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El galardón INBA-UAM, un premio en el desierto

Alida Piñón| El Universal
Miércoles 20 de julio de 2011
Este año se otorgó el monto más alto en 31 años: 350 mil pesos. El ganador, el coreógrafo Jaciel Neri, dice que es urgente más apoyo para la danza

ana.pinon@eluniversal.com.mx

El coreógrafo Jaciel Neri sigue sorprendido por haber sido ganador de Mejor Coreografía, del Premio INBA-UAM, el único reconocimiento que se otorga a los talentos de la danza contemporánea de México, que este año fue dotado con 350 mil pesos, el monto más alto en 31 años de existencia.

Después de una formación en México, Neri, originario de San Pedro Tlaltizapan, estado de México, viajó a Europa para continuar con sus estudios, así como para emprender un proyecto de danza folclórica en el viejo continente. Su última parada fue Alemania, en donde ganó el International Internet-Dance-Festival “SideBySide-Net”, por la obra Life Steps.

De vuelta a nuestro país, Neri se ha preocupado por crear proyectos que involucren el trabajo creativo de muchos artistas. Así nació su proyecto de colaboración con la compañía tijuanense Péndulo Cero, con la que creó la obra Bodies are not borders, la cual ha presentado en diversos foros del país; entre otros proyectos, con su grupo MOving BOrders-Arte escénico sin fronteras.

Hoy, él es el mejor coreógrafo de este año, por su obra Nosotros, que también mereció el Premio a Mejor Iluminación, a cargo de Jessica Elizondo.

Además, parte del equipo de Péndulo Cero, con el que trabajó en la obra que trata sobre la frontera, también se erigieron como ganadores de Premio a Mejor Bailarín, para Mathew Amstrong; y Mejor Música original para Marco Antonio Espinoza.

Mientras la Mejor Bailarina fue Kenya Murillo, por su participación en la obra Punto y línea, de Pedro García; y el Premio de la crítica recayó en Óscar Ruvalcaba por Himnos de ciudad.

“Después de mi regreso de Alemania, la verdad es que he tenido una presencia en México de alrededor de tres años, sé que mucha gente ha obtenido este premio con muchos más años de trabajo en el país. Me cae de sorpresa, pero estoy consciente de que hubo mucho trabajo previo con todas las personas con las que he colaborado, no es un reconocimiento a mi persona, sino a todo un equipo de creadores que están buscando los espacios para exhibir lo que hacen”, dice en entrevista.

Reconocimiento a la juventud

El asombro de Jaciel Neri lo comparte el resto de los artistas que fueron reconocidos. En el caso de Jessica Elizondo, quien ganó por su trabajo en la iluminación de Nosotros, explica que el hecho de que se aprecie el trabajo en conjunto, ayuda en el currículo de los creadores. “Hemos trabajado mucho en las obras, también hice la iluminación de Bodies are not borders y puedo decir que el esfuerzo ha sido impresionante. Qué bueno que al meno una vez al año se premie a los creativos, creo que estoy más emocionada por el diploma que por el cheque”, dice Elizondo.

De acuerdo con Marco Antonio Espinoza, actor, músico y estudiante de cine, ganador por Mejor Música Original por Bodies are not borders, el premio es también un reconocimiento a la música electrónica que se desarrolla en la ciudad de Tijuana. “Utilicé elementos sonoros que sólo se pueden escuchar en la línea fronteriza y el resultado es música electrónica experimental con elementos industriales; que me hayan premiado significa para mí un apoyo a los nuevos lenguajes, sobre todo a los que estamos de este lado del país”.

Para Kenya Murillo, quien obtuvo el reconocimiento como Mejor Bailarina, el INBA-UAM se ha convertido en la gran oportunidad para que el gremio aprecie su trabajo. “Estoy en Mazatlán y es muy difícil que nos conozcan, los esfuerzos se tienen que multiplicar para que sepan que existes”, dijo.

Un gran estímulo

Este año, todos los reconocimientos otorgados suman 490 mil pesos, el más grande en su historia. Si bien resulta un avance en el apoyo a los coreógrafos, tratándose del premio a Mejor Coreografía, la realidad muestra otra cara: faltan más apoyos.

