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Fuentes: humanista, liberal y universal

Yanet Aguilar Sosa| El Universal
Lunes 20 de mayo de 2013

Con motivo del primer año de su muerte, el autor Carlos Fuentes fue recordado en el Palacio de Bellas Artes en una mesa redonda en la que participaron (de i-d) Héctor Aguilar Camín, Hernán Lara Zavala, Gonzalo Celorio, Juan Ramón de la Fuente, Federico Reyes Heroles y Vicente Quirarte Raúl Estrella

El autor fue recordado por sus amigos y colegas como narrador, ensayista, cinéfilo, pensador, bailador y conversador Raúl Estrella

Silvia Lemus, viuda del autor, inauguró además la exposición fotográfica "Carlos Fuentes, él mismo" Raúl Estrella

En el Palacio también se dieron cita cientos de seguidores del escritor, quien murió el 15 de mayo de 2012 Raúl Estrella

La exposición permanecerá abierta hasta el 21 de julio Raúl Estrella

Fuentes: humanista, liberal y universal

EVOCACIÓN. Silvia Lemus, viuda del escritor, inauguró la exposición, acompañada por Gonzalo Celorio, Rafael Tovar y de Teresa, y María Cristina García Cepeda. (Foto: FOTOS RAÚL ESTRELLA EL UNIVERSAL )

A un año de su muerte, el 15 de mayo de 2012, ayer en Bellas Artes sus amigos recordaron al escritor, ensayista, cinéfilo, pensador, bailador y conversador

yanet.aguilar@eluniversal.com.mx

El Carlos Fuentes que delinearon sus amigos, ayer durante el homenaje a un año de su muerte, fue múltiple: humanista, crítico, seductor, inteligente, sabio y visionario. Lo recordaron vital y andariego; lo definieron como un humanista universal y liberal, un heraldo de México y del mundo, un intelectual que con su conciencia y crítica introducía bocanadas de aire fresco, un gran interlocutor y hombre de pensamiento universal. Cinéfilo, amante de la fiesta brava y enamorado irredento de la ciudad de México, esa ciudad que tanto ficcionó.

Durante la mesa redonda “El Universo de Carlos Fuentes. Un año de su fallecimiento”, celebrada en el Palacio de Bellas Artes, donde el año pasado fue despedido tras su repentina muerte, el 15 de mayo de 2012, Héctor Aguilar Camín lo llamó “un prestidigitador enamorado de su oficio”; a su vez, Gonzalo Celorio declaró que quizás Carlos Fuentes haya sido “el último exponente del intelectual ecuménico, comprometido lo mismo con su obra personal, que con su país y con el mundo”.

Ante la mirada tranquila de Cecilia Fuentes Macedo -la única de sus tres hijos que le sobrevive- y del rostro sonriente de Silvia Lemus, viuda de Carlos Fuentes, Juan Ramón de la Fuente, ex rector de la UNAM y presidente de la Asociación Internacional de Universidades, dijo que el autor de La región más transparente fue un humanista moderno y liberal, cuya vocación se enriqueció en su entorno familiar y se consolido en sus vivencias universitarias.

“Desde muy joven, Fuentes enfocó simultáneamente sus preocupaciones sociales, intelectuales, estéticas y culturales a la realidad mexicana, pero también a la del mundo entero, esto le permitió no sólo una basta comprensión de la cultura, la literatura y el arte, sino también de la política, de los conflictos internacionales, de las religiones, de las ideologías. ‘Hay que reflexionar sobre lo que nos une como mexicanos, sin desdeñar lo que nos diferencia como ciudadanos’, escribió con motivo del Bicentenario de la Independencia que acabó por ser más trauma nacional que conmemoración”, señaló De la Fuente.

Los lectores le acompañan

En la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, que resultó insuficiente ante los cientos de admiradores y lectores que desde las 10 de la mañana acudieron a la cita y obligó al personal del recinto a dar acceso desde una hora antes y disponer de circuito cerrado y decenas de sillas en el vestíbulo, sus amigos, todos hombres -ni una mujer, como si Fuentes no hubiera tenido grandes amigas-, evocaron la voz potente del narrador, su conciencia crítica, su gran mundo y su capacidad de interlocutor.

