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El curioso universal que pone siempre el dedo en la llaga

El Universal
Martes 04 de mayo de 2010
El ensayista, escritor, cronista y coleccionista de objetos populares, Carlos Monsiváis, cumple este día 72 años de vida

La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) tiene previsto otorgar en septiembre próximo el doctorado Honoris Causa a Carlos Monsiváis, escritor mexicano nacido el 4 de mayo de 1938.

Esta distinción, a la que también accederán otras figuras de la literatura, será en el marco de las celebraciones del centenario de la Máxima Casa de Estudios en el país.

Mientras tanto, Carlos Monsiváis, quien fue hospitalizado el 2 de abril por problemas respiratorios, dejó el área de terapia intensiva y pasó a terapia intermedia del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”, el pasado 22 de abril, informaron autoridades hospitalarias.

El ensayista, escritor, cronista y coleccionista de objetos populares, considerado como el “Padre de la crónica moderna mexicana” y quien ha utilizado como herramientas la inteligencia y la ironía para convertirse en una de las voces y plumas críticas y narrativas más importantes del país, cumple este día 72 años de vida.

Periodista, cronista, ensayista y narrador que parece estar en todas partes para comentar sobre cualquier tema, en especial sobre literatura, cine, arte y política, Monsiváis ofrece profundas reflexiones impregnadas siempre del humor y frescura que lo han caracterizado.

Monsiváis nació en DF el 4 de mayo de 1938. Estudió Economía y Filosofía y Letras en la UNAM y desde muy joven colaboró en los más importantes suplementos culturales y revistas del país.

Se desempeñó como secretario de redacción de las revistas Medio Siglo (1956-1958) y Estaciones (1957-1959) . Ha hecho programas para Radio UNAM como El cine y la crítica, que se transmitió durante más de 10 años.

Además, Carlos Monsiváis ha sido director de la colección de discos Voz Viva de México, de la Máxima Casa de Estudios.

Monsiváis fue becario del Centro Mexicano de Escritores y del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad de Harvard (1965).

Su curiosidad universal, su eficaz escritura y su capacidad de síntesis le han permitido desentrañar los aspectos fundamentales de la vida cultural y política mexicana, por lo que gran parte de su obra se ha publicado en diarios o transmitido oralmente.

Sus crónicas, género que ha desarrollado con pasión, se han recopilado en diversos libros entre los que destacan Principios y potestades (1969), Días de guardar (1971) y Amor perdido (1976), este último basado en algunas figuras míticas del cine, la canción popular, el sindicalismo, la militancia de izquierda, los políticos y la burguesía mexicana.

De qué se ríe el licenciado (1984), Entrada libre, crónicas de la sociedad que se organiza (1987), Escenas de pudor y liviandad (1988) y Los rituales del caos (1995) son otras de sus obras.

También es autor del texto narrativo Nuevo catecismo para indios remisos (1982), además de la biografía Frida Kahlo: una vida, una obra (1992).

Entre sus ensayos se encuentran Características de la cultura nacional o Historias para temblar: 19 de septiembre de 1985.

Además es autor de la selección y el prólogo de las antologías La poesía mexicana del siglo XX (1966), Los narradores ante el público (1969), A ustedes les consta (1980) y Jorge Cuesta (1986).

Entre los numerosos galardones que Carlos Monsiváis ha recibido se encuentran el Premio Nacional de Periodismo en 1988, el Premio Xavier Villaurrutia en 1995 y el Premio Anagrama de Ensayo por su obra Aires de familia: cultura y sociedad en América Latina 2000.

Entre sus recientes trabajos literarios se encuentra el ensayo Yo te bendigo, vida, sobre la vida y la obra de Amado Nervo, publicado en 2002.

Sin dejar de lado los innumerables cursos y conferencias que imparte en México y el extranjero.

Su reciente trabajo, presentado en 2007, titulado Las alusiones perdidas, refiere el proceso donde lo propio de cada generación, el olvido de muchísimas referencias de lo que las precede, se convierte en la tendencia irrefrenable de “jubilar” todo aquello del pasado que no sea de utilidad probada.

El acervo de referencias históricas y culturales disminuye y a diario cada uno de nosotros pierde -casi siempre sin darse cuenta- un número de las alusiones que alguna vez fueron el eje principal del diálogo social y personal.

Carlos Monsiváis, quien pone el dedo en la llaga de las heridas sociales con la más fina ironía y la más dramática puntería, se ha convertido en un ojo crítico inexorable para comprender las manifestaciones culturales del momento. (Notimex)



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