López Portillo: memoria de `Don Q`

Es uno de los escritores y analistas políticos más reconocidos de nuestro país. Nació en España en 1934 y se nacionalizó mexicano en 1976 ...
23 de febrero de 2004
EN junio de 1973 recibí un paquete. Contenía un libro de pasta amarilla, editado por Porrúa, cuyo título, en llamativa franja roja, era este: Don Q . El autor se llamaba José López Portillo y me hacía una notable y más que amistosa dedicatoria. Acabo de releerla. Una alta personalidad del viejo régimen venía a mi casa, de vez en cuando, para interrogarse sobre "lo que le parecían los actos de poder que no tenían muchas explicaciones lógicas". Era pedir peras... He dicho que venía, de vez en vez, a mi casa. No por disgusto de los dos, sino porque, nada más entrar en mis "umbrales" (palabra del lenguaje literario y siquiátrico de José López Portillo) se ponía rojo. Tiene una extraña, pero común alergia a los gatos. Como en mi casa abundan y mi mujer no prescindiría de ellos por nada, no nos quedaba más remedio que aceptar lo rojo hasta que regresaba lo lívido. El itinerario, hacia la interpretación de los actos del poder, intentábamos desentrañarlos leyendo Don Q . Mi amigo, inteligente y con las maneras inimitables de los que han estado en el poder cuando los presidentes eran intocables, piedra sacra, hierofante (sacerdote de Eleusis en Grecia que presidía ceremonias sagradas), y hieroglífico (jeroglífico) por descifrar entre el bien y el mal y un juego de los dados. Era un tiempo que Vicente Fox ni tan siquiera lo puede soñar. Con él, ese mundo, sacral ha terminado sin entierro. Pues bien, en ese tiempo, mi amigo se empeñaba en que leyéramos alguno de los capítulos de Don Q . Yo intentaba apaciguar su impulso hacia el desentrañamiento de Don Q advirtiéndole, simplemente, que Don Q , es decir, José López Portillo, sin más, se divertía. Era ya un dato de que el viejo régimen, absoluto e inalterable, con elecciones de presidentes alternativos, sólo en temperamento y gustos, pero iguales en actitudes y ritos, entraba en un gran precipicio. Un día, cuando José López Portillo, en la crisis del petróleo, amenazó a los países compradores que mantendría el precio alto, por razones soberanas, pese a que el mercado era libre y "los" que precipitaron la caída del precio no iban a complacernos y se marcharían con sus barriles a otra parte, mi amigo vino a bucear en el Don Q . Aún recuerdo que abríamos el libro, como la Biblia, al azar, para ver qué nos caía del cielo. Aquella tarde, abrimos el libro por el capítulo 30. Se titulaba así: "De cómo, por hacernos bolas, terminamos en galaxias espirales, y algunas reflexiones sobre el mérito y los chupones". Pueden creerme. Los dos soltamos la carcajada. Aún así admitimos que la suerte nos entregó ese capítulo y ni chistar. Empezaba así: "Óigame usted, Don Q , yo creo que en cierta forma ese hermano de Ug tenía razón. Yo creo que en efecto, usted se hace bolas, sólo que si la palabra le disgusta, se la cambio por `esfera`, que es más de su gusto, y si mucho me apremia, por `galaxias espirales`. ¿No es cierto? Es cierto, José, es cierto. En efecto, me hago esferas y galaxias (ríe). ¡Qué buena frase! Ya ves qué importantes son las palabras. Cambiamos `bolas` vulgar, elemental, corriente expresión que atiende a lo pequeño y le ponemos `esferas`...". Mi amigo, el secretario de Estado, no podía más y, encima, uno de mis gatos, un maravilloso chinchilla blanco, persa inmaculado (de antes de Jomeini) se durmió en sus rodillas. Me dijo: "No entiendo nada". Yo tampoco, claro está, pero como yo no pertenecía a la burocracia del poder (como él y Don José, Don Q ) me sentía traspasado por la farsa. Era lo que deseaba Don Q . Mi amigo me miraba consternado. Creía en mi talento. Yo le decía: "Persiste". "Leamos el siguiente renglón"". Comenzaba así: "Es cierto, Ug, me hago bolas. ¿Sabes lo que pasa con estas cosas de pensar y reflexionar? Que salimos todos de un mismo punto para regresar al mismo lugar, sólo que unos hacemos el camino largo y enredado y otros se quedan parados en el mismo sitio y tarde o temprano ahí lo encontramos...". La burla era ostensible: José López Portillo se negaba a refrendar al viejo régimen donde el que mandaba tenía, él solo, la razón. Don Q , en esa misma página, destruía el viejo sistema político con una frase subversiva: "O todos tenemos razón, Don Q , o nadie la tiene". Después abrimos el libro por el capítulo 35 de título inquietante: "Donde se pasa del tema de la risa al tema del relajo y otras cuestiones de la existencia". Lo dejamos. De todas formas un día pregunté al presidente Echeverría si había leído el Don Q de JLP. Su mirada era brillante y lejana. Dijo "No". "¿Y su libro sobre Hegel?". "No". Me interrumpí. No pregunté más. Después leí Mis Tiempos , donde José López Portillo cuenta cómo Luis Echeverría Álvarez le hizo saber que sería su sucesor "si aceptaba aquel despacho y lo que había alrededor que eran dos millones de kilómetros cuadrados y nosotros". (Léase mi artículo del domingo). Yo quiero decirles a ustedes que JLP era un hombre lúcido, existencial, criollo exuberante, galano y lúdico. Eso era peligroso. Jamás se creyó que ser presidente le obligara a serlo. No era el último de la Revolución; era el primero que veía el fin. Eso era grave. Lloraría. En su libro Umbrales. Revelaciones de un presidente que ha traspasado las puertas de la muerte, el amor y el poder , José López Portillo volvió a recuperar a Don Q con los caracoles, las espirales y Quetzalcóatl, para morir sin pavor. Ese libro, publicado en 1997, está dedicado "A Sasha y para Sasha, naturalmente". Y el poeta Don Q hace el elogio máximo del amor: "Ella me devolvió a la vida". El tiempo pasó, cierto, pero de toda esa "bola" y esas "esferas", me ha quedado una frase de Sasha: "José Ramón se ha portado como un hombre". Yo no la conozco, pero me alegra porque José Ramón era muy amigo de José María Sbert, uno de los cachorros del exilio, republicano y puedo entender ese elogio de Sasha. En concordia; in memorian . Ahora tenemos que elegir, de verdad, a nuestros líderes. Lo dice, entre incordios, Don Q . Profesor de la FCPyS de la UNAM alponte@prodigy.net.mx


