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Paola Espinosa hace arder la esperanza

César HuertaCorresponsal| El Universal
Sábado 15 de octubre de 2011
Paola Espinosa hace arder la esperanza

CLÍMAX. El pebetero ardió cuando Paola bajó del cielo con la antorcha. (Foto: RAMÓN ROMERO EL UNIVERSAL )


deportes@eluniversal.com.mx

GUADALAJARA.— Izquierda, derecha, izquierda… Paola Espinosa da pasos sobre el aire. Un arnés la sostiene y la levanta en el escenario central. En la mano derecha, la antorcha de los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011 viaja por las alturas junto con ella.

El fuego que vive desde el 26 de agosto, cuando fue encendido en Teotihuacán, simboliza todo lo bueno que tiene el deporte. En su espíritu hay nobleza, combatividad y respeto. La clavadista vuela, pero esta vez su destino no es el agua.

Atrás queda la imagen de Enriqueta Basilio, quien entró al Omnilife con la antorcha pasadas las 22:00 horas. Ella encendió en Ciudad Universitaria el pebetero de los Juegos Olímpicos de México 1968.

Luego, un paseo por la gloria olímpica mexicana: Queta entrega el fuego al campeón de equitación en 1948, Alberto Valdez, quien lo cede a la taewkondoín María del Rosario Espinoza. El fuego arde en manos de quien sabe apreciar su alma.

Son todas las personas que tocan la antorcha antes de llegar a Paola. Cuando su caminata aérea llega a lo más alto, emerge el pebetero en el centro del escenario. Pequeño. Discreto. Emotivo. Pero no es el hogar definitivo del fuego panamericano.

De vuelta al escenario, no hay mucho qué esperar. Paola levanta la antorcha. La inclina con la misma suavidad con que salta a la fosa al competir. Arde el pebetero. Arde el corazón de Espinosa. Arden los Juegos de Guadalajara 2011.

El calor se siente en los rostros de cada asistente. Las flamas comienzan a extinguirse por el sur hasta llegar a la cabecera norte, donde se enciende, ahora sí, el hogar definitivo del fuego panamericano.

Espinosa contempla el pebetero que arderá hasta el 30 de octubre. Paola Milagros… En su segundo nombre encierra la encomienda más sagrada del fuego: el milagro de unir los pueblos de América.



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