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Funcionarios culturales en las redes sociales. Algunos entusiastas y otros no dicen ni pío

Alida Piñón| El Universal
Martes 09 de agosto de 2011
Funcionarios culturales en las redes sociales. Algunos entusiastas y otros no dicen ni po

LÍDER TUITERA. La funcionaria podría ser un caso único en Latinoamérica. (Foto: FOTO: ARCHIVO EL UNIVERSAL )

A pesar de ser una orden presidencial, pocos miembros del sector utilizan estas herramientas

ana.pinon@eluniversal.com.mx

El boom de Twitter en la política, según analistas, lo pudo originar Barak Obama durante su campaña presidencial en 2008; el uso que él le ha dado lo colocan como uno de los pocos líderes en el mundo que entiende la nueva era de la comunicación.

De acuerdo a un reporte de la empresa Sysomos, la red social Twitter está poblada por alrededor 13 millones de cuentas y Estados Unidos es el país que encabeza la lista de usuarios, con 50.88%. México ocupa la posición 11, con 1.11%.

A este escenario digital se ha tratado de subir a los funcionarios mexicanos. Desde abril pasado se anunció que, por instrucciones del presidente Felipe Calderón Hinojosa, los miembros del gabinete tendrían una cuenta en Twitter para mantener un mayor contacto con los ciudadanos.

Pocos meses han pasado y, con base en la actividad de su cuenta, Consuelo Sáizar, titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, quien abrió su perfil antes de la indicación presidencial, podría coronarse como la reina en Twitter, ya que es una de las usuarias con más publicaciones; hasta ayer tenía 4 mil 826 mensajes, semanalmente escribe alrededor de 110 publicaciones.

Los funcionarios culturales a nivel federal y local, en comparación con Sáizar, han soslayado el uso de esta herramienta. Tan solo los directores del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), Teresa Vicencio Álvarez, y del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Alfonso de Maria y Campos, carecen de una cuenta.

Mientras que Elena Cepeda, secretaria de Cultura del Distrito Federal, no la usa desde mayo pasado.

Entre pleitos y ojos cerrados

La periodista Esther Vargas, columnista de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, experta en el uso de redes sociales para el periodismo, dice que el uso más común de los funcionarios es mezclar lo personal con lo profesional, discutir con usuarios e ignorar las quejas de los ciudadanos.

“Se ha creado la posibilidad de generar un diálogo horizontal con los funcionarios. Estamos en proceso de aprendizaje y hay errores en el camino. Nadie sabe, por ejemplo, qué hacer ante la violencia verbal que se genera”, dice vía telefónica desde Perú.

Vargas agrega que hay funcionarios que sienten necesidad de demostrar que son personas comunes y por eso difunden que se irán de día de campo. “Debe encontrarse un equilibrio sobre lo que la gente quiere saber y lo que ellos quieren dar a conocer”, refiere.

Respecto a los temas controversiales, la especialista comenta que los representantes del poder optan por desaparecer. “Se esfuman cuando hay temas calientes, pero deberían estar obligados a responder puntualmente”, dice.

Para el especialista Juan Faerman, autor del libro Faceboom, las redes sociales son una moda que terminará.

“No podemos olvidar que lo más importante de las redes son los usuarios, somos nosotros los que le damos vida. En este sentido, las cosas que hacemos de manera cotidiana, las publicamos en Twitter o Facebook. Y la relación que mantenemos con los políticos es también la misma, distante. Además, a la gente le da miedo decir lo que piensa”, sostiene el experto en el tema.

En Argentina, asegura, sólo hay un funcionario que ha aumentado su presencia en la vida pública a partir de su uso en redes. “Se ha dicho que a través de Internet se pueden hacer revoluciones, a mí me parece que se ha sobrevalorado su uso”, afirma Faerman.

Sáizar, a la cabeza en Twitter

No son pocas las veces en que la presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes se ha manifestado a favor del uso del Twitter, incluso lo ha sugerido a sus colaboradores.

De acuerdo con Esther Vargas, en Latinoamericana no hay otro funcionario de alto nivel en el ramo cultural que utilice las redes sociales, por lo que el caso de Sáizar es único.

Hasta ayer, Sáizar tenía en su cuenta de Twitter, 4 mil 828 publicaciones, 10 mil 92 seguidores y estaba incluida en 209 listas.

