Para Miguel García, subdirector de la Biblioteca de México (con casi 20 años de laborar en la misma), esta institución ha marcado el modelo de bibliotecas que hay en el país. Su importancia se finca en su funcionamiento y éste en gran medida se ha dado por los renombrados intelectuales que la han dirigido, desde José Vasconcelos, pasando por Jaime García Terrés, hasta Eduardo Lizalde, entre otros.

La Biblioteca de México ocupa desde su fundación un edificio de 28 mil metros cuadrados que es un monumento histórico. El mantenimiento de este inmueble absorbe gran parte del presupuesto con que cuenta, otorgado por Conaculta, y que asciende a 25 millones de pesos.

En su interior se resguarda un acervo cercano a 275 mil libros, aunque si se toman en cuenta otras unidades de información como periódicos, revistas y videos, la cifra sube a 520 mil. La mayor parte del acervo está catalogado y disponible tanto en ficheros como en una terminal electrónica, aunque también existe un rezago de entre 5 y 8 mil volúmenes.

En su interior laboran 250 personas y se procura que los encargados de atender al público en las salas de lectura sean bibliotecarios profesionales o pasantes. "La biblioteca busca profesionalizar cada una de sus actividades, ya sea en el ámbito de los servicios de información, en atención al público o promoción de actividades culturales y de fomento a la lectura", asegura García, y agrega que la principal carencia de la institución se encuentra en la disminución paulatina del personal calificado, técnico y profesional: "La biblioteca ha visto disminuido su personal por diversos factores: congelamientos de plazas, retiros voluntarios. Por otro lado tenemos personal que hemos ido seleccionando por su perfil y nivel, pero quizás no le hemos retribuido salarialmente lo que deberíamos y quisiéramos. Por lo demás, quisiéramos tener un mayor presupuesto para la adquisición de libros, para la renovación de mobiliario, para la ampliación de las actividades culturales y de fomento a la lectura. Esa es una lucha permanente."

Al año la biblioteca recibe alrededor de 2 millones de usuarios, así como entre 5 y 7 mil volúmenes, comprados directamente la mayoría aunque también reciben donaciones por parte de la DGB.

Aunque se le considera como un archivo eminentemente escolar, el público que la visita es heterogéneo. No sólo cuenta con un espacio infantil con más de 25 mil volúmenes distribuidos en 5 mil metros cuadrados, o con un sala especial para invidentes, también tiene salas de exposiciones, videoclub, cineclub, auditorio, aulas para talleres, cafetería y librería.

El Fondo México fue creado en 1995, bajo la administración de Jaime García Terrés, con el fin de congregar en un solo espacio, diseñado en madera y metal en estilo colonial, libros que tuvieran que ver específicamente con el país. El Fondo Reservado, por su parte, resguarda y preserva lo más valioso en cuanto a materiales documentales: libros del siglos XVI al XIX, incunables americanos y europeos, todos preservados con condiciones de resguardo y seguridad óptimas gracias a las gestiones del actual director y de un patronato.

La biblioteca es una de las sedes para la donación que hizo la Fundación Gates a la Red Nacional de Bibliotecas Públicas. En el futuro contará con estaciones de trabajo con acceso a internet, además del acceso al catálogo general vía internet.

"Las bibliotecas en el país de alguna manera contienen la estructura y la forma de funcionar de la Biblioteca de México ?concluye García?. Cuando inicia este programa se retoma la experiencia de funcionamiento y de trabajo con el público que ya se tenía. En ese sentido la Biblioteca de México está clonada en las 6 mil instalaciones que hay. Guardando las debidas proporciones, la Biblioteca de México sigue siendo un fenómeno digno de reconocer."