aviso-oportuno.com.mx

Suscríbase por internet o llame al 5237-0800




Lavi: El payaso del toreo

El Universal
Martes 21 de febrero de 2006
Manuel Díaz fue un matador de toros que muchos consideraron un bufón de la profesión, por salirse de los lineamientos clásicos en el arte de la lidia de reses bravas. Murió por un aneurisma

Una amplia gama de escuelas, estilos y cortes existe en el medio taurino. Es precisamente lo que hace de la profesión ser tan pasional.

En efecto, el trazo del toreo está basado en unas normas muy estrictas de la técnica; sin embargo, siendo las suertes las mismas para todos los toreros, cada quien las ejecuta en su sentimiento particular y con ello se impone un sello.

Se habla de escuelas, como la sevillana, la rondeña y la mexicana. En el medio taurino, entre los eruditos en la materia, se considera que más que escuelas, son estilos, es el adjetivo más exacto para calibrarlas en su realidad.

Siempre ha habido toreros que se les califica de charlots, bufones o cómicos, sin serlo realmente, aunque en defensa de estas figuras, cabe señalar que deben tener una técnica muy depurada y ser diestros que dominan el oficio de manera excelsa, pues de lo contrario no podrían hacerle a los bureles la infinidad de suertes que reúne un incalculable mérito, para estar en el terreno, la distancia justa y darle su tiempo al "enemigo". En ocasiones resulta más complicado hacer las cosas de guasa que las que llevan la pureza de las normas.

Manuel Díaz Lavi, siendo un torero de indudable valía, los aficionados de la romántica época de cuando se empezó a escribir la historia de la fiesta brava, lo catalogaban de ser un payaso de la profesión, pues en ocasiones se salía de los lineamientos clásicos en el arte de la lidia de reses bravas.

Al salirse de esos moldes, por sentirlo así en su estilo y corte, a muchos no les agradaba, a otros sí. Lo de siempre en el espectáculo, en gustos se rompen muchos géneros, según el adagio.

De origen gitano

Manuel Díaz Lavi nació en Cádiz en 1812. De origen gitano, no negaba por su actitud y comportamiento su modo de expresarse.

Ahí mismo, en Cádiz, se inició como torero y el 8 de agosto de 1841 figuró como sobresaliente en la corrida en que actuaron nada menos que Francisco Montes Paquiro y Gaspar Díaz. Sí, éste era su hermano. En septiembre actuó otra vez con Paquiro, que era una figura de la fiesta. en la plaza de Jerez de la Frontera. Y al año siguiente sumó fechas en esa región de Andalucía al lado de su consanguíneo y el maestro Montes, al que le aprende muchísimo. Tanto que, en 1843, se presenta en Madrid, el 17 de abril, y eso le abre las puertas y extiende su radio de acción en las regiones toreras de Castilla y Aragón.

En la capital de España hace campañas hasta 1858. Obeso y sin facultades se obstinaba en pelearle las palmas y rivalizar con el garboso Chiclanero, torero elegante y fino por excelencia... Sí, también al grupo de excelentes exponentes de la profesión que deambulaba, en esos principios de la romántica época.

Realizaba Lavi en el ruedo algunas extravagancias a las que los "conocedores" de esa época, les parecía fuera de las normas puras y clásicas en el arte del toreo.

Manuel Díaz tuvo una obesidad prematura y desde 1852 se le empezó a manifestar. Esos kilos que el cuerpo recibía y sin poderlos eliminar, restaba al diestro movilidad y sufrió varios percances por esa razón.

Inclusive, pese a ello, además de la natural simpatía que le salía a flor de piel, por ese tiempo estuvo en La Habana, Cuba, y también actuó en México. Casi no hay noticias de ello, pero en ese entonces el que partía la rebanada grande del pastel era Bernardo Gaviño, capitán de cuadrilla que dominó el mercado mexicano por algunas décadas, sin que nadie le hiciese sombra, no obstante las cuadrillas de gran cartel que llegaban de España.

Y cuando retornó a su patria, contaba sus hazañas y con su proverbial gracejo exponía: "Sí no me voy de aquella tierra me "jacen emperaor".

Muy lejos de Cádiz

Un tanto obeso, ya en el tobogán de la decadencia, en 1858 fue contratado para actuar en Lima, Perú. Llegó a la capital inca lleno de entusiasmo e ilusiones.

Como suelen hacerlo siempre los matadores, desde aquel tiempo hasta el actual, Manuel Díaz Lavi, lo primero que realizó, a medianos de noviembre, fue visitar las ganaderías donde pastaban los astados que iba a lidiar. Por tanto, visitó diversas dehesas cerca de Lima. Los toreros señalan que tiene que ver al enemigo.

A su regreso, se sintió indispuesto con un malestar que lo obligó a guardar cama y fue preciso aplazar el festejo de su presentación. Ya en el periodo de convalecencia, se sintió muy fatigado. No reaccionó favorablemente, la fatiga se acentuó y fue en ascenso.

Y llegó el fatal día, 9 de diciembre. El artista solicitó un vaso de agua de goma, que bebió sin cesar. De pronto, cayó exánime y más tarde murió a consecuencia de un aneurisma.

Ilógico y triste final de este matador de toros, al que el tratadista Sánchez de Neira, en la obra "La Historia del Toreo" de Daniel Tapía, lo dibuja íntegro:

Es más difícil de lo que a primera vista parece calificar acertadamente al mérito que pudo tener este celebrado matador de toros; porque "Lavi" fue el payaso del toreo y en este caso no merecía figurar al lado de los grandes maestro y de los matadores que hoy están más en boga; pero también hizo cosas toreando que muchos envidiarían...".

Todos recuerdan su nombre y ninguno lo desprecia. Ser inconsciente, que por instinto, costumbre o rutina hacía a veces cosas de buen torero y otras de menos valer, las rehuía y esquivaba hasta el miedo.

Hombre incomprensible, que en la arena tanto tenía de malo como de bueno y que lo mismo recibía con alegría infantil los aplausos de los espectadores que con lágrimas y cara compungida las más ruidosas y ostensibles muestras de desagrado. En la hora de la muerte no es tan mal diestro como algunos le suponen; sabe pararse en jurisdicción, mejorar el terreno, dar los pasos en corto, cambiarse en la cabeza y otras cosas que algunos que se las echan de maestro no las hacen, aunque las comprendan.

Está dicho todo.



comentarios
0