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Las muertas de Juárez, el salvajismo globalizado

El Universal
Domingo 13 de abril de 2008

MADRID (DPA).— “Ciudad Juárez mata a sus mujeres”, afirman con convicción los periodistas franceses Marcos Fernández y Jean-Christophe Rampal, autores de La ciudad de las muertas. La tragedia de Ciudad Juárez (Debate, 2008).

La obra acaba de publicarse en español y recopila las conclusiones de años de investigación sobre el atroz feminicidio que ha dejado ya más de 400 muertas y más de 500 desaparecidas.

Tras entrevistarse con familiares de las víctimas, policías, fiscales y autoridades, los periodistas concluyeron: “Ciudad Juárez es el laboratorio salvaje de la globalización: allí confluyen todos los factores del lado oscuro de este fenómeno y por eso es allí, y no en otro lugar, donde ha sido posible el tristemente famoso caso de Las Muertas de Juárez”, que comenzó en 1993 con el descubrimiento del primer cadáver y que dura ya 15 años.

Sede histórica de locales de venta de sexo, alcohol y drogas, a los que acuden numerosos estadounidenses, atrae también a las multinacionales, que consiguen allí mano de obra a bajo coste, en sus maquiladoras. “Ciudad Juárez ha sido siempre el basurero de Texas y EU”, dice Fernández.

Ello ha provocado una explosión demográfica de la población, sin una estructura social clara: mexicanos pobres de todo el país llegan en busca de trabajo o para intentar cruzar la frontera, como era el caso de muchas de las víctimas. Las más de 400 muertas descubiertas en Juárez y las más de 500 desaparecidas desde entonces no se explican con un único factor. Seguramente hay diversos tipos de crímenes perpetrados por asesinos en serie, traficantes de droga, pero también por hombres que aprovechan la coyuntura de la impunidad para violar y matar. La violencia sexual y de género está a la orden del día en Ciudad Juárez.

Una conclusión que desilusionó en parte a su editora francesa, explica Fernández, “que esperaba que termináramos el libro con un culpable”. Fernández y Rampal, periodistas del francés Courrier Internacional, comenzaron a interesarse por el caso en 1995, a raíz de un artículo.

Durante dos años, los autores se reunieron con cualquiera que pudiera aportar un testimonio al caso, desde las víctimas hasta los inculpados encarcelados, pasando por los policías supuestamente corruptos.

Los autores afirman que nadie obstaculizó su trabajo sobre el terreno, ni tampoco recibieron presiones. “Sin embargo, todo el mundo sabía que estábamos allí”, cuenta Fernández, que asegura que si bien la policía nunca impidió su trabajo, les hizo varias demostraciones “de fuerza” para enviar un mensaje que implicaba un cierto control.

Los autores destacan que los obstáculos legales y políticos dificultan enormemente el esclarecimiento de los casos. “Por un lado, existen enormes obstáculos judiciales”: a finales de 2007 prescribieron los crímenes cometidos en 1993 y 1994. A ello se une que en México no se abre un expediente si la desaparecida no es hallada, viva o muerta.

El caos en la competencia de las autoridades, a tres niveles diferentes, dificulta también la solución del misterio. Las pugnas políticas desempeñan también un papel crucial en el caso, afirman los periodistas. Si el anterior presidente, Vicente Fox, tomó iniciativas limitadas para esclarecer los casos, menos ha hecho el actual. “Calderón envió fuerzas militares recientemente, pero su objetivo era luchar contra el narco, no esclarecer los casos, de los que nunca habló”.

Pese a lo desesperante del caso, los autores se muestran optimistas: “Ciudad Juárez no es un caso perdido, habrá justicia, pero para ello hay que mantener la presión internacional y es necesaria una solución global, que toque todos los factores económico-sociales que confluyen en el lugar”, sostiene Rampal.

De momento, en lo que va de año, ya son 40 las desaparecidas y entre ocho y 10 los cadáveres encontrados. Las autoridades minimizan las cifras y muchos intentan negar la leyenda negra de Ciudad Juárez.

“Las autoridades creen que más de 400 muertas en 15 años es poco y critican a las ONG, asociaciones internacionales y gente como nosotros por considerar que intentamos hacer dinero de la tragedia. Los empresarios también critican que toda esta ‘leyenda negra’ perjudica la inversión”, afirman.



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