Lunes 20 de noviembre de 2000
Oscar Wilde, últimas palabras
Las últimas palabras de Oscar Wilde fueron recogidas por su amigo Maurice Gilbert, un amigo de los últimos tiempos, fiel y maravilloso, según lo estima el autor de ?El retrato de Dorian Gray?, Wilde lo conoció por una ?Absurda casualidad?, en una librería detrás de la ópera, en París, en este encuentro, Maurice no sabe quién es Wilde, los meses de agonía él será quien cuide del escritor, y no era tarea fácil ni gratificante, equis día, Maurice le pregunta a Wilde: ?¿Por qué ya no escribes ahora??, Wilde responde: ya no tengo en absoluto nada que decir, y, en cualquier caso, ya lo habría dicho.
Wilde, enfermo, disminuido tras la operación que le practicó el doctor Tucker, en París, el 10 de octubre de 1900, no se resigna a su tratamiento, bebe ajenjo y champaña, tiene miedo, quiere vivir, sufre dolores y ha envejecido notablemente. no puede soportar el dolor: ?Las serpientes están en mi cabeza?.
El 30 de noviembre, delira: ?Ha sido un verano caluroso verdad, trataré de coger un coche esta mañana pero él me dijo que era demasiado lejos, sabes, cuando encontraron el cuerpo de Cristo, y entonces seré otra vez señor del lenguaje y señor de la vida, ¿Estás de acuerdo, madre? Sabía que causaría una gran sensación?.
Entre enigmático e incomprensible, Wilde muere a las dos menos diez de la tarde del viernes 30 de noviembre de 1900, tiene cuarenta y seis años de edad, cumplidos el mes anterior.
El 29, por la mañana, el padre Cuthbert Dunn, de la orden de los pensionistas, le administra la extrema unción y el bautismo, convirtiéndolo así al catolicismo, según deseos expresos de él, formulados a su amigo Robert Ross.
Fallece en el modesto cuarto del hotel D'Alsace, el 3 de diciembre, a las siete de la mañana, se efectuó el entierro, se celebró misa rezada y un funeral en la iglesia parisiense de Saint-Germain-des Prés, y el cortejo, no muy nutrido, integrado por 57 personas, se dirigió al cementerio de Bagneaux, tardando hora y media en llegar. Hubo 24 coronas de flores, algunas de mandatarios anónimos, quedó enterrado en la sepultura 17, de la fila octava, de la quinceava división, de concesión temporal.
En 1909, a iniciativa de Ross, y gracias a la generosa aportación de miss Adela Schuster, amiga y admiradora del escritor que donó 50 mil francos para el mausoleo erigido en Pere Lachaise, obra moderna, estilizada, de cemento, creada por el escultor Epstein. Se halla en la avenida Carette, manzana 89, próxima al muro de la avenida circular, la he visitado.
El epitafio más cabal, lo escribió el propio Wilde: ?Puse todo mi genio en mi vida, y sólo mi talento en mis obras?, en realidad escribió genialmente y tuvo talento suficiente para vivir su vida plenamente vivida.


