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“El deseo es el verdadero mundo de las maravillas”

Yanet Aguilar Sosa| El Universal
Martes 09 de abril de 2013
El deseo es el verdadero mundo de las maravillas

“MULTIMEDIA WRITER”. Ana Clavel ha expandido sus novelas con proyectos que incluyen fotografía, video, instalación e intervenciones artísticas. (Foto: TANYA GUERRERO EL UNIVERSAL )

Entrevista Ana Clavel, escritora

yanet.aguilar@eluniversal.com.mx

A Ana Clavel le gustó que la investigadora inglesa Jane Elizabeth Lavery la llamara “multimedia writer”, porque en esos terrenos se ha movido en los últimos años. Aunque sus novelas caminan por sí solas, pues son libros con lenguaje muy cuidado, historias redondas que son registros sobre el cuerpo, las ha amplificado con proyectos multimedia que incluyen exposiciones, instalación, performances, video, fotografía, obras plásticas e intervenciones.

Sus libros han dado origen a proyectos multimedia, esa propuesta es la que llamó la atención de Jane Lavery, la estudiosa de Reino Unido que está a punto de publicar The Art of Ana Clavel. Ghosts, Urinals, Dolls, Shafows, and Outaw Desires, un estudio literario sobre su obra que publicará próximamente Legenda Books, que tiene en su catálogo trabajos en torno a Octavio Paz, Miguel de Cervantes, Fernando Pessoa y Haroldo Campos, entre muchos otros.

El ejercicio literario de Clavel se ha emparentado con una propuesta multimedia que emerge de la palabra escrita; lo ha hecho con Los deseos y su sombra, Cuerpo naufrago y Las Violetas son flores del deseo, pero también lo hará con su nueva novela Las ninfas a veces sonríen (Alfaguara); siempre ha buscando ampliar los terrenos de la literatura y ha encontrado extensiones con lo visual: fotografía, video, intervenciones artísticas, instalaciones y collages.

Igual que Ada, la protagonista de su nueva novela, Ana Clavel se atreve siempre a probar las distintas manifestaciones artísticas. El próximo jueves en el Centro Cultural Bella Época, junto con Rocío Caballero, María Eugenia Chellet y María José Lavín, Ana Clavel presentará la novela e inaugurará el proyecto multimedia Las ninfas a veces sonríen, que incluye tres piezas intervenidas por la propia escritora.

La narradora nacida en la ciudad de México en 1961, que es colaboradora de EL UNIVERSAL, vive un gran momento creativo: cada novela es un caldero creativo en efervescencia, sus novelas se están traduciendo al francés, al inglés y al árabe, ha sido invitada al Salón del Libro de Ginebra, donde México es invitado de honor, y su obra ha generado un estudio literario que la tiene completamente emocionada.

Una nueva incursión a la narrativa del cuerpo

Con esta novelita hago una incursión deliberada en los terrenos de la sensualidad y el erotismo de manera más frontal. En trabajos anteriores había tenido este registro del cuerpo, del deseo, pero no había sido una apuesta tan deliberada. La gente siempre me tildaba de escritora erótica, lo cual me incomoda un poco porque yo hago incursiones a estos mundos de alteridad, del deseo como una definición de identidad y pensar únicamente en la etiqueta de erotismo siempre te reduce la lectura a ciertos registros.

Tanto estuvo el asunto de remarcarme este registro del cuerpo que de manera liberada en Las ninfas sí incursiono en el erotismo a través de Ada, quien va desarrollando a lo largo de la historia una suerte de educación sentimental y sexo mental que tiene que ver también con un descubrimiento del goce y de un estar en la cotidianidad pero con registros de un mundo clásico, de cuento de hadas, toda una fabulación entorno a este descubrimiento de su deseo y su disfrute.

 

El riesgo es convertir el juego en una vivencia dolorosa

Estamos tan acostumbrados a la tragedia cotidiana que el hecho mismo de la tensión narrativa te obliga siempre a estar buscando el conflicto y yo de manera deliberada puse una resistencia a todo este caudal de información y cotidianidad violenta, hiperviolenta, caótica y de pronto fue trazar un mundo casi idílico para este personaje en contrapartida a lo que sería una realidad que nos agrede.

