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Kentridge, del arte personal al arte político

Sonia Sierra| El Universal
Viernes 13 de marzo de 2015

El Museo Universitario de Arte Contemporáneo de la UNAM expone "Fortuna", una muestra sobre los procesos creativos del artista sudafricano William Kentridge. Yadín Xolalpa / EL UNIVERSAL

La exposición ocupa toda la sala nueve del Museo, con 284 obras: 38 dibujos, 184 grabados, 35 esculturas y 27 películas que se ven en pequeñas secciones de la sala. Yadín Xolalpa / EL UNIVERSAL

Estas películas muestran los procesos y problemáticas que tanto inquietan a este artista nacido en Johanesburgo en 1955 y que en sus obras hace referencia al colonialismo, al apartheid y la comisión de la verdad, los migrantes, la memoria, las violaciones de derechos humanos. Yadín Xolalpa / EL UNIVERSAL

Para Kentridge el proceso de construcción de una obra de arte y el de tomar elementos de la realidad y fragmentarlos en su espacio de trabajo, su taller, es tan importante o más que el resultado final de la obra. Yadín Xolalpa / EL UNIVERSAL

El estudio del artista es una suerte de laboratorio. Una alta dosis de incertidumbre y ambigüedad componen su creación. Yadín Xolalpa / EL UNIVERSAL

Las películas de Kentridge, hechas con sus propios dibujos, narran microhistorias donde los personajes son seres a menudo solitarios, donde hay escenas cargas de ternura o humor, pero también escenas de dolor, persecuciones, enfermedad, un vacío profundo. Yadín Xolalpa / EL UNIVERSAL

La selección de las obras resalta la interrelación de disciplinas, en lugar de centrarse en temas. Yadín Xolalpa / EL UNIVERSAL

Su obra transita libremente a través de cine, escultura, grabado, libros de artista, performances y obras de teatro. Yadín Xolalpa / EL UNIVERSAL

Kentridge, del arte personal al arte poltico

TEMAS. El artista nacido en Johanesburgo en 1955 hace referencia en sus obras al colonialismo, al apartheid y la comisión de la verdad, a los migrantes, a la memoria y a las violaciones de derechos humanos. (Foto: YADIN XOLALPA / EL UNIVERSAL )

El Museo Universitario de Arte Contemporáneo presenta 284 obras del sudafricano: dibujos, grabados, películas y esculturas

ssierra@eluniversal.com.mx

La pregunta por el lugar desde dónde se produce la obra artística es permanente y determinante para los artistas de Sudáfrica y de los países de América Latina. La política en estas naciones del “margen” —a diferencia de lo que pasa en Estados Unidos o en Europa— es troncal no sólo en el resultado de sus obras sino en sus procesos.

En gran medida ese pensamiento ha marcado la ruta que recorre Fortuna, la exposición de William Kentridge que este sábado llega al Museo Universitario de Arte Contemporáneo de la UNAM, tras presentarse en ciudades de Brasil y Colombia.

Es una exposición que ocupa toda la sala nueve del Museo, con 284 obras: 38 dibujos, 184 grabados, 35 esculturas y 27 películas que se ven en pequeñas secciones de la sala. Estas películas son sin duda las piezas que mejor muestran los procesos y problemáticas que tanto inquietan a este artista nacido en Johanesburgo en 1955 y que en sus obras hace referencia al colonialismo, al apartheid y la comisión de la verdad, los migrantes, la memoria, las violaciones de derechos humanos.

Para Kentridge el proceso de construcción de una obra de arte y el ejercicio de tomar elementos de la realidad y fragmentarlos en su espacio de trabajo, su taller, es tan importante o más que el resultado final de la obra.

Ayer, durante un recorrido por la exposición, el artista comentó que le interesa mostrar ese proceso, entre otras cosas, porque “la fragmentación del mundo ocurre en el estudio. Parto de la idea de que el significado se construye, no es algo que está dado, que recibimos, es un proceso en construcción, es cómo damos sentido el mundo”.

No hay coherencia en la forma como se construye ese sentido, reconoció; en cambio hay una alta dosis de incertidumbre y ambigüedad. En ese sentido, el estudio del artista es una suerte de laboratorio.

Las películas de Kentridge están hechas con sus propios dibujos; narra microhistorias donde los personajes son seres a menudo solitarios, donde hay escenas cargadas de ternura o de humor, pero también escenas de dolor, persecuciones, enfermedad, un vacío profundo. En ellas, hechas casi siempre en el gris del carboncillo y con algunas líneas azules, un objeto se deforma en un paisaje y luego pasa a ser una persona o un animal. Hay referencias a los inicios del cine, y la música clásica o una ópera acompañan las piezas.

¿Cómo está ahí lo político? El artista comentó que a veces “a través de la historia personal se puede contar una determinada situación política. O, en una situación política puede emerger determinada psicología del autor”.

Se trata también de indagar qué significa hacer arte desde Sudáfrica, Asia, América Latina: “En estas regiones la política sigue siendo una pregunta central en la producción artística, es un eje troncal, eso afecta la manera en que es producida y percibida”.

Interrelación de disciplinas

Cuauhtémoc Medina, curador en jefe del MUAC, comentó que las animaciones y videos abordan “las problemáticas de economía y sociedad en un mundo en desarrollo, el crecimiento de las megalópolis bajo las lógicas del Capitalismo. Parte de su trabajo ha sido una gran oda, épica y trágica de la especulación, el crecimiento de la ciudad y el efecto de esto en nuestra memoria, además de las tensiones políticas alrededor”.

La curadora Lilian Tone explicó que la selección de las obras resalta la interrelación de disciplinas, en lugar de centrarse en temas: “Se toma el concepto de Fortuna como un punto de acceso a la obra de Kentridge. Su obra transita libremente a través de cine, escultura, grabado, libros de artista, performances y obras de teatro”. Contó que ya Kentridge había escrito un ensayo llamado Fortuna, donde uno de los asuntos era esa ambivalencia entre lo mucho que el artista dirige y lo mucho que se deja dirigir por la obra.

Acerca del proceso creador, Tone abundó que para sus animaciones hechas a mano, que llama “dibujos para proyección”, Kentridge “laboriosamente crea, borra y vuelve a trabajar dibujos al carbón que son fotografiados y proyectados como imágenes en movimiento; estas animaciones exploran una tensión entre objeto y performance capturando el proceso de trabajo del artista con cuestiones difíciles como el legado del apartheid y el colonialismo. Todo el trabajo fue creado en circunstancias extraordinarias, en momentos de cambio profundo en Sudáfrica”.

Previo a la inauguración de la muestra, Kentridge cumplirá un viejo sueño de su juventud: conocer en el DF obras de los muralistas mexicanos. El sábado a las 12 horas, una hora antes de la inauguración, ofrecerá la conferencia “Pensamiento periférico”, en el Museo.



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