La protesta de los jugadores rojinegros ayer fue la gota que derramó el vaso. El levantamiento del plantel dirigido por Benjamín Galindo es la ratificación de una serie de voces que sólo murmuran a través de los pasillos de Atlas Colomos, pero que nadie se atreve a decir en voz alta.

En el Atlas no hay “un clavo” para pagar los sueldos atrasados a los jugadores, y lo peor es que el futuro de la institución está hipotecado, luego de que ya han cobrado por adelantado a Televisa y sus principales patrocinadores hasta 2013, de tal suerte que no existe forma de contar con un respaldo para brindar seguridad y tranquilidad a los que integran a dicha institución. Con estos datos duros se interpreta el porqué no han levantado un trofeo en 60 años.

Esto también es consecuencia de malas administraciones que han desfalcado al equipo, asumiendo compromisos que, a mediano plazo, resultan imposibles de encarar.

Luego de revisar los pasivos y el poco margen de recuperación económico que existe en los próximos dos años, no es de sorprender que Salvador Martínez Garza, ex dirigente chiva que mostró interés en adquirir al Atlas, se haya replegado, absteniéndose de mantener su oferta.