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Impunidad y misterio, 40 años sin el poeta Roque Dalton

José Meléndez / Corresponsal| El Universal
Sábado 09 de mayo de 2015
Impunidad y misterio, 40 aos sin el poeta Roque Dalton

DIFICULTADES. Roque Dalton soportó exilio y persecución durante varios años de su vida. (Foto: ESPECIAL )

Acusado de tener nexos con la CIA, el poeta salvadoreño fue asesinado por la propia guerrilla

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San José. —Cuando el periodista salvadoreño Juan José Dalton García se sentó en 1993 a entrevistar a Joaquín Villalobos, su compatriota y uno de los comandantes que dirigió la sangrienta guerra de guerrillas en El Salvador de 1980 a 1992, le soltó una pregunta directa, precisa pero dolorosa: ¿Por qué mató a mi padre?

Dalton García y su familia acusaron en 2013 a Villalobos, ahora analista político, asesor de paz en Colombia y excomandante del exinsurgente, izquierdista y gobernante Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), y a Jorge Meléndez, otro jefe insurgente, por el asesinato de su progenitor, el poeta salvadoreño Roque Antonio Dalton García, víctima de una ejecución extrajudicial ocurrida el 10 de mayo de 1975 en El Salvador y acusado de estar al servicio de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

“Desde 1993 hasta la fecha, Villalobos ha tenido una actitud cambiante”, explicó el periodista salvadoreño, consultado por EL UNIVERSAL. “En la entrevista que me dio, si bien tuvo algo de evasiva, reconoció que había cometido el crimen y que era ‘el error más grande de su vida’. Luego en otras entrevistas él se ha desmentido”, subrayó.

“El crimen sigue en la impunidad y los dos gobiernos de izquierda en El Salvador han protegido a los asesinos de Roque Dalton”, añadió, al recordar que el anterior presidente salvadoreño —Mauricio Funes— y el actual —Salvador Sánchez— llegaron a la Presidencia como candidatos del FMLN. De manera reiterada, Villalobos y Meléndez han negado su responsabilidad en el asesinato.

Sin que nadie haya sido encarcelado por el confuso caso, Dalton sigue en el centro de un debate ideológico-literario. A 40 años de su crimen, el poeta-político que recorrió Asia, Europa, América Latina y el Caribe de 1953 a 1975 y soportó exilio y persecución en una lucha interna y externa de rebeldía aunque siempre sonriente y de buen humor, como le describieron sus amistades latinoamericanas y caribeñas del mundo literario, continúa generando lamentos o arrepentimientos.

Su vida fue de literatura, estudio, debate, inconformidad permanente y violencia armada en contra de la oligarquía económico-militar de El Salvador que, a sangre, fuego e intolerancia, mantenía hundidos en la miseria y la marginación a millones de salvadoreños a lo largo del siglo XX.

Nacido el 14 de mayo de 1935 en El Salvador, hijo de la enfermera salvadoreña María García y del empresario estadounidense Winnal Dalton Jr., el “Flaco” fue un futbolista que, durante sus épocas de primaria y secundaria en exclusivos centros de educación católica de la capital salvadoreña, ganó fama como eficiente centro delantero, pero también como inquieto poeta en formación.

Al viajar a Chile en 1953 a proseguir los estudios en Derecho, que inició en su país, se topó con las ideas marxistas e inició un periplo mental que le colocó en 1957 en la Unión Soviética, para brincar luego a Cuba y convivir con la revolución cubana que triunfó en 1959 en una guerra de guerrillas y que le marcó de por vida. En marzo de 1955 se casó con la salvadoreña Aída Cañas, con quien procreó a sus hijos Roque Antonio, Juan José y Jorge.

Afiliado al Partido Comunista Salvadoreño y convertido en blanco de la represiva clase gobernante de su tierra, vivió en idas y venidas de México a Cuba, al campo socialista de Europa del Este y a una fase de ocultamiento.

Ya reclutado por la inteligencia cubana, en septiembre de 1964 fue capturado en El Salvador tras ingresar por vías clandestinas y sometido a interrogatorios de un agente de la CIA destacado en la estación en la capital salvadoreña. Allí quedó la clave de su muerte y de la intriga de sus compañeros de guerrilla, que nunca pudieron por qué, sorpresiva y extrañamente, Dalton logró en octubre de ese mismo año escapar de una prisión salvadoreña tras férreos interrogatorios y ofertas de convertirse en informante de la CIA.

Las dudas crecieron a partir de estos hechos sobre Dalton, que en su fuga logró llegar a México y a Cuba para reincorporarse a la insurgencia, sin despojarse de su creación literaria constante ligado a Casa de las Américas, corazón de la intelectualidad revolucionaria en La Habana desde 1959. En 1973, mientras ardía el fragor de la Guerra Fría, se integró en El Salvador a la guerrilla del entonces Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), cuyo líder era Edgar Alejandro Rivas Mira.

Fiel a su rebeldía, con Rivas Mira (ya fallecido) abrió debates calificados de revisionismo ideológico: sus compañeros de subversión le reprochaban colocar los intereses de la pugna entre Estados Unidos y la entonces Unión Soviética, por encima de la revolución latinoamericana y le tildaban de pequeño burgués no revolucionario.

Estas y otras dudas y reclamos de fallas o errores precipitaron los sucesos que condujeron a su asesinato… por orden de la jefatura del ERP, que en 1980 se integró al FMLN. El periodista e hijo del poeta relató a este diario que Rivas envió a un trío de dirigentes del ERP, para que arrestaran a Dalton y a Armando Arteaga, otro guerrillero, en abril de 1975, y someterles a juicio.

El hijo contó que “tenemos la sospecha de que fue Rogel quien mató a Arteaga y Villalobos a Dalton, mientras Meléndez vigilaba el cumplimiento de la orden”.



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