aviso-oportuno.com.mx

Suscríbase por internet o llame al 5237-0800




Terremotos silenciosos, una clave para entender los ciclos sísmicos

Guillermo Cárdenas Guzmán| El Universal
Lunes 20 de septiembre de 2010
Terremotos silenciosos, una clave para entender los ciclos ssmicos

AVANCE. Los grandes terremotos como el de 1985 son impredecibles, pero hay cada vez más pistas para entender su origen . (Foto: ARCHIVO EL UNIVERSAL )

Podrían prolongar o hacer más cortos los periodos entre la ocurrencia de sismos regulares

guicardenas@hotmail.com

Un cuarto de siglo después del gran terremoto que afectó a la capital del país, los científicos no se detienen en su búsqueda de nuevas pistas que les ayuden a comprender mejor el origen y las consecuencias de los movimientos telúricos. Y aunque los avances han sido paulatinos, un hito reciente es la caracterización y estudio de los llamados terremotos silenciosos.

Al igual que los temblores regulares, los sismos silenciosos, también conocidos como eventos asísmicos lentos (Slow Slip Events, SSE) son desplazamientos transitorios originados en la corteza en los bordes activos de las placas tectónicas; pero a diferencia de los primeros, que duran unos pocos minutos, éstos pueden prolongarse por periodos que abarcan horas o meses.

Aún no se sabe con detalle la ubicación específica de los SSE dentro de las fallas geológicas, el nivel de deslizamiento que producen en la profundidad ni la frecuencia con que se presentan y repiten, pero se han visto ciertas regularidades en su aparición. Y pese a que no generan movimientos violentos (no se perciben ni producen víctimas fatales) es vital entenderlos, advierten especialistas.

Esto es importante, pues según la región en que ocurran (sismogénica o de desplazamientos), pueden liberar parcialmente energía acumulada o sobrecargar la parte de la falla que está a punto de romperse, lo cual a su vez influye en el acortamiento o alargamiento del siguiente temblor regular. Así pues, los SSE pueden modificar el reloj que marca los ciclos sísmicos terrestres.

“A estos eventos, detectados por primera vez en 1998, se les llama terremotos silenciosos porque son muy lentos y no producen ondas sísmicas”, explica en entrevista el doctor Vladimir Kostoglodov, del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM. En los registros sobre su ocurrencia se observan como desplazamientos o “rebotes” del terreno que ocurren no de manera instantánea, sino lentamente, aclara el investigador.

Estos desplazamientos pueden darse en diferentes direcciones, según la zona y características de interacción de las placas tectónicas. Recientes observaciones indican que la mayoría se asocia con flujos de líquidos y con tremores de origen no volcánico, que son señales sísmicas emergentes parecidas a los tremores volcánicos, pero sin ninguna relación.

Detección y predicción

“Hay dos escenarios posibles asociados con los SSE”, reitera el doctor Vladimir Kostoglodov: el evento lento puede propagarse y liberar una parte de la energía acumulada en la zona sísmica (el núcleo del fenómeno) y por este conducto hacer más extenso el periodo entre un sismo convencional y otro.

El siguiente escenario -dice- resulta peligroso, porque parte de la energía liberada, en vez de atenuar puede ejercer aún más presión sobre la zona donde se acoplan las placas. Y si esta región está “lista” para producir un terremoto (si la fuerza ejercida sobre la falla geológica sobrepasa sus límites de resistencia y fricción) entonces se romperá el contacto, dando paso a un terremoto.

“Estos sismos son relativamente nuevos; sólo se han detectado en Japón, Costa Rica, Nueva Zelanda, zonas fronterizas entre Estados Unidos y Canadá y en México”, comenta por su parte el sismólogo Allen Husker, también del IGf.

Husker agrega que hasta donde ha sido posible, a partir de los registros de la última década, los estudiosos han documentado que los SSE ocurren con frecuencia en el país, aproximadamente cada cuatro o cinco años; pero como no provocan ondas sísmicas y van liberando energía gradualmente, en lapsos muy dilatados, no pueden detectarse de manera directa a través de los equipos y sensores normalmente empleados para los temblores regulares, como sismómetros y acelerómetros en tierra.

En vez de eso, los científicos usan otros dispositivos mecánicos y electrónicos para registrar los desplazamientos de terreno provocados por los SSE. Entre ellos hay sistemas de geolocalización global (GPS) conectados al terreno, niveladores de alta precisión, mareógrafos (miden las mareas), gravímetros (detectan cambios minúsculos en la gravedad) e inclinómetros de base larga.

Con estos equipos, los expertos mexicanos han logrado observar en forma reiterada sismos silenciosos en la zona de subducción de placas tectónicas ubicada alrededor de Guerrero y Oaxaca, con desplazamientos de superficie de más de seis centímetros. De hecho, los eventos detectados en territorio nacional figuran entre los más grandes, pero sólo hay tres bien documentados, que ocurrieron en el primer estado en 1998, 2002, y 2006.

Ocurrencia periódica

Muchos sismólogos creen que los SSE son una especie de “eslabón perdido” en el campo de la geología, pues su investigación permitirá establecer nuevas conexiones entre los fenómenos físicos que suceden en las profundidades de la Tierra y sus intermitentes y con frecuencia catastróficos efectos en la superficie. También les ayudará a armar modelos más precisos de actividad sísimica.

Una característica sobresaliente que han encontrado al observar SEE es que pueden ocurrir en ciclos periódicos, lo cual los hace hasta cierto punto, predecibles. Por ejemplo, en un estudio realizado con otros colegas y publicado en 2009, Kostoglodov observó que la frecuencia de dichos eventos en Guerrero ha seguido un patrón de ocurrencia de aproximadamente cada cuatro años durante la última década.

También notó que el desplazamiento de terreno asociado con esos eventos siguió un patrón más o menos regular. Con base en ello, hizo una extrapolación de datos para predecir que el comienzo del siguiente sismo silencioso ocurriría entre marzo y octubre del presente año, con un desplazamiento de varios centímetros en la componente Norte-Sur.

“La predicción se hizo para 2010, pero en julio de 2009 comenzó el desplazamiento, que se sigue propagando y todavía no sabemos si está terminando o no. Es un evento muy raro, porque duró más de un año y tiene dos etapas: una lenta y otra de aceleración, pues primero tuvo movimientos hacia el este y después hacia el sur”, aclara el académico.

“Sospechamos que es un evento doble y que su movimiento es relativo. Eso tiene mucha importancia, porque esta zona de fallas en Guerrero todavía no está muy bien definida y no se sabe si es sísmicamente activa o no. Hay muchos aspectos que no se conocen, pero necesitamos tener más estaciones sísmicas que puedan transmitir datos en tiempo real para averiguarlo”, considera el investigador de la Universidad.

La Red Sismológica Nacional está formada por tres subunidades: la Red Sismológica Convencional, con nueve estaciones telemétricas en todo el territorio. La Red Sismológica de Banda Ancha, con 41 estaciones en las regiones de mayor potencial sísmico -como las costas del Océano Pacífico y Veracruz-, y la Red del Valle de México, con 11 estaciones digitales y una analógica, la mayoría ubicadas en el estado de México.

 



Ver más @Univ_Cultura
comentarios
0