiece por revisar las principales opiniones editoriales del periódico, es decir, las opiniones que semanal o quincenalmente publican intelectuales, políticos o artistas que no son periodistas profesionales pero que se acercan al oficio de tiempo parcial. Estoy seguro de que el panorama promedio que le presentan será mucho más negativo y desfavorable al Presidente de lo que la encuesta de ayer nos muestra. Más sombrías y desfavorables serán, probablemente, las llamadas "columnas", es decir, las publicaciones diarias de la opinión y el análisis de los periodistas profesionales. Y seguramente aún más antagónicas le parecerán las caricaturas. Estoy seguro de que si usted repite este ejercicio ocasionalmente, y lo compara con las encuestas de opinión que se van divulgando a través de los diversos medios de comunicación, compartirá mi percepción subjetiva de que la "opinión publicada" es mucho más negativa y criticona que la "opinión pública". No creo que esto sea anormal. Es más, le diría, si me lo permite, que se trata de un fenómeno común en las sociedades democráticas. Pero me atrevería a decir que en nuestro caso la brecha que separa a la opinión pública de la publicada es particularmente grande, si se le compara con la que se observa en otros países democráticos, y más aún si se le compara con los países democráticos de mayor desarrollo económico. También me parece que el contraste opinión pública-opinión publicada es mayor que el que existía en nuestro propio país en tiempos no muy lejanos, cuando el régimen priísta contaba con más simpatizantes en los medios de comunicación. Tampoco creo que esto sea malo. De hecho, contar con una prensa libre y crítica es condición indispensable para el florecimiento y la conservación de un sistema democrático y, lo que es más importante, de una sociedad libre. Tan democrática y libre como lo permite la condición humana y la vida social misma. Lo que sí creo es que nuestra opinión publicada ha pasado, en alguna medida, de crítica a ser criticona. Y la diferencia importa. Distingo la opinión crítica de la criticona del modo en que me lo han comentado muchos amigos y conocidos. Crítica es la opinión que no se conforma ante los hechos negativos de nuestra realidad y los presenta con crudeza. Criticona es la opinión que busca los hechos negativos de la realidad para presentarlos como la perspectiva dominante. Crítica es la opinión que no omite los hechos positivos y las noticias optimistas. Criticona es la opinión que descarta las buenas nuevas por irrelevantes. ¿Comparte usted el diagnóstico? No lo sé, pero más allá de la "personalidad" ficticia que yo le he asignado subjetivamente a esa entelequia que construimos bajo el nombre de la opinión publicada, va una breve reflexión sobre ella. No nos espantemos por tener una opinión publicada criticona y a veces alejada de la opinión del público. El "exceso" criticón ha sido un fenómeno frecuente en sociedades democratizadas. Por ello, debemos tomar este talante criticón de nuestra opinión publicada como un signo de los tiempos. Pero también debemos esperar que evolucione hacia posiciones más equilibradas conforme avance el propio proceso democrático mexicano. Diputado federal (PAN). juanmolinarhorcasitas@hotmail.com