Como un escritor que intentó de mil maneras “descubrirnos y explicarnos a través del lenguaje mucho de lo que somos , de lo que queríamos ser y de lo que no queremos ser. Desde el reino de la imaginación libre y portentosa en la que se desarrollan sus historias, nos transmitió un mundo que a veces parece éste, el de todos los días, pero en realidad es otro: el de su creatividad, el de su libertad como intelectual”, agregó De la Fuente.

Cuando Hernán Lara Zavala llamó a Carlos Fuentes “auténtico precursor” del “Boom”, los amigos, colegas y admiradores presentes lo avalaron. Dijo que los integrantes del “Boom” sólo son cuatro: Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez y Julio Cortázar y recordó su cercanía de todos con la política.

“De los cuatro grandes del ‘Boom’, Carlos Fuentes resultó el más equilibrado, el más independiente y objetivo, sin perder nunca la conciencia crítica; en cuanto a su postura política sufrió ligeros cambios, pero Fuentes mantuvo hasta el final su carácter enérgico, recto y fuerte frente a las condiciones políticas del mundo con una actitud objetiva, comprometida y progresista”, dijo el escritor.

Amigo, humanista y universal

Gonzalo Celorio citó esa verdad profunda de la vida de Carlos Fuentes. “La verdad de un escritor que viajó como pocos, por su imaginación y por la imaginación de otros, por ciudades y países, por otras lenguas y otras literaturas, siempre dispuesto a moverse, a explorar, a probar lo último, lo distinto, a leer lo nuevo y a fecundarse con lo inesperado”.

Federico Reyes Heroles celebró su gran mundo y su memoria geográfica; habló de su capacidad de explorador del mundo en expansión. Dijo que la memoria geográfica de Fuentes brincaba de un arrabal en Buenos Aires a Nueva York, de su innegable romance con la ciudad de México -de la cual se quejaba con un amor incontenible e inocultable- a un restaurante en Roma o las calles de París o de Praga acompañado de varios amigos.

“Fuentes era un profesional de la capacidad de sentir, era consciente de que como un músculo, la sensibilidad también se ejercita, por eso desarrolló una gran musculatura sensible y por eso era capaz de ampliar sus universos”, afirmó Reyes Heroles.

Héctor Aguilar Camín evocó la amistad de Fuentes, también su habilidad múltiple: narrador, ensayista, bailador, cinéfilo, conversador... caricaturista. Habló allí de un mural efímero que dibujó Carlos Fuentes en la sobremesa en Cartagena de Indias, cuando la Asociación de Academias de la Lengua Española celebró los 50 años de Cien años de soledad y se rindió homenaje a Gabriel García Márquez; allí, en un restaurante de la Plaza Santa Clara, Fuentes hizo un mural efímero que a Aguilar Camín le sirve para decir que es “una muestra menor pero precisa de cómo funcionaba la cabeza de Fuentes, tesoro en expansión, un proyecto de lectura irónica irreverente y risueña de su tiempo, de nuestro tiempo”.

Los amigos y los lectores recordaron al conferencista en Estados Unidos y Europa, al autor que desveló a la ciudad de México, al que le encantaba el baile y el cine, que fue amigo de grandes escritores; recordaron al escritor precoz pero también “al muchacho de 75 años” que emprendía un nuevo viaje, al narrador que el presidente de Conaculta, Rafael Tovar y de Teresa definió , como un “pozo de sabiduría, un pozo de información y sobre todo un pozo de amistad”.

Vicente Quirarte recordó las palabras con las que Federico Reyes Heroles despidió a Carlos Fuentes, el 16 de mayo de 2012 en el Palacio de Bellas Artes: “La gran capacidad de Fuentes de llevar a México al mundo y de traer el mundo a México, su México, ese que siempre quiso que fuera mejor, más próspero, más justo, un México que estuviera a la altura del mundo. Terminó como quería, leyendo, viajando, con proyectos, discutiendo y sobre todo con los dedos en el teclado”. Así lo recordaron todos, un escritor que se fue vital, con infinidad de proyectos, con planes literarios y con tres nuevos libros entregados a la imprenta.



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