¿Esta es una novela erótica nada tradicional?

Con Las hadas a veces sonríen quise explorar mucho una suerte de transgresión a nivel de género, la novela en sí encierra relatos breves que se pueden leer como cuentos y también con un registro un tanto cuanto inusitado de la que sería la narración erótica tradicional por esa manera en que el personaje se abre a su deseo, a sus posibilidades de seducción, incluso perversiones y no hay ningún aparente conflicto, todo va siendo como un caudal que la va nutriendo, que la va reafirmando en su condición de ninfa; también hay una apuesta a nivel de escritura, de lenguaje, hay momentos en que está muy cercana a la tradición poética y esto para mí ha sido una experiencia inusitada porque yo soy narradora, y aunque siempre tengo un cuidado muy minucioso en el trabajo del lenguaje, en esta ocasión creo que con mayor intensidad voy incursionando en el registro de volver las expresiones y las imágenes mucho más puntuales.

Una de las lecturas que me nutrió mucho fue de una escritora uruguaya portentosa que se llama Marosa Digorgio, una escritora casi de culto porque no es tan conocida, pero todo ese manejo que tiene ella de lo que sería una sensualidad muy desaforada, que a veces puede ser violenta y sin embargo está dicha de una forma tan sutil y tan fuerte a la vez, va desatando como estos cartabones de lo que sería el erotismo con una carga de violencia como si fuera indispensable.

¿Quién es Ada?

Ada surge de muchas vivencias cercanas, obviamente la gente cuando lee las ninfas piensa o pensará que como está narrado en primera persona estoy traslapando vivencias personales, pero uno como escritor siempre ficcionaliza aun su propia historia, entonces a mí me costaría mucho trabajo deslindar el personaje de Ada con mi propia experiencia personal pero tampoco podría decir que este es un relato autobiográfico. Hay mucho de la hora de los diferentes registros de esta suerte de experiencia y vivencia de exploración del deseo.

¿Ada es una especie de “Alicia en el país de las maravillas”?

De pronto es una “Alicia en el país de las maravillas”, de pronto es una Lolita, de pronto una Menade casi enloquecida con sus deseos y sus maneras de estar en el mundo, sí hay mucho de una cierta elaboración de esos personajes que son tan legendarios en el imaginario de Occidente. Creo que viene desde Los deseos y su sombra, ahí se quedaba solo vislumbrado y yo tenía el interés de tomar ese personaje que me parecía tan apasionante para indagar en estos mundos de ficción y tres novelas después retomo esa propuesta lúdica de un personaje que se abre al mundo de sus deseos que en realidad es el verdadero mundo de las maravillas personales.

¿Tus novelas tienen extensiones?

Yo sólo pensaba hacer un video, pero Rocío Caballero y María Eugenia Chillet leyeron el manuscrito, me propusieron que querían hacer collages, me empezaron a animar tanto que dije “puedo hacer un collage, ¿por qué no?”. No es que yo crea que soy artista visual, tengo ojo y la fascinación por la mirada me ha ido alimentado, tengo una mirada educada que me permite hacer esas propuestas, como el personaje de Ada, en ese sentido si me atrevo y me gusta hacerme dueña de mis deseos y mis deseos tienen que ver mucho con el mundo de la escritora.

¿Se traducen tus novelas y escriben sobre tu obra?

Hay un libro que va a salir sobre mi trabajo The Art of Ana Clavel. Ghosts, Urinals, Dolls, Shafows, and Outaw Desires, editado por Legenda Books, la imagen de la portada es un collage mío, como ella estaba tratando estos temas e incluso me nombra allí “multimedia writer”. El libro es una revisión de mi trabajo a partir no solamente de lo literario sino de las propuestas visuales. También Mario Bellatin indaga con lo visual pero lo que nos caracteriza a parte de esas otras búsquedas es que somos escritores y la propuesta inicial es literaria y se sostiene por sí misma, no es que nos estemos reforzado porque la escritura no es suficiente.



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