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MADRID.— “México ha sido siempre un país de acogida en América, el punto de referencia. A lo largo de su historia ha habido miles de personas que han viajado a ese país y han sido recibidas con los brazos abiertos. En los momentos difíciles, cuando hay que encontrar el amparo y el apoyo, los mexicanos siempre han ofrecido su solidaridad a América y al mundo, y esta muestra que inauguramos aquí da cuenta de ello”.

Con estas palabras el secretario general Iberoamericano, Enrique Iglesias, inauguró ayer en la sede de la Segib de esta ciudad la exposición Ciudad de México, ciudad solidaria, capital de asilos.

Es una muestra en la que a través de 25 paneles informativos y dos videos se hace un recorrido por la historia del exilio en nuestro país. “Desde los originados por el fascismo europeo, como el exilio español en 1939; hasta los procedentes del Cono Sur como consecuencia de las dictaduras militares, como la argentina y la chilena”, explicó Enrique Márquez, comisario de la exposición y coordinador de los festejos del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución.

Ciudad de México, ciudad solidaria, capital de asilos comienza con un panel en el que se cuenta el exilio del cubano José Martí en el siglo XIX. quien llegó a nuestro país en 1874 huyendo del destierro al que fue condenado por apoyar la rebelión independentista cubana en 1868.

Pero Martí no fue el único. Siguieron su ejemplo aunque con otros motivos y por causas diferentes cientos de miles de personas como León Trotsky, quien murió asesinado a manos de Ramón Mercader, comunista español enviado por Stalin.

En la exposición también están presentes los refugiados libaneses, los judíos perseguidos por los regímenes fascistas, los republicanos de la Guerra Civil española (como el poeta León Felipe o el filósofo José Gaos), y los uruguayos, argentinos y chilenos que huían de las dictaduras militares de sus países.

Y recuerda a una de las figuras más importantes de la historia de nuestro país: el presidente Lázaro Cárdenas, gracias a quien miles de exiliados españoles pudieron refugiarse en México donde encontraron techo, trabajo y un futuro, además del cariño del pueblo entero.