Los 350 mil pesos que obtuvo Neri serán repartidos entre todos los que colaboraron tanto en Nosotros como en Bodies are not borders. Por ejemplo, se donará una parte a la compañía veracruzana Cuatro por Cuatro, cuyos bailarines trabajaron en la obra ganadora, con el fin de que conformen una asociación que pueda garantizar, al menos a mediano plazo, su permanencia.

Otra parte del dinero será destinada a la capacitación de los bailarines y un monto a manera de salario, y para la producción de una pieza de aproximadamente una hora.

“Es importante para mí reconocer el trabajo de todos, porque en todo este proceso que nos llevó al premio no hubo quien nos financiera. Tuve que absorber todos los gastos de producción y traslados del equipo, porque trabajo con gente de diferentes partes de la República. No soy rico, el dinero surge de muchos lados, por ejemplo, de lo que obtengo por talleres lo destino a los proyectos, así como los esfuerzos de todos los que estamos en esto. Si hacemos cuentas, pues resulta que nunca es suficiente, pero estoy convencido de que la independencia, si bien es muy difícil, también nos garantiza la libertad creativa. No soy un artista de becas, en mi trayectoria he obtenido tres, y soy de los que cree que sí es posible, pese a todo, seguir como freelance”.

Polémico reconocimiento

El Premio INBA-UAM fue convocado por primera vez en 1980 y se ha convertido en el evento más importante del año para la comunidad dancística y uno de los espacios para que coreógrafos exhiban su obra, que ha reconocido a los más importantes creadores e intérpretes del país.

En sus tres décadas no ha estado exenta de cuestionamientos y de polémicos cambios en la convocatoria que, para algunos, como la crítica de danza Schereherazade Zambrano, responden a una falta de claridad respecto a los objetivos del mismo, a la ausencia de una política estatal respecto a la cultura, en este caso específico a la danza, y a la continuidad en las iniciativas.

Pero para la crítica de danza Rosario Manzanos, este premio sigue siendo una parte indispensable para la danza, aunque apunta que, como en la literatura, deberían crearse más premios que estimulen la creación y apoyen a los creadores.

Respecto a la última edición, Rosario Manzanos sostiene que si bien los artistas reconocidos sí demostraron talento y calidad en escena, también dejó en claro que la danza no ha podido salir ilesa de la crisis generalizada por la que atraviesa el país.

“Si los jueces hubiesen actuado con coherencia, habrían declarado desierto el premio. He visto mejores trabajos del propio Jaciel, pero lo que presentó es un buen ejercicio. Las intenciones del premio son muy buenas, la cantidad de dinero es extraordinaria, sin embargo lo que ocurrió en escena, en todos los casos, fue muy limitado. En años anteriores se daban sucesos muy interesantes como cuando la gente abucheaba, porque hablaba de una visión muy crítica. Ahora, cuando el país se está colapsando, evidentemente afecta a los creadores, a los intérpretes y a todo el mundo”, dijo la especialista en danza.

Y además agregó: “¿Cada cuándo bailan estos muchachos?, muy pocas veces. No hay trabajo, ganan muy poco, no los programan, hay muy pocos foros para bailar. En la ciudad de México la oferta dancística es muy pobre. Qué puede hacer un coreógrafo si no puede contratar bailarines, quienes a su vez saltan de grupo en grupo buscando en dónde trabajar. La situación es crítica, si no se invierte en la danza no podemos pedir calidad excepcional, ni artistas capaces de hacer una serie de cosas que sólo podrían realizar si tuvieran las condiciones. ¿Qué hacer? Más apoyos, más premios, más dinero, más rigor en las convocatorias y en la selección, y un nivel de exigencia mayúscula por parte de los grupos”.

De esta forma, mientras los jóvenes creadores abren brecha y logran conquistar reconocimientos a sus trabajos, pese a las “buenas intenciones” de las instituciones culturales, el INBA-UAM debería ser parte de la discusión de cómo el gremio dancístico debe ser fortalecido para brindar resultados que no den cabida al cuestionamiento, sino al aplauso generalizado.

Mejor Coreografía e Iluminación: "Nosotros", de Jaciel Neri y Jessica Elizondo. 

Mejor bailarina: Kenya Murillo, por "Punto y línea", de Pedro García.

Mejor bailarín, música original: Mathew Amstrong y Marco Antonio Espinoza, por "Bodies are not borders".




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