Al presentar su más reciente publicación, "Muerte súbita", galardonada con el XXXI Premio Herralde de Novela, el escritor mexicano Álvaro Enrigue (1969) expuso que surgió a partir de comprobar que el pintor Caravaggio era un gran tenista.

Acompañado del director del Instituto de México en España, Pablo Raphael, y del escritor español Marcos Giralt, Enrigue comentó que le interesó esta historia luego de leer que la palabra tenis se escribió, por primera vez, en una excomunión en 1451.

Al indagar más sobre el deporte, comprobó que Michelangelo Caravaggio (1571-1610) "fue un gran tenista" y que las pelotas se elaboraban con pelo humano.

En el Instituto de México en España, destacó que del pintor le interesó el hecho de que más allá del resultado de sus pinturas, lo importante era el proceso que lo llevaba; "era algo que le generaba preocupación", acotó.

Sostuvo que además de ser un gran pintor, Caravaggio era tenista de aquellos años en que se jugaba como una mezcla de tenis con rugby y futbol, y que se debió ir de Roma, porque asesinó a otra persona en una batida a duelo y le pusieron precio a su cabeza.

A partir de ese momento, 1606, pintó algunas de sus más importantes obras, como las decapitaciones de San Juan Bautista o de David y Goliat, con las que al parecer expresaba al Papa que era su cabeza por la que se puso precio, y se representaba en ella, refirió Enrigue.

En la novela aparecen personajes como Galileo, pero también México, a través de Hernán Cortés y la Malinche, ya que un personaje clave es el Duque de Osuna, quien tenía a Quevedo como amigo y le dedicó varias obras.

"Lo que vi es esta relación de personajes con cosas como el tenis, la amistad de Caravaggio con Galileo, cómo una nieta de Cortés es una de las más ricas en España, por ese entonces, y cómo su abuelo conquistador muere en el olvido y la desgracia", expresó.

rqm