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El arte de exhibir el miedo

Sonia Sierra| El Universal
Miércoles 30 de mayo de 2012
El arte de exhibir el miedo

FUNDACIÓN ALUMNOS 47. Integrantes del proyecto posan en la casa donde realizarán sus propuestas varios artistas, la cual se ubica en la calle General Juan Cano 21, en la colonia San Miguel Chapultepec. (Foto: JUAN BOITES EL UNIVERSAL )

Once artistas intervendrán con performance una casa que después será destruida para construir un centro cultural

ssierra@eluniversal.com.mx

A lo que no se entiende, a lo que está por descubrirse, al otro, a la homosexualidad, a la violencia, al amor, a la muerte, a la vida, al dolor, a caer, a perder y también a ganar, a la naturaleza, a la ciencia, al futuro, al ridículo, a depender, a la tristeza, a la alegría, al placer, a uno mismo... A todo eso y un largo etcétera le tenemos miedo.

El miedo que tanto se menciona en México en los últimos años es el motivo de la primera exposición o primer proyecto curatorial de la Fundación Alumnos 47. Bajo el título Proyecto Líquido se realiza esta experiencia: 11 artistas, algunos de los cuales trabajan en parejas, harán nueve obras que no son piezas de arte en sí, sino performances, acciones, acontecimientos, para ver y vivir entre el 7 y 29 de junio.

Ellos han creado las propuestas comisionados por Fundación Alumnos 47. El miedo es el eje de todas y todas, a la vez; ocurrirán en un mismo espacio: una casa de los años 70 en la colonia San Miguel Chapultepec, en General Juan Cano 21. Ahí, durante un día diferente, los artistas pondrán, presentarán o harán, según el caso, su obra; cada dos días se verá una nueva propuesta: cine, arte, teatro, danza, reflexión, música, piezas sonoras; el último día, el 29 de junio, la última acción implicará la demolición de la casa; esa es la propuesta que desarrollará Enrique Jezik.

Una vez derribada la casa, allí se construirá el centro cultural de la Fundación, será obra del arquitecto portugués Didier Faustino, y se proyecta para 2014.

Con Enrique Jezik, los demás participantes en Proyecto Líquido son los también mexicanos Galia Eibenschutz, Pedro Reyes, Yoshua Okón, Carlos Amorales, las parejas de Marcela Armas y Gilberto Esparza, y Vestandpage (Verena Stenke y Andrea Pagnes, de Italia), el japonés Meiro Koizumi y el cineasta inglés Kenneth Anger.

La curadora del proyecto es Jessica Berlanga Taylor, historiadora del arte, quien no deja de reconocer como una paradoja que un proyecto que lleva dos años en su concepción vaya a terminar con la acción de demoler.

Ni terror ni pánico

El tema del miedo viene del interés del propio creador de la Fundación Alumnos 47, Moisés Cosío. Él, Berlanga y los demás plantearon una propuesta que abordara el miedo con sutileza, lejos de nociones tendenciosas, institucionalizadas, establecidas.

“El tema del miedo es corporal, visceral, no lo puedes racionalizar fácilmente. La campaña sí toca esas fibras, sí tiene que ver con una situación muy particular de violencia que vive México”, describe la curadora.

La casa, en la calle General Juan Cano, está a la vuelta de la sede de la fundación, justamente en Alumnos 47. Se trata de una casa familiar de los años 70, para la cual los artistas han concebido obras muy específicas.

Proyecto Líquido abarca varios formatos: una campaña de expectativa; el blog http://proyectoliquido2012.wordpress.com; la exposición, y una publicación con textos de poetas y narradores a partir de sus experiencias en la casa: Cristina Rivera Garza, Alberto Chimal, Rocío Cerón, Julián Herbert, Amaranta Caballero, Daniela Tarazona, Gabriela Jáuregui, Maricela Guerrero y Luis Felipe Fabre.

Ya en la campaña de expectativa hubo resultados impactantes: se enviaron cartas anónimas con textos como “Un humorista en frío nunca falla su víctima” o “La sangre derramada confiere un derecho de propiedad”.

“Fue muy fuerte -dice la curadora-: a la segunda carta recibimos una llamada del subprocurador de la zona poniente de la PGR porque hubo muchas denuncias de gente que las sintió como amenazas de muerte”.

El grupo es muy diverso y sus obras también. Berlanga, quien encabeza todo el proyecto curatorial de la Fundación, explica que Meiro Koizumi, por ejemplo, va a trabajar el miedo a lo nuclear, un tema central hoy en día en Japón; Verena y Andrea van a contrarrestar miedo y amor; de Kenneth Anger, realizador de cine de culto que explora el ocultismo y lo satánico, habrá un ciclo de cine y una conferencia; Pedro Reyes, a quien le donaron una serie de armas de militares, las va a usar como instrumentos para hacer un performance sonoro.

“Todo trata de ser más o menos sutil, nada grotesco, es incertidumbre, es provocar incomodidad. Tratamos de que la gente piense hasta dónde el miedo determina su comportamiento, cómo las acciones de todos los días, hasta lo más cotidiano, están marcadas o no por algún miedo”, dice la curadora.

El lenguaje del arte

Moisés Cosío, quien hace dos años y medio fundó Alumnos 47, considera “importantísimo que existan las piezas de arte, el mercado, los galeristas, pero lo más importante es que justo el pensamiento de los artistas, los procesos, lo que hay atrás de las piezas se pueda dar a conocer. Alumnos 47 muestra que el arte es otra cosa porque todavía muchos creen que es algo superficial”.

Proveniente de una familia en la que ha existido la tradición de la filantropía, Cosío, de 28 años, comenzó por crear una biblioteca de arte contemporáneo que ahora tiene más de 4 mil títulos, buena parte de los cuales están en una segunda biblioteca sólo que ésta es móvil.

Ambas bibliotecas, afirma Maurer, directora de la fundación, son parte del programa de acervo y publicaciones, uno de los tres que tiene Alumnos 47; los otros programas son el curatorial, y el de vinculación. “Lo que nos interesa son esas comunidades que están en torno al arte contemporáneo, es necesario generar espacios que puedan detonar otro diálogo y aprendizaje”.

En torno del miedo en la sociedad, Cosío señala: “Al ver cómo el miedo actuaba en mi vida en todos los sentidos me di cuenta que nos paraba para hacer las cosas. Esto nos ha hecho repensar, actuar. Hay que pensar en cómo aportar a romper estructuras en México que, muchas veces, no nos ayudan a salir adelante. La biblioteca busca que más gente tenga acceso a esos otros libros, hacer que la gente se cuestione a otras maneras de ver el mundo y con ellas acceder a otras maneras de pensar”.



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