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Vicente Rojo, Rufino Tamayo, Diego Rivera, Manuel Álvarez Bravo, Francisco Toledo, Elvira Gascón, Leonora Carrington y Alberto Beltrán, en menor o mayor medida, han sido portadistas de algunos libros que a lo largo de 75 años ha publicado el Fondo de Cultura Económica y que forman parte de un catálogo que supera los 9 mil 700 títulos.

Sin embargo, esa historia editorial -que incluye portadas de otros artistas como Germán Montalvo y Lourdes Grobet, entre otros-, se ha gestado sobre todo con la labor creativa de diseñadores e ilustradores menos conocidos, que al cabo de siete décadas y media han creado una historia riquísima y emblemática en la cultura impresa de México.

Contar la historia de la edición mexicana contemporánea fue el objetivo de Marina Garone Gravier en el libro Historia encubierta. El Fondo de Cultura Económica a través de sus portadas (1934-2009). El proyecto tuvo como fin mostrar la versión histórica sobre la parte visual y estética de las portadas, un aspecto que no siempre es considerado en la cultura impresa en el mundo de la edición en México.

Para la diseñadora y doctora en Historia del arte, analizar 75 años de cubiertas en el catálogo del Fondo es una especie de termómetro de la consolidación de las artes gráficas en México. “Se pueden ver los parámetros en los que se movió la producción gráfica nacional en el lapso de 75 años; en ese sentido, es un referente para estudiar la historia contemporánea del diseño gráfico”.

Ligado a la industria editorial

La historiadora del arte afirma que aunque no se puede generalizar que los artistas siempre han estado ligados a la industria editorial, hay ejemplos de la producción de artistas aplicada a los medios impresos.

“En ciertas épocas, las portadas no eran un género menor, no eran la talacha de un artista sino que eran una de las variantes de su trabajo profesional; hay trabajos de Elvira Gascón, Leonora Carrington, Francisco Toledo, una serie de artistas que realizaron distintos encargos gráficos”, dice la autora.

Marina Garone tuvo acceso a más de 9 mil 700 ejemplares de los que seleccionó las portadas de este libro que no es un catálogo, sino una historia de las portadas del Fondo, al tiempo que una historia del diseño editorial en la que tomó como eje una casa editorial.