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Artistas latinos encuentran en NY la inspiración para crear sus obras

El Universal
Miércoles 01 de junio de 2011
Artistas latinos encuentran en NY la inspiracin para crear sus obras

“UROS HOUSE”. La peruana Grimanesa Amorós llevó a Times Square una pieza que ejemplifica su versión de las viviendas de los indios Uros del lago Titicaca. La escultura fue exhibida en marzo pasado . (Foto: ANA CRESPO EFE )

Antes era París, pero desde los años 50, decenas de artistas han instalado sus estudios y exponen en la Gran Manzana

París fue por años la reina indiscutible en el mundo del arte, pero Nueva York la destronó en los años 50. La vibrante escena ha atraído desde entonces a cientos de artistas, que instalaron sus estudios en esta ciudad.

Y aunque el mundo del arte esté globalizado, haya otras ciudades muy activas en ese mundo y sea el mercado asiático el que no para de crecer, la Gran Manzana mantiene un encanto intacto para los creadores. Entre ellos muchos hispanos que siguen estableciéndose y desarrollando sus obras en este lugar.

“Aunque el mercado del arte esté en crisis, la ciudad mantiene un gran flujo de galerías y museos, está continuamente creciendo y cambiando”, dice María José Durán, artista chilena de 29 años que llegó hace tres a la ciudad de los rascacielos con la beca Fulbright.

Constante formación

Durán, quien combina su trabajo de asistente de la artista Lydia Benglis con la creación de esculturas, instalaciones y dibujos, dice que no está en NY para vender sus obras, sino para formarse.

Primero, con un posgrado en la School of Visual Arts, pero también gracias a la propia urbe. “Nueva York sigue manteniendo su liderazgo, es un lugar para saber qué está pasando en el mundo de la cultura”, explica.

En el arte, la formación no termina nunca, por lo que los que comienzan su carrera como Durán comparten la ciudad con otros que ya contaban con una trayectoria nutrida en sus países de origen, pero que decidieron cambiar de residencia para seguir creciendo.

Es el caso de los españoles Manolo Valdés o José Manuel Ciria. Antes de llegar a NY en 1989, Valdés fue cofundador del colectivo artístico Equipo Crónica, que desde 1963 hasta 1981 aplicó con ironía el pop art a la historia española.

Por su parte, Ciria, reconocido pintor abstracto, dio “un giro hacia el arte figurativo y a colores que no había usado antes” a raíz de instalar su estudio en Nueva York en 2005.

La ciudad y la obra

Si hay algo en lo que todos estos artistas coinciden, es en que NY inspira.

“Cuando llegué, lo primero que vi fue la estación del metro en la calle 42 de Times Square. Las luces, los sonidos y la energía me inspiraron para continuar mi vida como artista”, explica Grimanesa Amorós, artista peruana que llegó a la ciudad con 21 años y una beca para estudiar en la Art Students League.

“Proceso lo que veo en las calles y lo incorporo a mi obra, aunque la urbe no sale expresamente”, dice Uzi Sabah, quien trabaja el videoclip y el video experimental desde hace dos años en NY y antes en su natal Uruguay.

Parte de la obra de Sabah gira en torno al found footage, o películas ya existentes, la mayoría en formatos analógicos, que emplea para crear obras. Así, trasladarse a NY le sirvió para encontrar inspiración y materia prima.

En algunos casos, la inspiración que brinda la ciudad se concreta, y ésta aparece de forma explícita en la obra. El español Marcos Tamargo, quien dice que la ciudad, a la que se trasladó al terminar la universidad en su país natal, “regala arte y eso anima cada día a la creación”, ha representado en sus lienzos de gran formato lugares tan reconocibles y concretos como el metro de NY o paisajes norteamericanos como puertos de la costa este de Estados Unidos.

La argentina Denise Turu, quien desde 2000 se mueve entre NY y otras capitales como París, creó la serie New York, New York, con elementos característicos de NY, como los taxis amarillos o las señales de tráfico en sus calles.

Turu trabaja la pintura, la ilustración, la escultura o la instalación y es autora del dibujo y guión de una novela gráfica que protagoniza una artista hispana en NY. “Es en parte mi historia, pero también la de mis antepasados y los marcos históricos de los países que viví”.

Entre dos mundos

Aunque vivan en la Gran Manzana, estos artistas no abandonan nunca sus lugares de procedencia. Es el caso de Victoria Febrer, quien nació de padres españoles en EU y creció entre diversas culturas e idiomas. En sus lienzos y vinografías -imágenes creadas con vino tinto y una técnica de su propia invención-, Febrer explora la manera en la que las imágenes pueden servir “para el entendimiento universal”.

“En mis imágenes hay cosas que alguien de Japón, de Hawai o de Rusia puede reconocer”, dice de su última muestra, Memorias de un mar, una colección de paisajes marinos reducidos a su mínima expresión, que evocan espacios que podrían ser cualquier sitio.

Por su parte, Grimanesa Amorós llevó a Times Square, una pequeña parte de su Perú natal, en concreto su versión de las viviendas de los indios Uros del lago Titicaca, Uros House.

Esta escultura con luces se expuso en la célebre plaza durante la feria de arte moderno Armory Show en marzo pasado y evoca las viviendas de los Uros, que flotan en Titicaca, pues están construidas con una caña especial.

Gran competencia

NY puede ser la mejor en inspiración y educación, pero según estos artistas, en el aspecto económico no está tan claro su reinado, y a veces el número de creadores puede ser un inconveniente.

“El que haya una gran cantidad de artistas es bueno y malo: estás siempre rodeado de gente creativa que te anima a crear, pero también hay una gran competencia”, dice Marcos Tamargo.

Sin embargo, para Denise Turu “es cierto que la comunidad latina aquí es enorme y por ende la competencia, pero en una ciudad como ésta hay mercado para todo y todos.

Otros, como Sabah, ven las dificultades en NY, pero desmitifican que sea más difícil en unos lugares o en otros. “En ocasiones hay tanta oferta, que se compite por lo mismo y tienes que bajar el listón económico”, explicó.

Victoria Febrer, que trabaja en el mercado estadounidense y el español, dice que “cada uno lo ve más difícil donde está, son modos diferentes de venta. En Nueva York, por ejemplo, funciona muy bien que el artista abra su estudio, y en España parece que se prefiere la galería o la feria de arte”.

Espacios para el arte hispano

Además de su presencia constante en galerías y ferias, en colecciones y eventos de instituciones como el Moma o en subastas millonarias, el arte hispano cuenta en NY con un espacio privilegiado: el museo del Barrio, en el Harlem hispano, al noroeste de Manhattan.

Esta institución nació en 1969, ligada a los movimientos sociales de la época que reivindicaban más espacios para culturas alternativas, y desde entonces se ha convertido en un punto de referencia para el arte hispano en la ciudad. Ahora se prepara para acoger en junio su sexta Bienal, que mostrará las creaciones de 75 artistas latinos y caribeños que trabajan en la ciudad.

NY también cuenta con un centro dedicado a la cultura hispana desde 1904: la Hispanic Society of America, un museo, biblioteca y centro de investigación del arte y la historia de España, Portugal y Latinoamérica. Entre sus fondos se pueden encontrar desde ejemplos únicos de cerámica de Puebla (México), manuscritos de Francisco de Quevedo (1580 -1645), lienzos de Diego Velázquez (1599-1660) u obras de contemporáneos, como Victoria Febrer.

Otra institución que se centra en el arte hispano aquí es la Fundación Gabarrón, que desde 2002 acoge actividades y muestras de artistas hispanos para promover su cultura. (EFE-Reportajes)



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