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Arte de AL llega a Casa de América en Madrid

Ana Anabitarte Corresponsal| El Universal
Miércoles 11 de febrero de 2009
Teresa Margolles plasma el caos que vive el país, sobre todo en el norte

cultura@eluniversal.com.mx

 

MADRID.— El feto de un caballo disecado sobre un balancín de hierro, un cuchillo decomisado en una cárcel mexicana, objetos de plástico de la vida cotidiana tatuados con ceniza, y los partes médicos de una anciana moribunda son algunas de las obras que conforman la exposición Regreso. Arte latinoamericano y memoria, que se acaba de inaugurar en las salas Frida y Diego de la Casa de América de Madrid.

Una muestra que tal y como explicó su comisaria Paloma Martín Llopis, se organizó con un objetivo: “Presentar cómo artistas de distintos países, generaciones y formatos podían actuar con un mismo hilo conductor: la memoria, para plasmar su creatividad”. Y partiendo de “que la memoria está unida a tres factores: el tiempo pasado, la experiencia personal y el contexto”.

En la muestra participan 15 artistas latinoamericanos emergentes y consolidados, de los que seis son mexicanos: Alfredo Castañeda (ciudad de México, 1938), Doctor Lakra (ciudad de México, 1972), Teresa Margolles (Culiacán, Sinaloa, 1963), Dulce Pinzón (ciudad de México, 1974), Fernando Palomar (Guadalajara, 1967), y Gonzalo Lebrija (ciudad de México, 1972).

La exposición comienza con un video de los dos últimos titulado “Debo castigar a las muchachas”, en el que a través de las miradas de los hombres a las jovencitas, se denuncia el machismo en nuestro país.

Le sigue una de las obras más admiradas y fotografiadas: Proyecto de parque infantil. El feto de un caballo disecado sobre un balancín de hierro de Teresa Margolles. Para realizarla Margolles visitó la morgue, un lugar que considera “un termómetro social porque refleja cómo se vive en un país”. Con esta obra la artista sinaloense denuncia “el momento caótico y de anarquía que se vive en el país sobre todo en el norte, donde además del narcotráfico, la doble moral y la corrupción son el principal motor”, explica.

Su otra obra es un cuchillo hecho por un preso en la cárcel Los Cerezos y decomisado por la policía. “La idea es mostrar cómo un elemento que sirve para agredir, en una prisión mexicana te puede salvar la vida”, cuenta a EL UNIVERSAL. La artista denuncia que las cárceles de nuestro país en lugar de ser centros de readaptación social “son verdaderas escuelas del crimen en donde se viven las peores cosas como violaciones, prostitución y tráfico de drogas”.

Otra de las obras más admiradas de la muestra es una serie de 20 fotografías titulada La verdadera historia de los superhéroes, obra de Dulce Pinzón. En ellas aparecen emigrantes mexicanos residentes en Estados Unidos disfrazados de Spiderman, Superman o Catwoman con un pequeño texto en el que se explica el nombre del “héroe”, su ciudad natal, su trabajo y la cantidad de dinero que manda cada mes a su familia.

La exposición se completa, entre otras obras, con una serie de cuadros de Alfredo Castañeda que giran en torno de la representación de un hombre en crisis; cuatro objetos de plástico de la vida cotidiana tatuados con ceniza, obra del Doctor Lakra; los partes médicos de una anciana moribunda, obra de la colombiana Emilia Azcárate; cinco fotografías en plástico de poliéster, del brasileño Vik Muniz; y varias representaciones de un pupitre, obra del artista colombiano Juan Carlos Delgado.

 

 



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