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Contra coca y heroína avanzan vacunas

Guillermo Cárdenas Guzmán| El Universal
Lunes 10 de septiembre de 2012
Contra coca y herona avanzan vacunas

A LA RAÍZ DEL HÁBITO. El objetivo de las vacunas contra la cocaína y heroína es bloquear los centros de recompensa que son activados en el cerebro . (Foto: ARCHIVO EL UNIVERSAL )

En México y otros países se prueban fórmulas para inducir resistencia a estas drogas; ampliarán el abanico de opciones terapéuticas contra las adicciones

billthekaiser@gmail.com   

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Con cada dosis de heroína, morfina o cocaína que los adictos introducen a su organismo aumenta el riesgo para su vida y salud; pero esas mismas drogas también podrían usarse pronto para desintoxicarlos y apoyar su rehabilitación.

La experimentación con vacunas que inhiben los efectos adictivos de esas sustancias muestra avances notables en varios países, como EU y China. En México, un equipo de 30 especialistas dirigido por Benito Antón Palma, del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente (INPRM), ya tiene avanzada una investigación preclínica con ratones.

A diferencia de las vacunas convencionales, con éstas (preparadas con la misma droga recubierta con una capa de proteínas o bacterias) los expertos no sólo buscan activar al sistema inmunitario para que las rechace: también pretenden alterar su estructura molecular para que no entren al cerebro, donde desencadenan una serie de reacciones químicas.

El equipo del INPRM comenzó estos trabajos desde 2000. Y a partir de 2006 trabaja con el National Institute on Drug Abuse de EU en una vacuna “bivalente” contra la morfina y heroína. Las pruebas con ratones han sido exitosas, pues lograron inducir anticuerpos muy altos y antagonizar el efecto de dosis adictivas.

“El doctor Antón Palma desarrolló un modelo con el cual engañó al sistema inmunitario (de los ratones) para que se activara con una proteína muy inmunogénica que rodeó con moléculas de drogas”, según expresó en un seminario en la UNAM el doctor Alberto Salazar Juárez, miembro del Laboratorio de Neurobiología Molecular y Neuroquímica de Adicciones del INPRF.

El cerebro “engañado”

El modelo de funcionamiento de este tipo de vacunas es similar, pues la cocaína, la heroína y la morfina contienen moléculas simples y pequeñas solubles en grasas que cruzan fácilmente las membranas celulares. Por eso, a los pocos minutos de su ingestión entran al torrente sanguíneo y al llegar al cerebro inducen la liberación de dopamina.

Este neurotransmisor se asocia con las sensaciones de placer; de ahí el poder adictivo de estos narcóticos. “La meta es evitar que las drogas alcancen los centros de recompensa en el cerebro; la vacuna funciona al crear anticuerpos que bloquean su paso a través de la barrera hematoencefálica”, comentó Kim Janda, del Instituto Scripps en La Jolla, California.

Sin embargo, según el investigador del Departamento de Química e Inmunología de ese centro académico estadunidense, “todavía falta un largo camino por recorrer, pues sólo las vacunas contra la cocaína han progresado hasta los ensayos en fase clínica II (con humanos, en EU). En el caso de la heroína, se sigue probando la vacuna en ratones”.

En un estudio pionero publicado en Nature en 1974, Bonese, Wainer y Flitch probaron una vacuna con macacos rhesus habituados a la heroína y vieron que éstos redujeron su consumo de la droga tras dejar de sentir euforia con ella. Pero estos enfoques no avanzaron, entre otras causas, por la disponibilidad de sustancias como la metadona para bloquear los síntomas de abstinencia.

Protección duradera

Hoy al panorama ha cambiado a la luz de ensayos exitosos con vacunas contra las adiciones en humanos, sobre todo en EU (por ejemplo, la efectuada por Thomas Kosten en la Universidad de Yale, con una eficacia de 38% en la generación de anticuerpos en los pacientes).

Pero para ser altamente eficaces, estas vacunas activas deben reunir tres características: generar protección a largo plazo (por lo cual según Kanda tendrá que recurrirse a la revacunación con muchas inyecciones); inducir la formación de muchos anticuerpos y que éstos sean capaces de antagonizar altas dosis, a niveles adictivos, de la droga.

“La meta ha sido crear una vacuna que genere suficientes anticuerpos para que haya efecto sobre la sustancia adictiva. En EU hay varios grupos, pero el más significativo es el de Kosten en la Universidad de Yale y en México el grupo de Benito Antón, en el INPRM, es el que más ha avanzado en ese sentido”, explica por su parte el psiquiatra Guido Belsasso.

El ex titular de la Comisión Nacional contra las Adicciones de la Secretaría de Salud aclara que el grupo del doctor Antón sí ha conseguido inducir anticuerpos en cantidades significativas y ahora está en la fase más importante, que es la de pruebas toxicológicas para determinar si la vacuna puede producir alteraciones en los animales que son inmunizados.

“Una vez superada la etapa toxicológica (de pruebas), estaremos ya en condiciones de probar estas fórmulas en seres humanos. Pero tampoco hay magia en esto: la expectativa mayor es que funcione en un 50% de los pacientes; aún así sería fabuloso que tuviéramos ya estas vacunas en el arsenal para el manejo de pacientes adictos”, anticipó Belsasso.

Esto se logrará cuando un grupo de investigación demuestre la eficacia de su vacuna en humanos y algún laboratorio compre la patente para producir la fórmula a escala industrial. Pero esta terapia deberá combinarse con otras medidas de apoyo, como educación y pscoterapia.



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