Ella sigue 139 cuentas, entre las que destacan las de periodistas como León Krauze y Joaquín López Dóriga; medios de comunicación como la revista Letras Libres, escritores como Jorge Volpi, funcionarios o representantes públicos como Alonso Lujambio; instituciones como el INAH; empresarios como Azcárraga Jean y Slim Helú.

Entre los pocos artistas que figuran en la lista de intereses están la directora de orquesta Alondra de la Parra y la actriz Patricia Reyes Spíndola.

Según sus publicaciones, los intereses de la funcionaria están vinculados, sobre todo, a la literatura, así como a la difusión de las actividades del propio Consejo y de otras instituciones como el INBA. Mientras que otras artes, como la danza, suelen ocupar su atención en casos excepcionales como la visita a México de figuras como los bailarines Isaac Hernández y Elisa Carrillo.

Si bien Sáizar dedica gran parte de sus tuits a la difusión, mantiene una amable comunicación con quienes celebran su desempeño, como con los pocos que se han atrevido a cuestionarla, llegando a tener discusiones con los usuarios, como la que se suscitó por la construcción del Centro Cultural Elena Garro, en Coyoacán; y la difusión del gasto de 27 millones 732 mil 36 pesos en la realización del Primer Congreso Internacional La Experiencia Intelectual de las Mujeres en el Siglo XXI, realizado en marzo.

Entre las actividades a las que Sáizar pone particular atención se encuentran las realizadas por la directora Alondra de la Parra, con quien mantiene una amistad, que suele comentar en sus tuits y en fotografías.

Nula participación tuitera

A diferencia de Consuelo Sáizar, son pocos los servidores públicos dedicados al ámbito cultural que mantienen activa una cuenta en Twitter.

Los titulares del INBA y del INAH no se han metido a esta dinámica de comunicación y la presencia de dichas dependencias es través de cuentas oficiales, dedicadas, mayoritariamente, a la difusión de eventos, limitándose de esta forma a ser una extensión de las carteleras que pueden ser consultadas en sus páginas oficiales.

Aunque también han propiciado algunas discusiones, sobre todo cuando los usuarios han señalado faltas de ortografía, el exceso de tuits para un mismo tema o el abuso de lo que se conoce como hashtag, a las que responden con hostilidad o indiferencia.

El ejemplo de los titulares de las dependencias es seguido por el resto de los funcionarios. En el caso del Conaculta, el poeta Eduardo Lizalde, director de la Biblioteca de México, posee una cuenta que sólo utilizó durante un mes. Mónica Nepote, directora del Programa Cultural Tierra Adentro, sí ha demostrado ser una gran usuarioa de Twitter, pero las reflexiones y los temas personales son su prioridad.

Lidia Camacho, directora del Festival Internacional Cervantino, abrió su cuenta, pero sólo ha publicado su gratitud a Sáizar por haberle aconsejado esta red social.

Ningún coordinador de área o compañía del INBA posee una cuenta en Twitter; aunque sí en Facebook, sin embargo es también de uso personal, tal es el caso de Jaime Ruiz Lobera, director de la Compañía Nacional de Ópera y Eduardo Soto Millán, titular de la Coordinación de Música y Ópera.

Lo mismo ocurre con el INAH, Cineteca Nacional y Canal 22. Aunque todas las dependencia mantienen un perfil en ambas redes sociales.

Los legisladores

La panista Kenia López Rabadan, presidenta de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados, utiliza Twitter para mensajes amables entre amigos y colegas, así como para difundir su ejercicio legislativo. Hasta ahora, son pocos los detractores de su trabajo.

El caso de la perredista Edith Ruiz Mendicuti, presidenta de la Comisión de Cultura de la Asamblea Legislativa del DF, es distinto.

Luego de declarar cómo fue que aceptó presidir la comisión y cuáles son sus intereses culturales, se desencadenó una serie de cuestionamientos que incluso llevaron a la creación del hashtag #Fueramendicuti y la creación de un grupo en Facebook: “A que juntamos un millón de firmas para que renuncie Edith Mendicuti”, la cual cuenta con más de mil miembros.

Así como una serie de publicaciones en algunos blogs, ante ello, la legisladora, no sólo no atendió la mayoría de los cuestionamientos sino que también cambió sus cuentas.



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